El prosista, narrador, periodista, político y miembro de la Academia Nacional de Letras Julio César da Rosa nació en Costa de Porongos, departamento de Treinta y Tres, el 9 de febrero de 1920. En el año de su centenario, no faltaron los homenajes, atentos a su vida y a sus libros; pero tampoco faltó la polémica.
En principio, las celebraciones por los 100 años de otros dos grandes nombres de la Generación del 45 —Mario Benedetti e Idea Vilariño— parecen haber eclipsado el recuerdo de da Rosa, un escritor reconocido y admirado por sus detallados y sensibles cuadros camperos, sí, pero evidentemente mucho menos popular que el autor de La Tregua o la poeta de Ya no. Luego, ese eclipse podría tener también su dimensión de marketing editorial y aun, su dimensión política, vicisitudes estas que pueden ameritar interesantes discusiones.
Esta mañana les propusimos volver sobre la figura de Julio C. da Rosa. Su vida, sus novelas, sus cuentos. Para saludarlo como gran escritor uruguayo y también para discutir algunos puntos inevitablemente controvertibles: ¿qué competencias determinan la popularidad de un escritor? ¿Lo deciden los lectores a través de sus sinceras preferencias o inciden otros factores que pueden derivar en grandes negligencias o, incluso, injusticias culturales? Por otro lado, ¿nos importa la filiación política de un escritor, en el momento de hacer una valoración o simplemente, a la hora de decidir una lectura? ¿Debería Julio C. da Rosa ser un escritor más famoso, más leído, más editado, más traducido y exportado?
En este diálogo nos acompañaron dos entusiastas lectores de da Rosa y dos importantes protagonistas del mundo literario aquí en Uruguay: el editor Alcides Abella, director de Ediciones de la Banda Oriental —ilustre sello; y el sello que llevan varios de los libros de da Rosa que encontramos ahora mismo en las librerías—. Y por otro lado el escritor, periodista y actual director de nuestra Biblioteca Nacional —guardiana, por cierto, de valiosísimos documentos darrosianos— Valentín Trujillo.