El 15 de marzo de 2011 se desataron protestas ciudadanas en las ciudades sirias de Damasco y Alepo. Reclamaban reformas democráticas y la libertad de presos políticos.
Eran los días de la Primavera Árabe. Rebeliones y levantamientos que empezaron en Túnez y se esparcieron por Egipto, Yemen, Libia. Siria era uno más.
Pero esas protestas ciudadanas desencadenaron una guerra civil en la que se metió Rusia y las potencias occidentales, que dejó 388 mil muertos y una gigantesca crisis de refugiados con 12 millones de personas movilizadas. Encima, en el medio estuvo el surgimiento, crecimiento inusitado y posterior caída del movimiento terrorista Estado Islámico, que tuvo en vilo al mundo.
Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, habló de una “pesadilla viviente” al cumplirse el aniversario:
Durante 10 años, el mundo ha mirado cómo Siria caía en una espiral de destrucción y derramamiento de sangre.
Los sirios han sido sometidos a violaciones de derechos humanos a escala masiva y sistemática. Las partes implicadas en el conflicto también han violado repetidamente la ley internacional humanitaria, hasta ahora con total impunidad.
Ya han pasado diez años y todavía no se han depuesto del todo las armas. Incluso el gobierno de Joe Biden, en EEUU, recientemente bombardeó posiciones de milicias apoyadas por Irán en territorio sirio.
¿En qué está hoy el conflicto en este país? Lo conversamos con la experta en mundo árabe Susana Mangana.