Foto: Javier Calvelo/ adhocFOTOS
El diputado del Partido Nacional Rodrigo Goñi presentará hoy en el Parlamento un proyecto de ley destinado a regular los casos de “deepfake” en tiempos de campaña electoral.
La expresión “deepfake” se refiere a un video generado con inteligencia artificial que modifica la apariencia y hasta recrea la voz de una persona para hacerla decir o hacer algo que nunca dijo o hizo.
Goñi advirtió que no puede desconocerse el impacto que puede tener la simbiosis redes sociales e inteligencia artificial trasladada al terreno electoral, tanto para sembrar confusión sobre lo que es real o no, como también por su capacidad de manipulación.
A su vez agregó que la incidencia electoral puede potenciarse aún más con los algoritmos en las técnicas de microsegmentación (división del electorado en función de intereses y creencias) y de microtargeting político a partir de la predicción del comportamiento y el tipo de mensajes que cada candidato debe destinar a los votantes.
En mérito a esas consideraciones, Goñi advirtió que no es difícil visualizar un escenario electoral caótico si no se pone frenos a la difusión de los contenidos falsos.
El proyecto de Goñi tiene un artículo único, que dice: “El que sin autorización y mediante el uso de inteligencia artificial u otros sistemas informáticos, genere, modifique o manipule un contenido de un audio o un audiovisual con intención de presentar falsamente la imagen o voz de un candidato político durante un período electoral, con el propósito de dañar su imagen pública o engañar a los votantes, será castigado con un año de prisión a seis meses de penitenciaría”.
El texto agrega que “la misma pena se aplicará a quién difunda públicamente esos contenidos falsos a través de medios digitales con el propósito de generar desinformación electoral”.
Por último se aclara que “no constituirá conducta delictiva cuando el contenido tenga una clara identificación de que el mismo fue generado de forma artificial o manipulado”.
Según el legislador, la propuesta legal procura mantener el equilibrio entre la libertad de expresión de los ciudadanos, el derecho de estos a estar informados, y por otro lado prevenir o al menos minimizar los riesgos que presenta el uso de la inteligencia artificial en relación a otros derechos humanos fundamentales como el honor y la privacidad, así como la responsabilidad de proteger la democracia y su pilar principal que son las elecciones.
Conversamos En Perspectiva con Rodrigo Goñi.