Foto: Sergio Lima / AFP
En Brasil este martes fallecieron 1.641 personas con covid-19, un récord.
Al día siguiente, esa cifra quedó en la sombra por la nueva: 1.910 personas perdieron la vida. Así, nuestro vecino y socio mayor se acerca a la cifra de 260.000 muertos desde que se declaró la pandemia.
La ocupación de camas de CTI llega al 80% en varios estados. Y si bien se está vacunando, el avance es lento.
En Brasil es donde se detectó, además, una de las nuevas variantes del virus, considerada más contagiosa.
La respuesta a esta crisis ha sido dispar entre el gobierno federal de Jair Bolsonaro, un escéptico, y los diferentes estados, que han tomado medidas de lockdown.
Por ejemplo: mientras la ciudad de Río de Janeiro determinó ayer restricciones para circular entre las 23 y las 5 de la mañana, el cierre de bares y restoranes a las 17 y se prohibieron eventos, fiestas y ferias, el presidente escribió en Twitter ayer, en mayúsculas y con signos de exclamación: “Actividad esencial es toda aquella necesaria para que un jefe de familia lleve pan a su casa”.
En un acto público, Bolsonaro fue más allá y declaró lo siguiente:
Tenemos que enfrentar nuestros problemas. Basta de exageraciones y de lloriqueos. ¿Hasta cuándo van a llorar? Tenemos que enfrentar los problemas. Respetar a quienes tienen dolencias, comorbilidades. Pero, ¿a dónde va a parar Brasil si nosotros paramos?
Luego Bolsonaro hizo una cita bíblica: “No temas”.
Esta mañana En Perspectiva profundizamos en la situación política y sanitaria en Brasil con Dawisson Belém Lopes, politólogo, profesor de Política Internacional en la Universidad Federal de Minas Gerais.
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