La Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) aceptó el sábado, por una mayoría ajustada, el convenio colectivo por dos años que propuso el Poder Ejecutivo. Manuel Oroño, integrante del Comité Ejecutivo de Fenapes, dijo a En Perspectiva que si bien el convenio puede ser tildado de "insuficente" soluciona inequidades salariales de adscriptos y ayudantes preparadores, aumenta las partidas por presentismo y elimina el tope salarial por el cual ningún docente puede ganar más del 90 % de lo que gana el director general de Educación Secundaria.
EN PERSPECTIVA
Lunes 22.12.2015, hora 8.09
EMILIANO COTELO (EC) —La Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) aceptó el sábado, por una mayoría ajustada, el convenio colectivo por dos años que había propuesto el Poder Ejecutivo.
El acuerdo fue aprobado por mayoría tanto de filiales como de delegados: 30 filiales votaron a favor y 24 en contra, mientras que 118 delegados votaron por firmar y 114 por no hacerlo.
Según destaca esta mañana el matutino La Diaria, el acuerdo implica aumentos anuales de entre 3,5 % y 4 %, además del 100 % del índice de precios al consumo (IPC) correspondiente.
La noticia no pasa desapercibida, puede verse como el final de un largo período de conflictividad en la educación pública que vivimos en este año 2015. Ocurre que este acuerdo, sumado a los que ya habían aprobado la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM) y Asociación de Funcionarios de la Universidad del Trabajo del Uruguay (Afutu), asegura, en concreto y específicamente, que no habrá paros ni huelgas por motivos salariales hasta el año 2017.
Vamos a detenernos en esta novedad.
ROMINA ANDRIOLI (RA) —Estamos en línea con Manuel Oroño, integrante del Comité Ejecutivo de Fenapes y responsable a su vez del área Asuntos Laborales.
¿Por qué finalmente decidieron que firmarán el acuerdo que propone el Poder Ejecutivo? ¿Cuáles fueron los argumentos que manejaron en la asamblea quienes apoyaron esta opción?
MANUEL OROÑO (MO) —Los argumentos son varios. En primer lugar, estamos hablando del tema tiempo. Empezamos a discutir con el Poder Ejecutivo allá por julio-agosto y estamos en tiempos de definición. Estamos en un momento diferente, en aquel momento estábamos en pleno conflicto, no solamente por temas presupuestales, salariales, sino también por todo lo que motivó la esencialidad, y ahora estamos finalizando un largo período de discusión y tenemos que resolver.
Lo otro tiene que ver con el contenido. Ahora no estamos viendo intencionalidades ni temas programáticos, sino que estamos viendo un convenio colectivo salarial que tiene algunas particularidades. En primer lugar, es por dos años; en segundo lugar, constituye un avance respecto de nuestras reivindicaciones, aunque algunos compañeros consideran que es totalmente insuficiente.
RA —¿Cuáles son los avances respecto a las reivindicaciones que habían planteado?
MO —En primer lugar, ya tener la perspectiva de aumento salarial real por encima de la inflación en estos momentos, cuando habría que contar con los dedos de una mano cuáles los sindicatos que han logrado ese tipo de convenios en estos dos años, con la situación económica que está planteada a nivel nacional, consideramos –por lo menos los que afirmamos que era importante concretar el acuerdo– que es un avance.
RA —Pero en eso no varió la propuesta del Poder Ejecutivo. Ese incremento de 3,5 % además del ajuste por inflación era lo que estaba previsto desde un primer momento por el gobierno.
MO —No, no era lo que estaba previsto. El primer convenio colectivo era inflación y nada más. Después se fue modificando. En términos generales es insuficiente, pero no es “me reúno hoy y mañana tengo que resolver”, estamos hablando de varios meses de diferencia y yo tengo que resolver hoy una letra escrita respecto a las condiciones laborales de todos los docentes de secundaria y de todos los docentes del país para los próximos dos años. Por ese lado consideramos que es un avance.
También es un avance consagrar el tema de asegurar la inflación.
También consideramos un avance los aumentos en las partidas de presentismo, que también se incrementan. Firmar el convenio implica entrar en la negociación con la ANEP para ver cómo esas partidas de presentismo se van a afinar para todos los docentes de todas las áreas.
También son un avance los aumentos que se van a recibir en algunas áreas con respecto a inequidades salariales. Ahora tenemos docentes de docencia indirecta, como por ejemplo los adscritos, los ayudantes preparadores, que no cobran de acuerdo con las horas que trabajan, sino que cobran menos. Y este convenio permite ir avanzando. Por ejemplo, un adscrito que trabaja 33 horas semanales percibe un salario por 30 horas, y este convenio permite que en dos años cobre las 33 horas. Eso es un aumento importante para un sector importante de educación secundaria, con el papel y trabajo que tienen que hacer los adscritos.
También es un avance que se elimine el tope salarial que hoy está establecido por ley, por una ley de presupuesto de hace ya muchos años, por el cual ningún docente puede ganar más del 90 % de lo que gana el director general de Educación Secundaria. Eso implica que muchos directores, inspectores y docentes grado 7 con mucha carga horaria no puedan recibir la totalidad del salario o no perciban el presentismo porque se pasan de ese tope. Este convenio permite destrabar esto, correr el tope hacia arriba y beneficiar a varios cientos de docentes a nivel nacional que percibirían la totalidad del salario o percibirían siempre el presentismo, cosa que ahora no está ocurriendo.
Entonces, si lo miramos desde el punto de vista salarial, hay un avance que puede ser catalogado de insuficiente, pero no puede negarse que es un avance, porque algo que no cobraba ahora se pasa a cobrar. Desde ese punto de vista pensamos que había que aprobar este convenio tal cual se resolvió.
Por otro lado, algo muy importante, al aprobar un convenio se deja establecida la negociación con las autoridades y podemos continuar mejorando las condiciones de trabajo. Por ejemplo, ahora firmamos el convenio, pero no es automático, hay que sentarse a conversar, ver las condiciones en que se aplica el presentismo, ver los plazos en los cuales los adscritos van a cobrar la totalidad de su salario, y ver en perspectiva, ir preparando el terreno para el próximo convenio colectivo para los otros años que se vienen, que tiene que ver con un nuevo presupuesto que se va a hacer a nivel nacional, como dijo el gobierno, a partir de 2017. Y no es lo mismo estar con un convenio vigente, en mesas de negociación, que no tener convenio y estar tratando de llegar a la mesa de negociación.
RA —El convenio incluye una cláusula de paz que le garantiza al gobierno que el sindicato como tal no realizará reclamos salariales, por lo menos de acuerdo con lo que está pactado y lo que firmaron. ¿En qué casos podrán sí hacer paro?
MO —Está clara la letra del convenio. Está claro que si vos acordás algo con la contraparte, por eso que acordaste no podés movilizarte; eso es bastante obvio y se instala en la gran mayoría de los convenios colectivos de cualquier sindicato de cualquier rama. Pero también queda establecido que no hay ningún tipo de impedimento para movilizarse, hacer paros concretamente, por otras cosas que no estén contempladas ahí, que son muy variadas.
RA —¿Cuáles pueden ser, por ejemplo?
MO —Por ejemplo, un caso muy recurrente es la agresión a un compañero, eso no está contemplado en el convenio. Hemos tenido este tipo de situaciones y los maestros también; eso no está impedido por el convenio. Si tenemos una situación grave de infraestructura en un liceo, eso tampoco está en el convenio. Si el PIT-CNT plantea un paro de cualquier naturaleza, tampoco está impedido por el convenio. Se refiere estrictamente a que en el 2016 no vamos a estar diciendo “vamos a hacer un paro porque queremos duplicar el salario”, por decir algo. Acordamos que durante 2016 y 2017 vamos a tener el aumento salarial que acordamos allí y por esa razón no vamos a movilizarnos.
Siempre queda la posibilidad de denunciar el convenio de ambas partes. La administración puede decir “denuncio este convenio porque no se ha cumplido tal cosa”, o el sindicato puede decir “denuncio el convenio porque los aumentos no fueron los que no dijeron”. Esa libertad está siempre prevista en cualquier ámbito, en cualquier negociación. Por lo tanto, en términos generales podemos movilizarnos, es estrictamente en los temas referidos al convenio en los que acordamos que en estos dos años no vamos a reclamar.
RA —Raúl, de Palmita, pregunta: “¿Valió la pena todo lo que perdieron los estudiantes?”. ¿Qué evaluación hace en ese sentido?
MO —Esa es una discusión ya política, qué perdieron y qué no perdieron los estudiantes, qué ganaron o qué no ganaron los estudiantes. Podemos tener distintas visiones políticas. Personalmente digo que no es un problema de valió la pena, como si hubiéramos ido a una guerra y dejamos gente por el camino, no es así.
RA —Pero claramente sí, los estudiantes vieron afectadas sus clases y quizás a los ojos de la población el gremio al final queda como el derrotado, teniendo en cuenta que después de meses de negociación no cambió en gran medida la propuesta del Poder Ejecutivo.
MO —En eso de “a los ojos de la población” hay gran responsabilidad de quienes trasladan [la información] a la población. Creo que acá no es si sale victorioso el sindicato o el gobierno; fue un acuerdo muy costoso, muy duro, que estuvo metido con otras cosas graves, como la esencialidad, que distorsionó la discusión, distorsionó la lucha presupuestal, y finalmente el gobierno echó marcha atrás con la esencialidad. Hay muchos elementos que tienen que ver con cómo se dieron los acontecimientos.
Y no está muy bueno decir “los estudiantes perdieron tal cosa”. Habría que ir a los liceos y ver qué perdieron o no los estudiantes. Yo trabajo en Canelones desde hace muchos años y no veo ninguna pérdida de nada por parte de los estudiantes.
RA —¿Usted entiende que no los afectó esa pérdida de días de clase?
MO —No afectó, creo que no. Puede haber casos puntuales en algunos liceos donde la situación es más compleja y tal vez se produjo un índice mayor de abandono. Pero no considero que sea así. Cuando se hablan muy en general los temas se suele equivocar. Es como cuando un estudiante se enferma, falta 15 días por enfermedad, ¿decimos que perdió? No perdió, tuvo una enfermedad, fue al liceo y los profesores, seguramente teniendo en cuenta esas cosas, lograron recuperarlo de la mejor manera posible. Es parte del ABC de los docentes. Acá no estamos enfrentados a los estudiantes ni mucho menos, ni a los padres. Todo lo contrario, hacemos lo posible para que el estudiante avance y necesitamos tener las mejores condiciones para que eso suceda. Si nos ponemos en una confrontación no logramos eso.
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Transcripción: María Lila Ltaif