Son tiempos de mucha crispación política, lo que dificulta algo que parece fundamental para la democracia: la discusión.
Entre gritos cruzados, debatir ideas es prácticamente imposible.
Y si bien lo vemos más en otros países, donde la polarización se vuelve violenta, en este par de años entre la campaña electoral y la pandemia, sobre todo en los últimos meses de recrudecimiento, no podemos decir que el fenómeno nos sea ajeno en Uruguay.
El año pasado, en una de las primeras Mesas de Filósofos, nos preguntamos por la polarización política y si era una tensión necesaria para la vida democrática.
Hoy retomamos la cuestión desde el punto de vista de la opinión y el debate. ¿Vale la pena debatir? ¿En qué mejora la democracia si debatimos? ¿Todas las voces valen? ¿Todas valen igual? ¿Debemos silenciar algunas voces?
Para esto conversar esto en una nueva Mesa de Filósofos nos acompañaron Javier Mazza, licenciado en Filosofía, magíster en Comunicación y coordinador docente del departamento de Humanidades de la UCU.; Juan Olano, magíster en Filosofía, docente de Filosofía Social y Política en la Universidad Católica; y Andrea Carriquiry, doctora en Filosofía, docente del Instituto de Filosofía en la Universidad de la República, investigadora en el Sistema Nacional de Investigadores.
