Foto: Schneyder MENDOZA / AFP
Se les llama “falsos positivos”, un nombre que quizás esconde lo impactante de los hechos.
Más de seis mil personas fueron asesinadas en Colombia entre 2002 y 2008 a manos del Ejército. Gente humilde, campesinos, algunas personas en situación de calle.
Los mataron y los inscribieron como guerrilleros muertos en el combate a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Pero no tenían nada que ver con esa organización: eran civiles.
Por inflar las cifras de supuestos guerrilleros muertos, el personal militar colombiano recibía premios, ascensos y condecoraciones.
Los propios militares confesaron estos hechos en las últimas semanas, en la Jurisdicción Especial para la Paz, órgano creado por los acuerdos de paz con las FARC que se firmaron en 2017.
Esto decía, por ejemplo, Néstor Gutiérrez, suboficial retirado del Ejército:
"Yo ejecuté, yo asesiné familiares de los que están acá. Le arrebaté la ilusión a sus hijos. Le desgarré el corazón a sus madres, por una presión, por unos resultados… por unos falsos resultados".
Le dimos una mirada más de cerca a este tema. Para eso, estuvimos en conexión con Colombia para dialogar con la politóloga uruguaya Laura Gil, quien está radicada en ese país.