En entrevista con En Perspectiva el diputado del Partido Socialista (FA) Roberto Chiazzaro, criticó el ingreso de Uruguay “en solitario” a las negociaciones del TISA y la utilización de listas negativas, porque ponen en la mesa de negociación "todos los servicios que existen o puedan existir".
EN PERSPECTIVA
Martes 28.04.2015, hora 8.16
EMILIANO COTELO:
Que es un "boniato al servicio del gran capital y contra los intereses de los pueblos". Que tiene un “componente de secretismo muy alto". Que “va a supeditar al país más chico a una situación de mayor dependencia". Que Uruguay no va a lograr salir “indemne frente a EEUU o la Unión Europea [UE]"
Estos son sólo algunas de las objeciones que se han hecho al TISA, Trade In Services Agreement, un acuerdo multilateral que promueve la liberalización del comercio de servicios, procurando que no haya restricciones o barreras de acceso entre los estados firmantes.
En diciembre Uruguay fue aceptado como miembro de estas negociaciones y en febrero participó por primera vez, lo que precipitó varios cuestionamientos, principalmente del PIT-CNT y también de algunos sectores del propio oficialismo, entre ellos la llamada “ala ortodoxa” del Partido Socialista [PS].
Ya escuchamos el punto de vista del gobierno, cuando entrevistamos al canciller, Rodolfo Nin Novoa. Hoy vamos a profundizar en el otro punto de vista y para hemos invitado a Roberto Chiazzaro, licenciado en Relaciones Internacionales y diputado del PS, Frente Amplio [FA].
RICARDO CHIAZZARO:
Quisiera hacer una precisión. Usted me define como ortodoxo y yo no lo soy, no me considero en absoluto ortodoxo.
EC – Yo utilicé una categoría que se suele utilizar, incluso en la propia interna del FA, para definir a una parte del PS.
RC – Pero me gusta hacer la aclaración: yo no soy ortodoxo ni somos ortodoxos, ser ortodoxo es ser dogmático, y nosotros de dogmáticos no tenemos nada. Hecha esa aclaración, vamos a hablar del TISA, pero me parece bueno hacerla.
EC – Está bien. Empiezo con esta pregunta: en marzo de 2013, hace dos años, 23 países miembros de la Organización Mundial de Comercio [OMC], incluyendo la UE y Estados Unidos, comenzaron estas negociaciones para este acuerdo multilateral, TISA, que se hacen al margen de la Ronda de Doha y de la propia OMC. ¿Por qué interpreta usted que se dio aquel paso?
RC – Está muy buena su pregunta, está genial empezar así. Usted hace una precisión que es absolutamente cierta: estos 23 países comienzan a negociar fuera de la ronda de la OMC, fuera del organismo. ¿Por qué?, porque la anterior ronda de negocios y liberación de servicios que culmina no exitosamente para los intereses de las transnacionales hace que, justamente, estas hagan un nuevo intento por liberar el comercio de servicios. ¿Por qué digo que no fue exitoso el resultado de aquella ronda, que fue el llamado AGCS [Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios]?, porque cuando uno negocia en la OMC los países pueden expresar diversos tipos de intereses, lo que se dio básicamente fue un interés en intercambiar por parte de los países subdesarrollados beneficios en las exportaciones agropecuarias a cambio del otorgamiento de servicios. Cuando se crea la OMC como consecuencia del desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, a los países desarrollados se les dio un beneficio que hasta el día de hoy detentan: el de poder subsidiar sus productos alimenticios; a diferencia de lo que sucede con los países subdesarrollados, que no podemos subsidiarlos, estamos en una situación de absoluto desequilibrio en la OMC. En esa negociación de servicios los países subdesarrollados dijeron “Muy bien, estamos dispuestos a otorgar servicios, ustedes cedan a los beneficios y los subsidios que le otorgan a los alimentos”. Hasta el día de hoy Uruguay, un país agroexportador, tiene grandes dificultades para colocar su producción en Estados Unidos o en Europa porque no puede competir en muchos aspectos debido a los subsidios con los cuentan los países des. Esa situación injusta se buscó paliar en esa negociación.
EC – ¿Y para usted es muy importante este origen de las negociaciones, entonces?
RC – Por supuesto, porque se está negociando con toda otra normativa total y absolutamente diferente a lo que se negoció en la OMC. En alguna medida lo que le diría es que en estas negociaciones del TISA lo que se busca es crear una nueva normativa de negociación internacional que beneficia a los intereses básicamente de las transnacionales, y que busca penetrar en los mercados regulados de los países subdesarrollados. ¿Qué es lo que se busca con estas negociaciones?, desregular absolutamente el comercio de servicio, liberarlos, expandir el comercio a costa del sacrificio que tienen que hacer los países subdesarrollados.
ROMINA ANDRIOLI:
Si entiendo bien usted lo que está planteando es que el hecho de que se haga por fuera de la OMC hace que los países no desarrollados no tengan una carta para jugar con el tema de pedir, por ejemplo, la quita de subsidios en los países desarrollados.
RC –Exacto, ese es el tema. Dentro de esta ronda de negocios que se está haciendo fuera de la OMC los países subdesarrollados no tienen la posibilidad de acogerse a eso. Lo que se busca es generar una serie de acuerdos para luego, sí, esos acuerdos institucionalizarlos en la OMC: arreglo por fuera de la OMC, llego a determinados acuerdos y luego los introduzco en la OMC y estoy dentro de su normativa. Ese es el objetivo de esta negociación por fuera de la OMC. Esto es lo que me hace mirar en forma preocupante este tipo de negociaciones.
A eso agréguele el otro factor que señalaba Cotelo, que es muy importante: el secretismo. ¿A qué me refiero?, a que hay obligaciones claras que contraen cada uno de los países miembros cuando se pone a denunciar, de no divulgar el contenido de los acuerdos. Fijese que en un anexo referido al comercio financiero, que se filtró por WikiLeaks, se establece que las negociaciones deberán permanecer en secreto durante cinco años. Esto no es privativo del TISA, tenemos otras negociaciones, como la que tiene la UE con Estados Unidos por el Acuerdo Transpacífico, donde también se exigen cláusulas secretas. Allí las exigencias son de hasta 30 años de mantenimiento del secreto, los diputados europeos cuando acceden a la información deben entrar a lugares a leer las cláusulas asumiendo el compromiso de no entrar ni una libreta de apuntes en la que podrían sacar alguna información, contraen la obligación de no divulgar absolutamente nada de lo que se está negociando. Uno pregunta: ¿y por qué tanto secreto?, ¿cuál es el motivo del secreto? Es una buena pregunta.
EC – De todos modos usted sabe que desde el gobierno, pienso en el canciller Nin Novoa y en el ministro de Economía [Danilo Astori] se ha insistido mucho en que vale la pena que Uruguay integre ese grupo para estar dentro de las negociaciones. ¿Para qué?, para estar adentro, para averiguar de manera directa qué tan beneficioso o perjudicial puede ser el acuerdo, y después, cuando se tenga toda la información, resolver si vale la pena firmarlo o no.
¿Qué dice usted a propósito de este argumento?
RC – Son dos argumentos los que se han dado. Yo pienso lo siguiente: se ha dicho que, tal cual señala usted, es bueno estar adentro de las negociaciones para tener información, y también se dice que es muy bueno estar allí para poder incidir y defender los intereses de Uruguay. Una crítica que le hago a esta negociación en la cual Uruguay se ha embarcado es que Uruguay va a negociar en solitario, va aislado, sin formar parte del bloque al cual Uruguay pertenece, el Mercosur. De eso vamos a hablar después, de quiénes están integrando este acuerdo y quiénes no, lo cual es muy importante.
EC – ¿Usted dice que si Uruguay estuviera participando como parte del Mercosur no lo objetaría?
RC – Yo iría en una situación de mayor tranquilidad en cuanto mis posiciones son compartidas por potencias, como lo es Brasil, que tienen una voz que se escucha. Porque justamente lo que le quería decir es que aquí se dice que existe la posibilidad de que Uruguay pueda incidir en estas negociaciones, y yo creo que el peso específico de Uruguay no le da la capacidad de incidir individualmente.
Le voy a dar una cifra: Estados Unidos es el principal exportador de servicios, ocupa aproximadamente el 19% del comercio mundial de servicios. Es una potencia declinante, pero hoy Estados Unidos está exportando 683.000 millones de dólares en servicios; Uruguay exporta 4.200 millones, de los cuales lo más importante son las exportaciones de servicios turísticos y viajes, o sea que estamos más o menos en una cifra de 1.200 millones de comercio global. Yo no creo que Uruguay tenga capacidad de incidir, menos con la UE. Yo creo que las negociaciones se deben hacer en bloque, esa es una realidad. Desde ese punto de vista considero que es riesgoso [hacerlo en solitario]. ¿Qué sucede cuando voy a negociar? Uruguay ha participado de la primera ronda y no ha firmado nada, como bien lo dice el señor ministro, todavía no hemos asumido ningún compromiso. Pero si estoy allí negociando algún compromiso voy a tener que asumir, porque como bien dice el ministro: tenemos intereses ofensivos y defensivos. Para que esto sea algo positivo para Uruguay, porque a uno le interesa que Uruguay negocie positivamente -estamos hablando de puestos de trabajo, de desarrollo, queremos que eso exista- nos parece muy importante que haya un conocimiento de los contenidos del acuerdo.
EC – Entonces, si Uruguay estuviera participando como parte del Mercosur usted no lo objetaría, le parecería bien desde ese punto de vista de estar, conocer de qué se está hablando, y eventualmente incidir.
RC – Yo creo que de esa manera nosotros podemos incidir…
EC – ¿Y en ese caso caería la otra objeción, la del “secretismo”?
RC – Si, también caería la objeción del secretismo. Creo que es muy importante para una sociedad democrática que los temas estén en conocimiento de la sociedad.
EC – Pero la reserva que pauta estas negociaciones a esta altura ya es un hecho inamovible. ¿Eso lo aceptaría siempre que Uruguay participara como parte del Mercosur?
RC – Diría que eso se vería bastante amortiguado. Hay una decisión tomada de participar por parte del gobierno que yo no estoy en condiciones de cuestionar. Es más, Uruguay ya está participando, no del acuerdo sino de las negociaciones, todavía no ha firmado absolutamente nada. Yo lo que me temo es que en una negociación yo pueda estar dando concesiones y me gustaría saber cuáles son.
No obstante ello, como usted bien me lo señalaba, ayer tuvimos la agradable noticia de que el ministro Nin Novoa anuncia que se va a conformar una comisión. Yo miraba en televisión que en esa comisión -que va a estar integrada por otros ministerios, como Industria y Economía- se van a evaluar los contenidos del TISA y se va a dar a conocer a la fuerza política cuáles son, en líneas generales, los contenidos del TISA. De esa manera la fuerza política en su conjunto puede estar incidiendo.
Creo que al sistema democrático en su conjunto le hace bien, muy bien, el conocimiento público de los temas que trata el Estado.
EC – Una pregunta más a propósito de esa condición que usted ponía, la de que Uruguay en todo caso participara pero negociando como parte del Mercosur, ¿eso es viable hoy?, ¿qué posición tiene el Mercosur?
RC – No, realmente no es viable. Fijese que justamente dentro de los países que están negociando, los otros tres países del Mercosur no están presentes, Argentina, Brasil y Venezuela. Yo lamento profundamente estar negociando en solitario junto con Paraguay, que es el otro miembro del Mercosur. Yo creo que estamos negociando en una condición desventajosa. Es desde ahí que tengo un pensamiento crítico.
EC – Usted pone una condición que por lo visto no es realizable. Primero tendríamos que convencer a Argentina y a Brasil de que intervinieran en las negociaciones del TISA.
RC – No creo que los convenzamos, yo estoy señalando el inconveniente de esta negociación en solitario. Yo me retiraría de esta negociación, es una opinión personal, porque entiendo que es mucho mejor intervenir en las negociaciones después de que vea con claridad el acuerdo. Porque insisto: me podré enterar, me enteraré después, cuando estén concluidas las negociaciones, y tengo un panorama general. Ahí con tranquilidad puedo ver cuáles son las normas que se están negociando, cuáles son los criterios, y ahí podré manifestar mis intereses ofensivos y defensivos. Eso para mí sería fundamental.
EC – Me permito insistir con el tema Mercosur: esa apuesta que usted hace, y que distintos sectores dentro del FA hacen con mucha fuerza, ¿no es justamente una especie de utopía? Acá tenemos un ejemplo: usted mismo dice que con el Mercosur sería otra cosa negociar en el TISA, pero resulta que con el Mercosur no logramos ponernos de acuerdo en algo así.
RC – Totalmente de acuerdo con usted, es cierto, usted me está diciendo, y mucha gente lo dice, que el Mercosur no está pasando por un buen momento. No lo está haciendo, yo diría que el mundo no está pasando por un buen momento, no es exclusivo del Mercosur. Después de la crisis financiera que estalló en 2008 tenemos economías como la de Estados Unidos, que muy lentamente se están recuperando, y como la de Europa, que no sale del marambo. De ahí la necesidad de este tipo de acuerdo: atrás de estos acuerdos están los intereses de las transnacionales que buscan penetrar en los mercados para reactivar sus economías. Hay elementos que son muy interesantes: hay países que se han retirado de la negociación, ayer teníamos una novedad, Singapur se retiró, y por algo se habrá retirado. Estamos tratando de averiguar por qué, porque en este secretismo que existe las informaciones que nos llegan son fragmentadas. También le cuento que ingresó a las negociaciones un nuevo miembro, el primer africano, Islas Mauricio. Son datos que me parecen importantes.
Usted me señala: el Mercosur es una utopía, yo le digo que no, no lo es, pregúntele a la industria automotriz si es una utopía. Acá en Uruguay existe industria automotriz porque existen justamente el Mercosur y las facilidades que se nos dan para producir, sin Mercosur no existiría, esto hablando de gran cantidad de mercados calificados. Con Mercosur existen los Fondos de Convergencia, que son muy importantes y que buscan equilibrar las asimetrías. Quizás los ciudadanos no lo sepan, pero la Ruta 26 se hizo a nueva con los Fondos de Convergencia que nos provee el Mercosur por ser uno de los países más pequeños dentro del bloque. O sea que el Mercosur no es una utopía, y Brasil, a pesar de la crisis que seguimos teniendo, sigue siendo nuestro principal destino de exportación. El Mercosur no es una utopía, se insiste mucho en ese tema, hay gente que entiende que no es beneficioso para el país, pero hasta el ministro Astori lo dijo: el Mercosur es imprescindible para el país, sin Mercosur no existimos.
EC – Con mis preguntas yo no estaba dejando implícito un planteo del tipo “abandonemos el Mercosur”, si no la otra posición, de la que también se habla: sepamos en determinados momentos zafar del corsé que significa el Mercosur, por ejemplo en estas negociaciones. Si el Mercosur no tiene manera de ponerse de acuerdo, vayamos por nuestra cuenta y no perdamos una oportunidad que, según el gobierno, hay que aprovechar.
RC – Yo tengo una duda, usted sabe que Uruguay no es la primera vez que está negociando servicios, tiene negociado un acuerdo de servicios dentro del Mercosur, acuerdo que no ha prosperado mayormente. Pero yo me pregunto si no sería bueno haber consultado a los miembros del Mercosur ¿Hemos hecho una consulta con los miembros del Mercosur?, yo no lo sé. Por eso cuando uno dice “vamos a hablar del TISA”, yo estoy hablando del envase y no de los contenidos, porque los contenidos no los sabemos.
RA – Usted decía que quizás vale la pena retirarse de las negociaciones, ver de afuera qué es lo que se está negociando y en todo caso después decidir. Ayer el ministro Nin Novoa manejaba un argumento en ese sentido: dado el peso de los actores que están participando en esta negociación es probable que, si se llega efectivamente a un acuerdo TISA, esto se meta dentro de la OMC.
EC – Él lo planteaba sí: si hay una determinada cantidad de países que adhieren a este convenio, el convenio se multilateraliza y va a la OMC y ahí se vuelve norma para los países que la integran, incluido Uruguay.
RA – Ahí Uruguay quedaría en una situación en la que tiene que cumplir el TISA sin haber participado en esas negociaciones.
RC – Vuelvo a repetir: si se va a esas negociaciones para participar e incidir, Uruguay no tiene capacidad de incidir. Yo no quiero estar en una ronda de negociación en la que no tengo absolutamente claras todas las normas; cuando digo “yo” me refiero al conjunto de la sociedad civil. Usted me dice: “pero, cómo, ¿usted, que es diputado del partido de gobierno, está desconfiando de sus propios compañeros?”. De ninguna manera, yo no estoy desconfiando, lo que digo es que es tal la vastedad de los temas que se tratan, que es bueno que participe la sociedad civil. Como bien señalaba el ministro Nin Novoa, si multilaterizamos este acuerdo TISA e ingresamos en la OMC yo estoy en condiciones de poder analizar con absoluta claridad qué es lo que está sucediendo, y ahí puedo hacerlo con las cartas vistas…
EC – No, pero lo que él dice es que Uruguay se puede llegar a encontrar con el hecho consumado, de que se multilateralice un acuerdo que lo obligue.
RC – Sí, pero cuando me obligan, me obligan a sentarme a negociar, y yo dentro de esa negociación diré qué es lo que me conviene aceptar y qué no.
EC – ¿Usted dice que en ese caso habría una instancia más de negociación?
RC – Por supuesto.
EC – Ah, a mí no me había quedado claro eso.
RC – Por supuesto…
RA – Yo entendí que él lo daba como un hecho consumado y que Uruguay iba a quedar…
RC – En el acuerdo TISA se están negociando dos cosas: por un lado las normas generales del acuerdo, y por otro cada país señala cuáles son sus intereses ofensivos y negativos. Usted dice: “Bueno, me interesa acceder al mercado de Estados Unidos libre de impuestos con productos de informática”, y a su vez el gobierno de Estados Unidos puede decir -que estoy seguro de que lo hace porque ya lo hizo cuando negociamos el TIFA-: “A mí me interesa mucho el tema de las compras gubernamentales”, y Uruguay va a responder: “No, compras gubernamentales no lo negocio”. “Bueno, me interesa mucho participar en el tema del agua”, “No, el agua no, porque es un monopolio y nosotros no lo vamos a dar”, “Bueno, ¿qué tiene Uruguay para ofrecer?”, y Uruguay dirá: “Tenemos para ofrecer esto o aquello”, porque yo pido pero tengo que dar. Esas son las negociaciones puntuales que usted hace en el seno de la OMC.
Primero están las negociaciones generales de los acuerdos: cuáles son las formas de negociación y las reglas de negociación básicas, por ejemplo: tema de solución de controversias. ¿Cómo se van a solucionar las controversias dentro del TISA?, se van a solucionar de una manera que a mí no me resulta satisfactoria: apelando a los tribunales arbitrales internacionales…
EC – ¿Pero eso no es lo habitual?
RC – No.
RA – El Mercosur los utiliza en algunos casos.
RC – Claro, pero no es un tribunal arbitral internacional sino de los miembros del Mercosur, es distinto, muy distinto. Usted fijese lo que le está pasando a Uruguay: Philip Morris, ¿dónde estamos negociando los derechos fundamentales de los uruguayos, con una legislación notable que llevó adelante nuestro gobierno, defendiéndonos del tabaquismo, que es el origen de tantas enfermedades dañinas para la población? Resulta que dañamos los intereses de Philip Morris y tenemos que ir a debatir. ¿Dónde?, ¿a nuestra justicia?, no, a un tribunal arbitral internacional. Yo no considero que eso sea justo o bueno, es una delegación de la soberanía del país, no estoy de acuerdo con ese tipo de negociaciones.
Usted me dirá: “El mundo está negociando así”, bueno, caramba, fijese que cuando el mundo le dijo a las transnacionales en la última ronda de de la OMC “Esto no va”, la OMC no negoció. En ese sentido fue importantísima la posición de India, que se paró de punta y dijo: “No, señores, no estamos dispuestos a conceder más si ustedes no nos conceden algo en materia de alimentos”, y entonces se negocia por fuera. O sea que no es un imposible, los países nos tenemos que unir, negociar y plantear nuestras posiciones con vehemencia, con la misma vehemencia que las plantean las transnacionales. Acá se está jugando ni más ni menos que el futuro de la población
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RA – Hay un aspecto que se ha mencionado mucho en estos días que es el hecho de que el TISA se negocie por “listas negativas”. Quienes están promoviendo el hecho de que Uruguay participe de este acuerdo dice que esto nos da la posibilidad de que en un aspecto delicado, como pueden ser los monopolios del Estado, Uruguay se resguarde. ¿Cómo ve usted esta particularidad de este acuerdo, que se negocie por listas negativas, diciendo qué es lo que no quiero negociar?
RC – Para mí es un aspecto absolutamente negativo. Las listas negativas son negativas para los intereses del país, valga la redundancia. En la OMC negociábamos por listas positivas: yo decía qué estoy dispuesto a dar una concesión en materia de telecomunicaciones, de turismo o de transporte, por ejemplo. O sea: concretaba exactamente lo que iba a dar.
En el TISA se da por supuesto que todos, absolutamente todos los servicios que existen o puedan llegar a existir están en la mesa de negociaciones. Fijese: que existen o puedan llegar a existir. Es tal la revolución tecnológica que existe en el mundo, que yo hoy, por ejemplo, no sé qué fuente de energía puede existir en el futuro, pero todo lo que pueda existir en materia de servicios está en negociación. Entonces, las empresas transnacionales me dicen: “Vamos a negociar por listas negativas”, yo digo todo lo que no estoy dispuesto a dar, y usted dice que estoy defendido. No, no estoy defendido: ¿y lo que viene?, yo no sé qué es lo que viene en el futuro. ¿Qué sucede?, estoy negando lo que no quiero dar, pero lo que venga en el futuro ya está concedido. Si yo digo, en materia de energía, que con la generación hidroeléctrica y con la eólica no voy a dar absolutamente nada, y mañana aparece una nueva fuente de energía, ya dije que no a dos fuentes pero a esta tercera fuente de energía que puede llegar a aparecer yo no me puedo negar.
RA – Pero hay un aspecto respecto a eso, veía unas declaraciones de Brígida Scaffo, que es la directora de Organismos Internacionales Económicos de la cancillería y que encabeza la delegación uruguaya que está negociando el acuerdo del TISA. Justamente en este sentido ella planteó, según recogía la diaria en una nota de hace algunos días, que “un acuerdo nunca nos puede atar para futuros cambios, porque los mercados cambian y nos pueden interesar unas u otras cosas. El compromiso del negociador es que el gobierno tenga las manos libres para legislar”.
RC – Bien, yo no voy a negar lo que la señora dijo y lo que ella piensa, lo que le digo es que toda la información que nos llega es que el concepto de lista negativa es así. Es más, Uruguay tiene negociado un acuerdo de servicios con México en base a listas negativas, y es así. Yo niego lo que estoy dispuesto a dar, pero lo que venga de futuro ya está concedido. Es una norma de la negociación con la cual no estoy de acuerdo, porque justamente, en la OMC negociábamos por lista positiva, entonces lo que estoy diciendo no es un disparate. ¿Por qué ese cambio, a quién beneficia?, creo que beneficia a quienes son los que tienen por delante una investigación impresionante en materia de nuevas tecnologías que saben que de continuo hay nuevos descubrimientos en materia tecnológica que yo no los tengo absolutamente a todos previstos.
EC – Han venido algunos mensajes de oyentes a propósito de la defensa del Mercosur y de la postura que usted defendía de que en todo caso Uruguay participara de estas negociaciones del TISA pero en el marco del bloque. Daniel, que se dedica al software, dice: “Argentina retiene 30% a los clientes que compran mi software, Chile, que no está en el Mercosur, retiene 15%. A ver, déjenme hacer cuentas…”.
RC – Si, está claro, evidentemente Argentina en ese rubro tiene aranceles muy altos. Fijese qué curioso: si lee las cifras de la UNCTAD [Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo] dicen que aquellos países que tienen tasas arancelarias más bajas son los que menos avanzan, sin embargo, los que tienen más altas -China, India, Pakistán- son los que avanzan más. Por ejemplo, el crecimiento de Estados Unidos en materia de servicios en una media que se mide entre 2000 y 2013 ha crecido 136%, India creció 780%. O sea que el hecho de que haya altos aranceles en materia de servicios evidentemente no es algo que impida el crecimiento, ¿me explico?
RA – Si, pero justamente el mercado de servicios ha crecido mucho en Uruguay y tenemos una industria como el software que es muy pujante…
RC – Yo me voy a atener a lo que dice el economista [José Manuel] Quijano en un artículo que publicó en el semanario Voces. Allí señala que en el período que va de 2000 a 2013 el crecimiento de servicios en Uruguay fue de 136%, uno de los más bajos de la región. Por debajo están México y Venezuela, por ejemplo Brasil está en un crecimiento en ese período de 300 y pico por ciento. Quijano atribuye esta merma de Uruguay a la crisis de 2002 -donde se restringió mucho en la plaza uruguaya los servicios financieros-, a la crisis que hemos tenido con el tema de los servicios portuarios y a que quizás la UNCTAD no pueda medir bien los servicios que se prestan en la zona franca y quizás el rendimiento de Uruguay sea más elevado, pero tampoco sería algo extraordinario. Ojo, [lo producido en zonas Francas] ocupa 6 o 7 puntos del PBI, no es algo menor pero no es un crecimiento que se considere absolutamente elevado de acuerdo a la información que se maneja de UNCTAD. Igual, usted sabe que es muy difícil cuantificar el volumen de negociación de los servicios, es más fácil cuantificar la importación y exportación de bienes debido al registro que existe de importaciones y exportaciones, entonces la cuantificación de servicios es dificultosa.
RA – De todas formas es un sector sumamente dinámico en la economía…
RC – Es un sector dinámico, evidentemente.
RA – Y por lo que veíamos incluso con el mensaje del oyente que vende software…
RC – Y tiene razón.
RA – … esta es una gran posibilidad, una gran apertura a mercados atractivos.
RC – Por supuesto, y tenemos que incentivarlo y trabajar por eso, pero con condiciones convenientes. Yo tengo que pensar en la globalidad de la economía y en la globalidad de los uruguayos. Tenemos que ver de hacer negociaciones que favorezcan al desarrollo del país, tengo que ser muy cuidadoso, porque como político tengo que estar pensando no en esta generación sino en las futuras, en qué les estamos dejando, qué negociaciones estamos haciendo y qué posibilidades de desarrollo hay. Yo me resisto a que Uruguay sea un país que únicamente esté capacitado para exportar productos del agro, yo quiero un país tecnificado, y justamente en estas negociaciones estoy defendiendo los intereses de ese oyente porque estoy pensando a nivel global qué es lo que queremos obtener.
EC – ¿Qué es lo que usted imagina con respecto al TISA dentro del FA a partir de todo este debate que se ha ido generando?
RC – En primer lugar estoy muy contento y satisfecho con mi gobierno porque este comunicado que ha hecho el compañero Nin Novoa nos está señalando que en el seno del Consejo de Ministros se van a analizar los contenidos del TISA y se le va a dar participación a la fuerza política en materia de negociaciones, tal cual lo establece el programa del FA. Creo que la participación de la sociedad, la democratización de la información, va a permitir a Uruguay seguir en el TISA pero en mejores condiciones en la medida que haya un aporte del conjunto de la sociedad.
EC – ¿Usted tiene la impresión de que la presencia de Uruguay en las negociaciones es algo irreversible?
RC – Me da esa sensación por la firmeza que el gobierno tiene en cuanto…
EC – Pero hay una buena parte de la izquierda, y ni que hablar de los sindicatos, que piden salir, usted mismo pide salir.
RC – Claro, pero hay un equilibrio de fuerzas… Lo que se resuelva lo vamos a resolver como lo hacemos siempre los frenteamplistas, negociando y buscando el consenso, unidad en la diversidad. Yo me apego a lo que señala el PIT-CNT y otras organizaciones sociales que recomiendan salir del TISA, pero si tuviese que mantenerme en el TISA porque es la decisión que prima y que yo tendría que acatar, creo que el hecho de que se democratice la discusión, que se difunda cuáles son los contenidos, puede hacer a una mejor negociación para Uruguay.
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