Entrevistas

Dolores: Las primeras horas después del tornado en los ojos de un médico

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El tornado que arrasó Dolores el viernes dejó hasta ahora cinco muertos y cientos de heridos. El médico internista Adrián Acuña narró a En Perspectiva cómo fue la atención a los pacientes en los primeros minutos tras la catástrofe. El especialista dijo la ciudad no estaba preparada para eventos de este tipo pero de todos modos los pacientes fueron atendidos en tiempo y forma gracias a la colaboración entre el Centro Asistencial Médico de Soriano y ASSE.

EN PERSPECTIVA
Lunes 18.04.2016, hora 8.58

EMILIANO COTELO (EC) —Saludamos al doctor Adrián Acuña, médico internista residente en Dolores, que desde el viernes está particularmente ocupado con las tareas que le corresponden en el sanatorio local del Centro Asistencial Médico de Soriano (CAMS).

Empiezo por lo más reciente: esta mañana, desde el punto de vista sanitario, ¿por dónde se presentan los desafíos en Dolores?

ADRIÁN ACUÑA (AA) —Hoy se está haciendo una evaluación de lo que pasó en la madrugada para ver cómo estamos, cuántas camas libres tenemos. Sabemos que en el hospital no se está internando a los pacientes.

EC —Recordemos que el hospital resultó dañado por el tornado.

AA —Sí, resultó dañado y fue evacuado el sábado, no hay pacientes internados allí. Se está atendiendo en una emergencia solamente a los adultos, a los que se les está haciendo un triage. Ahí los pacientes que necesitan ser trasladados van para el sanatorio, los que [están en una situación que] se puede resolver ahí, que son los niveles cuatro y cinco, se atienden ahí.

EC —Estamos hablando del sanatorio donde usted trabaja.

AA —Exactamente.

EC —¿Ese sanatorio qué capacidad tiene, ha sido suficiente durante el fin de semana?

AA —Por ahora, por suerte, bien. Ayer estábamos con diez camas libres para adultos, tres para niños y cuatro para maternidad. En la madrugada ingresaron dos pacientes, pero tenemos lugares para atender. En la emergencia nos estamos manejando con dos médicos para adultos y dos pediatras las 24 horas.

EC —Por lo que usted está describiendo esos servicios están resultando suficientes.

AA —Suficientes, sí. Tuvimos que trasladar a muchos pacientes el viernes, el día del desastre, en una primera instancia porque había que resolverlos en un tercer nivel. El sábado de mañana también, porque teníamos que prever que podían ingresar más pacientes, podía haber otro tipo de desastres, como derrumbes, y teníamos que tener lugares libres para poder asistir a los pacientes de todo Dolores. Se está asistiendo a todos los pacientes, no se les pregunta si son de salud pública, de la Federación Médica del Interior (FEMI), etcétera, se atiende a todos los pacientes que llegan.

EC —Ahora cuéntenos justamente a propósito de las primeras horas. Usted estuvo ahí al instante, prácticamente, se encontraba en la ciudad y vivió muy de cerca el tornado.

AA —Sí, yo vivo a más o menos cuatro cuadras del sanatorio. En el barrio donde vivo, por suerte, fue solo un viento, en nuestra casa no nos imaginábamos lo que había pasado afuera. Me empecé a preocupar cuando me llamó del sanatorio una enfermera llorando para que, por favor, fuéramos los dos al sanatorio, porque mi esposa es pediatra. Nunca nos había pasado, en 12 años que estamos viviendo acá como médicos, que nos llamaran así. Ahí ya presumimos que era un desastre.

Llegamos al sanatorio inmediatamente y efectivamente era un desastre.

EC —¿Con qué se encontraron?

AA —Nos encontramos con pacientes heridos múltiples, algunos llegaban en brazos de la gente porque no tenían cómo llegar, otros caminando… los ponían donde se podía, los iban dejando donde ellos podían. Ahí empezamos a hacer un triage inmediatamente, un médico dirigía toda la situación, nos dividimos…

EC —¿Qué quiere decir un triage?

AA —En un triage el médico va determinando rápidamente la gravedad de cada paciente y lo clasifica del uno al cinco. El uno es un paciente muy grave -hubo algunos en ese nivel-, en los niveles dos y tres son pacientes graves que están estables pero se pueden desestabilizar rápidamente y en los niveles cuatro y cinco son pacientes que no están graves. A todos había que atenderlos ya, pero los más graves tenían que ir a un lugar específico de reanimación. A los demás se los atendía ahí, se suturaban las heridas… el 90 % eran traumatismos, entre ellos múltiples heridas cortantes, también mucha cantidad de fracturados y de traumatismos de cráneo con pérdida de conocimiento.

EC —Estamos hablando de personas a las que, por ejemplo, se les había caído encima una parte de la casa…

AA —Una pared, el techo…

EC —O que habían sido golpeadas por objetos que eran llevados por el viento.

AA —Exacto, tuvimos muchas personas que iban caminando por la calle y les pegaron ladrillos o chapas que venían volando. También tuvimos niños graves.

EC —Supongo que esas deben haber sido las situaciones más delicadas, ¿no?

AA —Las más delicadas, sí.

Ya te digo, nosotros estamos satisfechos con lo que hicimos, tuvimos la colaboración de médicos, enfermeros, licenciadas y colegas de Mercedes y Carmelo que estuvieron inmediatamente en Dolores. Porque aparte teníamos que trasladar a los pacientes cuando su situación se tenía que resolver en Mercedes o Carmelo. Había que hacer tomografías y acá no tenemos tomógrafo sino equipos a rayos, los traumatólogos estaban en Mercedes también, entonces todo lo que era traumatológico, que era la mayoría de los casos, se tenía que terminar de resolver allá. Nosotros lo que hacíamos era estabilizar al paciente y empezar a buscar una ambulancia con un médico que lo pudiera trasladar hasta Mercedes, Carmelo o Fray Bentos. Por suerte mandaban las ambulancias desde esos lugares con médicos y apenas llegaban regresaban con todos los pacientes.

EC —¿Queda algún otro dato que quiera agregar?

AA —En realidad quería decir que de esto se va a salir de alguna forma, obviamente, y también destacar el trabajo que se hizo en conjunto con la gente de Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), que salió todo bien, los pacientes pudieron ser atendidos en tiempo y forma.

EC —Esa coordinación se armó a la velocidad que requerían las circunstancias y funcionó.

AA —Sí, por suerte sí. Porque aparte nosotros acá no estamos preparados para estas cosas. En algún momento en la facultad leímos cómo se tenía que hacer y nos formamos en catástrofes, pero no es algo que estemos viendo o repitiendo, y se aprende en el hacer las cosas, aparte de leerlas. En realidad se hizo y, además, con mucho estrés, porque la gente que estaba ahí ayudando -los médicos, enfermeras y licenciadas- no sabía lo que había pasado en sus casas con sus familias, no nos podíamos comunicar porque se habían roto todas las comunicaciones. No era mi caso, yo venía de mi casa y sabía que mi familia estaba bien, pero había médicos y enfermeras que no sabían cómo estaban sus familias y seguían trabajando y salvando vidas en el sanatorio. Es para lo que estamos en realidad.

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Transcripción: Andrea Martínez

Foto en Home: Vista de la ciudad de Dolores afectada por el paso del tornado del 15 de abril de 2016. Crédito: Nicolás Celaya/adhoc Fotos.

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