Uruguay está viviendo un crecimiento de casos positivos de Covid-19 y de personas internadas en cuidados intensivos.
Es, tal vez, el momento más complicado desde abril.
El gobierno no dio marcha atrás en el proceso de apertura de la economía que se viene, sino que apostó nuevamente por la “libertad responsable”.
Pero, a diferencia de a principios de año, donde las exhortaciones del gobierno se cumplieron en mayor medida, en las últimas semanas se ha vuelto desafiante la cuestión de las fiestas clandestinas. Encuentros donde se dan aglomeraciones sin los debidos cuidados sanitarios.
En su conferencia de prensa más reciente, el presidente Lacalle Pou envió un mensaje a los jóvenes.
Vamos a ser muy estrictos en el tema de las fiestas. Es para cuidar a los padres de los chiquilines, a sus abuelos… No es mucho tiempo. A ver: si el Uruguay está casi que en plenitud en sus libertades en lo que hace a las reuniones, en lo que hace a la economía, en lo que hace a lo laboral, a lo cultural, es porque ha habido una libertad responsable. Cedemos… y se complica.
Sin embargo, este fin de semana volvieron a ser noticia las fiestas y bailes clandestinos o que violan la normativa vigente. Por mencionar algunos ejemplos: la Intendencia de Montevideo clausuró cuatro locales, la Policía en Salto realizó una decena de intervenciones, en Canelones se dispersó una fiesta de 250 participantes. En Flores, cientos de jóvenes se juntaron en la plaza Constitución de Trinidad, lo que terminó con el relevamiento del jefe de Policía por parte del Ministerio del Interior.
La más impactante de todas tal vez haya sido una aglomeración de 800 personas en el Prado, que terminó en incidentes.
Mirándolo desde un punto de vista psicológico, ¿qué hay detrás de estas fiestas y encuentros que rompen con el pedido del gobierno? ¿Hay desconocimiento, o es falta de empatía con las personas que pueden enfermarse? ¿O tal vez es cansancio con una prolongada situación de restricciones?
Para conversarlo, estuvimos con el psicólogo y escritor Alejandro de Barbieri.