Un informe realizado por el Mecanismo Nacional de Prevención contra la Tortura (MNP) sobre las inspecciones realizadas desde mediados de 2014 a los centros del Sistema de Protección de Tiempo Completo de Niños, Niñas y Adolescentes del INAU, dio cuenta de malos tratos en el Centro Tribal en Montevideo. En diálogo con En Perspectiva, la encargada del MNP, Mirtha Guianze, explicó que esas situaciones surgen del relato del pasado de los internos y no fueron constatadas al momento de la inspección.
Para la ex fiscal lo que más preocupa es la cantidad de niños que están en sistema de tiempo completo. Según Guianze eso trae como consecuencia un mal desarrollo físico y psíquico de ellos porque “un orfanato nunca es un lugar adecuado”. Por eso, aseguró que “hay que tender a la desinternación”.
EN PERSPECTIVA
Viernes 10 de julio, hora 10.15
ROMINA ANDRIOLI:
El Mecanismo Nacional de Prevención contra la Tortura (MNP), de la Institución Nacional de Derechos Humanos (Inddhh), presentó el lunes al directorio del INAU su primer informe global sobre los monitoreos realizados desde mediados de 2014 a 44 de los 182 centros que conforman el Sistema de Protección de Tiempo Completo de Niños, Niñas y Adolescentes desde el nacimiento hasta los 18 años.
Más de 4.000 niños se crían y duermen en centros de protección estatales. Llegaron allí por sufrir violencia o explotación sexual, por consumo de drogas, problemas psiquiátricos o porque sus padres no tienen recursos económicos para sustentarlos. No se trata en este caso de menores que hayan cometido delitos.
Ayer los matutinos El Observador y La Diaria dieron cuenta de esos informes y de los aspectos que de allí surgen. Pero quizás lo que más llamó la atención fue algo que se narra en uno de los documentos a propósito del Centro Tribal, en Montevideo.
Testimonios de internados y denuncias tomadas por organizaciones sociales y presentadas a la Defensoría del Pueblo relatan las malas condiciones en su paso por Tribal, especialmente en un espacio denominado “cuarto de contención”, donde suele practicarse el amarrocamiento. Esto es, dejar al individuo en el suelo, con esposas en manos y pies, como medida de castigo por varios días, según describe el propio informe. Ese cuarto carece de luz tanto natural como artificial.
El MNP pidió en el informe crear un protocolo para la utilización del cuarto de contención y que se limite el uso a aquellos casos indicados para los niños, niñas y adolescentes con internación compulsiva, acorde a lo previsto en el artículo 121 del Código de la Niñez y la Adolescencia, y no como dormitorio, ya que no cuenta con condiciones de habitabilidad.
La divulgación de los informes y de esta situación en particular motivó ayer una conferencia de prensa de las autoridades del INAU. Uno de los directores de la institución, Fernando Rodríguez, dijo que al día de hoy no les consta que estas prácticas sigan siendo aplicadas, pero aseguró que implementarán mecanismos de investigación. “Si bien no hay datos fílmicos que prueben la denuncia, existe el relato de los chiquilines, que para nosotros es un elemento de seriedad”, afirmó. “Ahora el hogar tiene elementos de garantía para detectar si estas situaciones pasan y la capacidad para erradicarlas”. Y afirmó que a fines del año pasado se decidió la clausura del cuarto de contención, por lo que no se está usando.
Además, las autoridades aceptaron las recomendaciones generales que hizo la Institución, y se comprometieron a hacer reformas edilicias y a elaborar protocolos de actuación específicos para atender crisis psiquiátricas tal como se maneja en los informes.
Para profundizar en este tema, estamos en diálogo con la doctora Mirtha Guianze, presidenta de la Inddhh.
MIRTHA GUIANZE:
Les aclaro que el 22 de junio cesé en la presidencia, que pasó a ocupar Juan Faroppa, porque tenemos presidencia rotativa anual.
De cualquier manera yo soy, dentro del directorio, la encargada del MNP que funciona dentro de la Institución y con cierta autonomía en el sentido de que tiene un equipo técnico especial para atender todos estos casos, para hacer el monitoreo, tanto sea de hogares, de niños, niñas y adolescentes que están en protección como de los adolescentes infractores y también de cárceles de adultos.
RA – En este caso vale hacer la distinción: estos documentos reflejan la situación de los niños que están bajo la protección del Estado, no cometieron ningún tipo de infracción, de delito.
MG – No cometieron ningún tipo de infracción. Esto es un diagnóstico de nivel país de la situación general del Sistema de Protección de Tiempo Completo de Niños, Niñas y Adolescentes mediante 44 visitas en los 19 departamentos a centros de tiempo completo, y también se visitaron cuidadoras. Esos insumos, recogidos principalmente en 2014 y principios de 2015, sirvieron para relevar las principales problemáticas, que no son nuevas, y dar algunas recomendaciones puntuales a centros específicos.
RA – ¿Cuáles resaltaría de los aspectos generales que se comentan en el informe? ¿Cuáles son aquellas cosas que les llamaron la atención de lo que se rescata en los informes?
MG – El informe está en la página web. Por supuesto que es un informe muy extenso –Unicef tal vez haga alguna publicación–, que tiene que ver con cuál es la situación de los niños, es un insumo para la estrategia de monitoreo que se inicia. Porque esto es un proceso de transición que viene impulsando el INAU, ya desde la administración anterior, y el conjunto del Estado, es una política pública tendiente a la desinternación de los niños, niñas y adolescentes. En Uruguay, lo primero que llama de atención es la cantidad de niños que están en sistema de tiempo completo. El diagnóstico de monitoreo se orienta por las recomendaciones de la Comisión Interamericana sobre cuidado alternativo e institucionalización. Ustedes habrán visto que estuvieron los relatores de niñez, que también hicieron observaciones.
RA – ¿Qué implica exactamente que estén en cuidado de tiempo completo?
MG – Quiere decir que están a cargo del INAU durante todo el tiempo. Pueden estar internados en un hogar oficial, en un hogar de convenio o en el sistema de cuidadoras, son distintos sistemas de cuidadoras. De cualquier manera, todo el tiempo permanecen a cargo del Estado. Eso trae como consecuencia, sobre todo cuando están en instituciones, que los niños no se desarrollen psíquica y físicamente como corresponde, porque un orfanato nunca es un lugar adecuado. Entonces el primer problema que tenemos en Uruguay –que todas las autoridades tienen asumido, hace poco se hizo un seminario sobre el tema, en el que participaron expertos extranjeros– es la institucionalización, hay que tender a la desinstitucionalización, a la desinternación.
Se hicieron informes muy extensos, y lo que llama un poco la atención, por ejemplo en el caso del Tribal, porque vamos a ponerlo como el ejemplo…
RA – Es el caso que yo mencionaba, donde se dan estas situaciones que se relatan.
MG – Vamos a aclarar una cosa. Yo sé que los periodistas pueden tomar, priorizar un aspecto, publicar determinada cosa, eso está dentro de la libertad de prensa. Ahora, eso puede llevar a focalizarse en un punto que no es el que nos interesa más. Por ejemplo, si ustedes van al informe del Tribal, que está en nuestra página web, verán que se había hecho ya una visita el año pasado, se había mandado un oficio con alguna recomendación, y ahora hay un informe en el que se dice “nuevas recomendaciones a raíz de la visita del 20 de mayo”, una visita nueva. En lo que se refiere al cuarto de contención, que no tiene luz –ellos dicen que los chiquilines sacan la luz–, se crea un protocolo para la utilización de ese cuarto de contención y se limita su uso a los casos que se describen, eso que leyeron.
Nosotros vimos en la última visita que el cuarto de contención aparentemente estaba siendo usado para dormir la siesta –estaba sin llave– por jóvenes que están ahí, porque los dormitorios permanecen cerrados durante el día. No sería un lugar adecuado para que los niños duerman la siesta, pero es lo que entra dentro del capítulo recomendaciones.
Después hay un recuadro que dice “Otras observaciones”. Estas otras observaciones son cuestiones que se ponen en conocimiento del INAU para que las tenga en cuenta. “En el marco del monitoreo del MNP a centros del Sistema de Protección del INAU se han encontrado testimonios de niños, niñas y adolescentes que narran malas condiciones en su paso por el proyecto Tribal vinculadas a lo disciplinario”, y ahí se relata la práctica de amarrocamiento. “Y después en la visita se tomó conocimiento de un adolescente que había sido sacado sin vigilancia del hall de entrada y anduvo toda la noche dando vueltas.”
Esas son situaciones puntuales, son relatos, no fueron constataciones y no vienen de ese momento sino del año anterior.
Todo lo que se habló con relación a los niños y a los informes giró en torno a ese punto, a ese recuadro que no era tampoco una recomendación específica, sino que se dio cuenta de que había niños que habían relatado eso.
RA – La Institución no lo constató, pero sí relevó que hay niños que confirman que han vivido esta situación.
MG – Niños que han estado de paso por Tribal. Porque Tribal es un lugar de paso, tiene que ser un lugar de paso. El problema de Tribal es sobre todo la mezcla de edades, de niños que ingresan y pueden ser desde adolescentes hasta bebés, y tienen que tener una derivación inmediata. Ese es el problema y no un relato. Si existió el amarrocamiento en un momento, en este momento el INAU está embarcado en la investigación de si existen hechos de violencia o no. Nosotros en general en los hogares de protección no hemos constatado hechos de violencia.
RA – Eso le iba a preguntar. En líneas generales, ¿cuál es el grado de preocupación con que se queda la Inddhh después de haber terminado este monitoreo de más de un informe? Nos explicaba recién la situación del Tribal, pero del conjunto de centros que relevó. Y por otro lado tras haber hablado con las autoridades del INAU. ¿Qué conclusiones pueden manejar con respecto a esto?
MG – Se recorrió todo el país, si quieren pueden ver las fotos, y verán que es dispar la situación. Es dispar en cuanto a cómo son los lugares donde están internados los niños y el tipo de construcción. Hay lugares que están muy bien, otros donde las condiciones edilicias no son tan buenas, y además algunos que responden a la visión de los antiguos orfanatos, o sea, muchas camas, salas grandes, rutinas, ese tipo de cosas que hay que evitar para que un niño se sienta en una institución y no en un hogar. Esas son cuestiones que hay que ir trabajando.
A nivel país se ve la diferencia entre un lugar y otro. Eso puede responder a condiciones edilicias, a la capacitación o a la dedicación de los funcionarios. Hay funcionarios que realmente dejan la vida por los chiquilines, otros que tienen una instrucción de antes sobre cómo tratar a los chiquilines. Es un tema que se tiene que orientar al cuidado alternativo, ver otras formas que no sean la internación.
Otro tema, se habló de la mirada discriminatoria. Creo que se interpretó mal, lo vi ayer en televisión. La mirada discriminatoria de la cual hablamos es algo que notamos en el conjunto de las instituciones y de la sociedad en general en temas como salud, educación, con respecto a los niños del sistema. Los niños del sistema INAU son vistos muchas veces por la sociedad con una mirada como de temor, como que un niño que está en el INAU tiene determinadas condiciones que no son las adecuadas para insertarse; incluso en una escuela a veces los miran mal a los niños, no los educadores, sino los padres.
Entonces lo importante es señalar que es una etapa de trabajo que es una aproximación general, como insumo de esa estrategia de monitoreo que empezamos ahora, y en un proceso de transición que está impulsando el INAU y al cual nosotros queremos contribuir en esos espacios de diálogo que estamos teniendo con el INAU. El lunes tuvimos una reunión y le entregamos en propias manos estos informes.
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Transcripción: María Lila Ltaif