“Uruguay es un caso aislado, por lejos el país más secular de América Latina”, según un informe del Pew Research Center de Estados Unidos.
Esa característica tiene su correlato también en las creencias de la población.
De acuerdo con un estudio de la consultora Opción, el 38% de los uruguayos se define como católico, y hay otro 19% que creen en otras religiones.
Luego hay un 21% que se consideran ateos o agnósticos, cifra que crece entre los jóvenes. En la franja de entre 18 y 34 años, hay la misma cantidad de ateos o agnósticos que de católicos. Y a esto se suma un 17% que se autodefinen como creyentes sin religión, personas que encuentran respuestas espirituales fuera de la religión organizada.
Para Opción, esto no solo reafirma que nuestro país es una anomalía en una región donde el catolicismo predomina bastante más, sino que también muestra que la religión en sí va perdiendo terreno en Uruguay.
Es un buen tema para nuestra Mesa de Filósofos. ¿Se oponen tanto la religión y el ateísmo? Y, fundamentalmente, ¿en qué creen los que no creen?
Para discutirlo nos acompañó como siempre Miguel Pastorino, licenciado en Filosofía y profesor universitario de Filosofía y Ciencias de la Religión, entre otras asignaturas, también bachiller en Teología; Pablo Romero, también docente de Filosofía, y Magdalena Reyes, filósofa, psicóloga clínica, profesora de Filosofía Social y Política, coordinadora del Café Filosófico Montevideo.
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Imagen: La Creación de Adan, Miguel Ángel, 1511.