Foto: Manjunath Kiran / AFP
India se convirtió en epicentro de las preocupaciones a nivel mundial por la pandemia de covid-19.
El sábado llegó a los 401.000 casos nuevos y las 3.500 muertes, todo ello en 24 horas, con una curva exponencial que la ha llevado a romper sus propios récords uno atrás del otro. En el peor momento anterior, en setiembre, había contabilizado unos mil fallecimientos por día.
Las imágenes son terribles, con piras funerarias improvisadas y crematorios que funcionan las 24 horas para apenas dar abasto.
La ciudad de Nueva Delhi, donde viven 26 millones de personas, está confinada y el fin de semana se anunció una extensión de la cuarentena.
En un país de 1.366 millones de habitantes con altos niveles de pobreza, quizá las cifras no sorprendan tanto. Pero enciende las alarmas en todo el planeta porque aumenta en forma exponencial la posibilidad de que se generen cepas nuevas del SARS-CoV-2 que se vuelvan resistentes a las vacunas.
Todo esto ocurre en una situación política compleja, con el gobierno del presidente Narendra Modi acusado de un endurecimiento de políticas autoritarias.
Le dimos una mirada más en profundidad a India. Para eso estuvimos en línea con Daniela Guerra, licenciada en Relaciones Internacionales, profesora adjunta de Economía Mundial y Relaciones Internacionales en la Universidad de la República, especialista en este país del sur de Asia.
