En entrevista con En Perspectiva, Robert Silva, designado por el Partido Colorado (PC) para integrarse al Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEED) atribuyó la marcha atrás en el proyecto de la Universidad de la Educación a que "el Gobierno se ha dado cuenta de que el cogobierno no es bueno".
EN PERSPECTIVA
Miércoles 29.04.2015, hora 8.13
EMILIANO COTELO:
A principios de año parecía que la oposición iba a quedar excluida de cualquier participación en los organismos vinculados a la educación.
En aquel momento, el presidente electo Tabaré Vázquez resolvió que en el Consejo Directivo Central [Codicen], además de los representantes elegidos por los docentes, sólo habría figuras pertenecientes al oficialismo. Sin embargo, después de una propuesta que hizo el senador Germán Cardoso, de Vamos Uruguay [VU, sector del Partido Colorado, PC], Vázquez ofreció a la oposición un puesto no remunerado en el Instituto Nacional de Evaluación Educativa [INEED]. Hace pocos días, y tras intensas negociaciones y hasta roces entre blancos y colorados, se supo que, para ese lugar, el elegido para ese lugar era el profesor Robert Silva, asesor de Pedro Bordaberry en temas educativos.
¿Qué margen de acción tendrá Silva para desplegar las propuestas del PC? Vamos a conversarlo con él.
El gobierno de Tabaré Vázquez resolvió que habría participación de la oposición en entes autónomos y otros organismos públicos, pero no en aquellas instituciones en cuyos directorios existe representación social, por ejemplo el BPS, el Codicen y ASSE “porque esa representación [social] es suficiente para ejercer el sistema de control que se requiere”, decía el vicepresidente Raúl Sendic durante el verano. Ese criterio dejaba afuera nada menos que la educación, donde las reformas son imperiosas, todos los partidos están preocupados por el tema. ¿Por qué VU ante aquel dato hizo aquella contrapropuesta?, ¿por qué sugirió que, por lo menos, se abriera un cargo en el INEED?
ROBERT SILVA:
Bueno, por lo que ha venido sosteniendo el PC, y en particular Pedro Bordaberry en los últimos tiempos: la importancia fundamental que tiene hoy por hoy la educación, el rol clave que está llamada a cumplir y la necesidad de transformarla en forma urgente a través de propuestas y acuerdos, que muchos de ellos ya existen pero no se han llevado a la práctica.
EC – Claro, pero llamó la atención que se “conformaran” con tan poco, con un cargo en el INEED.
RS – Acá no se trata de una cuestión de conformidad o no, hay una cuestión de realidad. El gobierno, a mi criterio en forma equivocada, resolvió excluir a una proporción muy importante de la población, a más del 50%, del gobierno de la educación, de donde está la gestión de la educación, se corta el bacalao, se toman las decisiones. Por razones obvias y lógicas del Ministerio de Educación y Cultura [MEC], pero principalmente de donde aspirábamos estar quienes no integramos el partido de gobierno, el Codicen y los consejos desconcentrados. Eso no es posible.
En el análisis de esa realidad impuesta a nosotros. Surgió desde el PC la idea de que existe un instituto que está llamado a cumplir un rol fundamental, a nuestro criterio… No lo decimos desde ahora, yo recuerdo que en diciembre de 2013, cuando estábamos trabajando con el equipo de educación -y quiero recalcar el excelente equipo de educación que VU y el PC tienen-, Pedro Bordaberry nos convocó y mandó una nota a todos los precandidatos presidenciales en aquel momento para unirse a hablar o a celebrar un pacto en materia educativa. La única visita que hicimos con Pedro, Teresita González y otros compañeros fue al INEED, nos reunimos con la presidenta, Alex Mazzei, y con [el entonces director ejecutivo] Pedro Ravela, y estuvimos conversando sobre la importancia de ese instituto en la futura transformación de la educación.
Por eso, al no poder estar en el gobierno de la educación propiamente dicho, en la gestión, entendimos pertinente proponerle al gobierno, y así lo hizo el secretario general, participar desde el INEED. Con nuestra lógica, con nuestra actitud proactiva, y sobre todo de cooperación. Se aceptó y nosotros hoy lo celebramos ampliamente, porque creemos que es un triunfo para el país que por lo menos en un lugar esté representada una visión diferente a la del gobierno.
EC – La información que trascendió en estos meses muestra que blancos y colorados tuvieron diferencias a la hora de distribuir los cargos que el gobierno les había otorgado en los organismos públicos. VU fue el primer sector que salió a anunciar un nombre, pero casualmente para un cargo que no es remunerado como este que usted va a ocupar en el INEED. Suena bastante curioso ese dato, ¿conversó acerca de ese detalle con Bordaberry?
RS – Lo conversamos, pero como decimos habitualmente: para nosotros la educación es la prioridad, lo es para el partido y para este equipo de trabajo que tenemos. Cuando hubo una oportunidad de estar, de poder aportar, conocer y sobre todo actuar en materia de educación, dejamos de lado las cuestiones, para nada menores, de que este es un cargo honorario y de que en definitiva va a implicar sumarlo a otras actividades.
EC – Mi pregunta apuntaba a saber si de algún modo fue intencional anunciar este nombre en primer lugar, como diciendo: miren que lo que ha habido no ha sido una puja por premios consuelo para dirigentes que salieron mal en las elecciones, este es un ejemplo de que nos interesa colaborar y participar aunque sea de manera honoraria…
RS – Puede ser un buen rrazonamiento que seguramente el ideal para contestarlo es Pedro y el equipo de VU, que manejó el tema, porque este es un cargo de VU. Sí creo que se planteó una cuestión básica: acá hay una importancia de la educación, creo que el mensaje es decir: “Bueno, señores, para nosotros es tan importante la educación que el primer cargo que ponemos sobre la mesa, y que ya incluso se remite el nombre propuesto, es este”.
EC – Decíamos recién que es un cargo honorario, probablemente los oyentes no lo tengan tan claro esto, es una diferencia con los directorios de entes autónomos, por ejemplo. Para usted esta designación implica una recarga de trabajo, porque usted es docente y al mismo tiempo tiene tareas que vienen de un cargo en la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua [URSEA]. ¿Podemos brevemente describir cómo es su esquema laboral?
RS – Yo soy docente efectivo por concurso en UTU, también por concurso soy el secretario general de la URSEA, estoy en comisión en el Parlamento nacional, y en ese marco soy el coordinador de técnicos de VU, un equipo de profesionales que trabaja desde el período legislativo anterior, trabajamos en la confección del programa de gobierno junto con muchos compañeros, y ahora seguimos asesorando a la bancada. A su vez soy el coordinador de la Fundación Propuestas [FundaPro].
Ustedes saben que desde la FundaPro venimos haciendo muchos estudios sobre todo en dos áreas. Seguridad, donde damos a conocer a través de un equipo encabezado por Guillermo Maciel y Óscar Ventura información vinculada con la seguridad y las políticas que se desarrollan en ese sentido. Y nuestro Observatorio de Educación, desde el cual creo que de algún modo jugamos un rol muy importante el año pasado y yo tuve el gusto de que ustedes me entrevistaran en algún momento. Pusimos un tema que para nosotros es clave sobre la mesa en materia educativa: la extensión del tiempo pedagógico y la efectiva calidad de tiempo pedagógico en Uruguay. Nosotros vinimos y dijimos que los calendarios teóricos de la educación son unos y los reales otros, se pierde una determinada cantidad de días de clases, queremos más días de clases, más horas de clase. Ese tema la FundaPro lo puso sobre la mesa. Estamos trabajando para potenciarla, para desarrollarla, y en ese marco mi actividad va por ese lado, además de un asesoramiento en materia de educación.
EC – ¿Cómo ve usted el hecho de que los cargos en la dirección de la INEED sean honorarios? ¿Eso no le quita de algún modo jerarquía?
RS – Yo lo que voy a decir lo dije antes de esta situación que tengo ahora de ser propuesto para ocupar un cargo ahí, lo dije en el marco de las negociaciones que muchas veces tuvimos para integrar los directorios de las nuevas universidades. El gobierno tiene esa política, que es una política que es a imagen y semejanza del co-gobierno universitario. Yo fui consejero de la Facultad de Derecho y era un cargo honorario, vamos a las sesiones, con suerte nos dan un orden del día, y ahí más o menos hacemos lo que podemos con el resto de nuestras actividades. Cuando se estaba planteando para las universidades, la Universidad Tecnológica [UTEC] tiene un directorio así, yo personalmente manifesté a los representantes del Frente Amplio mi discrepancia. Dije que creo que esto lleva a la desprofesionalización de la función, porque obviamente todos nosotros tenemos que tener ingresos para poder tener una vida decorosa y atender nuestras necesidades humanas y personales. El no contar con esa remuneración lleva a que uno tenga que seguir con el resto de las actividades, y necesariamente, quiera reconocerse o no, lleva a un descuido de la actividad que se encomienda.
EC – ¿Cómo es el régimen de trabajo previsto en el INEED?
RS – No lo conozco, ayer me llamó la presidenta del INEED para saludarme y quedamos en reunirnos. Yo en lo personal anuncio que tengo pensada una dedicación importante, quiero estar presente en el INEED todo los días -en la medida de mis posibilidades-, reunirme con los equipos de trabajo y no solo concurrir a las sesiones de directorio sino interiorizarme y aportar en todas las instancias.
EC – ¿Qué se le paga a los integrantes de esta dirección?, ¿un viático?
RS – Se nos paga un viático con un máximo de 4 BPC [Bases de Prestaciones], que está en tres mil y algo de pesos, por asistencia a las sesiones…
EC – Un máximo de 12.000, 13.000 pesos por mes.
RS – Por asistir a las sesiones, supongo que debe ser en contrapartida por los gastos que implica asistir a una sesión.
EC – Algo ya comentó, pero me interesa profundizar en esto: ¿qué espera de ese cargo?, ¿qué le parece que puede hacer? el margen para influir en las políticas públicas parece chico allí, el INEED no es un organismo que aplique políticas.
RS – Sin duda, no es un organismo de gestión. Si uno repasa la Ley de Educación aprobada en 2008, es un organismo que tiene múltiples funciones asignadas, y creo que por ahí va la cosa. En Uruguay hay una cuestión clave que es generar, propiciar, extender una cultura de la evaluación como un proceso de aprendizaje, de desarrollo, de mejora continua que necesariamente tiene que haber en todos los ámbitos. El INEED es nada más y nada menos que el encargado de evaluar la calidad de la educación, en ese marco tiene que evaluar específicamente el aprendizaje de los alumnos. Tiene que dar a conocer -mire qué importante esta función- cuáles son el cumplimiento de los objetivos y las metas de todos los organismos de la educación, MEC, la Administración Nacional de Educación Pública [ANEP], etcétera. A su vez tiene que informar, tiene que generar información calificada, cuestión básica para una construcción de ciudadanía responsable, pero además para involucrar a la sociedad en un proceso necesario de transformación y cambio en materia educativa. Lo decía [José Pedro] Varela: para poder tener una opinión, para ser un ciudadano pleno, hay que tener formación, hay que tener información, y el INEED tiene ese rol. Tiene también un rol de asesoramiento en materia de pruebas internacionales, cuando durante el gobierno del doctor [Jorge] Batlle, en 2003, comenzamos a incursionar en las pruebas PISA, yo prefiero no recordar todo lo que se nos dijo; y cuando en 2006 participamos recuerdo estar en el gobierno y que se le consultó al presidente Tabaré Vázquez y dijo: “Continuemos” y por suerte el gobierno ha continuado. El INEED tiene una función de asesoramiento, nosotros creemos que además de esta tendría que estar en otras pruebas.
Y además tiene una función fundamental que es el asesoramiento y acompañamiento en lo que refiere a la evaluación del sistema educativo nacional.
En esas pocas cosas que le he dicho, que no hago más que reproducir lo que dice la ley, fijese todas las competencias que tiene el INEED. Acá hay una conclusión clara, el INEED empezó a funcionar a mediados de 2012, lo que tenemos que trabajar todos, en equipo y en conjunto, es por reforzar su institucionalidad, que siga creciendo, que siga siendo un organismo altamente calificado y técnico.
EC – A eso iba con mi pregunta siguiente: da la impresión de que todavía está como en pañales, usted lo mencionaba, es un organismo nuevo. Las propias autoridades del INEED, cuando se presentó el último informe sobre el Estado de la Educación en Uruguay de 2014, admitieron que ese documento no aportaba datos nuevos, si no que más bien recopilaba lo existente. ¿Es eso lo que debe ser el INEED?
RS – Nosotros podríamos tapizar todo este lugar en el que estamos con diagnósticos en materia educativa. Lo que dijo el INEED es una realidad: reprodujo y repitió cosas que incluso se dicen desde la CIDE [Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico, que funcionó entre 1960 y 1967] que tenemos que llevar adelante. Una es los 200 días de clase, que venimos hablando hace tanto y que parece que ahora hay acuerdo, pero lo que viene a hacer el INEED es a ratificar esa cuestión. En el programa de gobierno del PC la sección en materia educativa lo titulábamos: “De los diagnósticos y discursos a la acción”. Lo que hace falta en materia educativa es tomar decisiones, hacer las cosas que incluso existe consenso que hay que hacer.
Lo que hizo el INEED fue hacer una recopilación de información importante, significativa. Eso no es menor, es su primer informe, un informe que en líneas generales uno lo comparte, que seguramente puede profundizarse en diversas áreas y muchísimo más. Y tuvo la valentía de decir algunas cosas, tiene que decir, en mi humilde criterio, otras cosas, tiene que generar mayores sugerencias y orientaciones que sirvan para la política educativa por ese rol que tiene, de evaluar. Pero creo, y comparto: tenemos que pasar de los diagnósticos a la acción, del dicho al hecho.
EC – Actualmente el INEED tiene un plantel de 30 investigadores, ¿eso es suficiente?
RS – Creo que no, y además una de las cuestiones que hay que potenciar desde el INEED es la investigación en materia educativa. Hay muy pocos investigadores calificados y además la investigación desde lo docente. Creemos, y lo decíamos cuando trabajamos mucho y se presentaron proyectos por la creación de la Universidad de la Educación [Uned]: un rol clave que tenemos que tener en el área docente es la investigación, la generación de conocimiento desde el mundo de la educación. El país está muy relegado en eso. El INEED juega un rol fundamental, yo creo que ahí hay una trilogía muy importante: INEED, ANII [Agencia Nacional de Investigación y la Innovación] y Uned, que lamentablemente hemos tenido ese balde de agua fría de que no se va a crear, pero bueno, seguramente donde esté la formación docente tendrá que trabajarse en ese sentido.
EC – Alex Mazzei, una de las directoras del INEED, en particular se mostraba crítica con las formas de evaluación que existen en Uruguay. Cuando la entrevistamos En Perspectiva a fines del año pasado sostenía que “en general las evaluaciones que tenemos de los jóvenes están circunscritas a matemática, español y, en el caso de PISA, ciencias. No se hace ninguna otra evaluación de ninguna otra área, ni de ciudadanía ni de todo lo que tiene que ver con lo socioemocional, que son habilidades y competencias fundamentales en la sociedad en la que vivimos”. ¿Usted está de acuerdo con esa inquietud?
RS – Comparto plenamente, y además los mecanismos de evaluación, que en la enseñanza media -que es la competencia del INEED- son absolutamente personalista e individuales, absolutamente dispares. Cada docente de los 13 que tiene un alumno cuando ingresa a ciclo básico tiene su criterio de evaluación, muy pocas veces coordinado y acordado con el colectivo docente y con la dirección desde una perspectiva pedagógica. Es decir: a las áreas de evaluación que menciona Alex Mazzei yo le sumaría esto otro, y creo que el INEED está llamado a cumplir un rol importante también ahí en materia de sugerencias de cambios y en la generación de una cultura en materia de evaluación.
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EC – ¿De qué materia es docente en UTU?
RS – Derecho y legislación de la empresa.
EC – Decíamos que ocupa un cargo presupuestado en la dirección de secretaría de la URSEA, ¿desde cuándo está allí?
RS – Desde 2006.
EC – Prácticamente desde el arranque del organismo.
RS – Si, empezó un poco antes, en el gobierno de Batlle, se fue consolidando su institucionalidad y cuando nosotros comenzamos éramos un poco más de 12 o 13 funcionarios, la presidenta era Cristina Vázquez y fuimos armando la institucionalidad de la URSEA como unidad reguladora. Yo me permito hacer un paralelismo entre la URSEA y el INEED, creo que la URSEA está llamada a cumplir un rol muy importante en materia de regulación y creo que el INEED puede jugar un rol clave en materia de regulación. No de contralor o de fiscalización sino de que el MEC diseña la política, apuntar hacia eso en el marco de la autonomía -que la ANEP la tiene asignada por ley-, los organismos educativos autónomos la ejecutan y el INEED colabora en esa implementación y desarrollo de políticas a través de la función asignada.
EC – De todos modos, como ya quedó dicho, hoy usted no está ejerciendo ese cargo en la URSEA sino que se encuentra en comisión en el Parlamento. Es eso lo que de algún modo va a permitir que se desempeñe en el cargo en la dirección del INEED, porque es un cargo honorario.
Menciono estos datos para completar un poco sus antecedentes, no sé si todos los oyentes lo conocen. Robert Silva tiene 44 años y en lo que tiene que ver con educación específicamente, fue secretario general del Codicen, entre enero de 1999 y mayo de 2005, durante seis años, y antes había sido secretario general del Consejo de Educación Secundaria, entre noviembre de 1996 y diciembre de 1998, dos años.
RS – Si, una muy rica experiencia que me terminó de enamorar en materia de educación. Yo vengo de una familia de educadores, abuela y madre maestra, soy profesor egresado del INET [Instituto Normal de Enseñanza Técnica], y tuve la grata responsabilidad de compartir el proceso de reforma del profesor Germán Rama. Aprendí muchísimo de él y de todo su equipo, Carmen Tornaría, Rosa Márquez, Nelly Leites, el profesor José Claudio Williman, Jorge Carbonell, Teresita González, en fin, una cantidad de gente que en aquel momento trabajó activamente por la educación del país, y vaya si hizo cosas. El otro día escuché la entrevista que le hiciste al director de Educación [Juan Pedro Mir, disponible en https://www.enperspectiva.net/en-perspectiva-radio/entrevistas/mec-la-autonomia-no-se-puede-leer-sin-articulacion/], del cual tengo el mejor de los conceptos y una excelente relación, y me llamaba la atención que no quería hablar del término “reforma” porque era el que había usado Germán Rama.
EC – Si, lo dijo, palabras más, palabras menos, en esos términos.
RS – Y yo digo, qué mal le hemos hecho a la educación tantas veces, por esos prejuicios, no me refiero a él, que es una persona de bien, pero en general… Yo en materia educativa lo viví varias veces, sobre todo por haber sido secretario general de la reforma de Rama: las cuestiones son buenas o malas según de dónde provengan. Así nos fue, la reforma educativa del ciclo básico de educación media se liquidó en 2006 porque era de Rama, liquidamos la UTU y Secundaria. Y tiempo después el ex vicepresidente de la República, actual ministro de Economía [Danilo Astori], entre otros varios dirigentes del gobierno, reconocen que era una buena reforma y que fue un error. Lo ha reconocido el subsecretario actual de Educación [Fernando Filgueira], yo lo escuché, ante la pregunta “Si usted tiene que decir una cosa que se hizo mal en el gobierno del Frente Amplio en materia de educación cuál es”, dijo: es haber dado marcha atrás con la reforma de Rama en educación media. Lo mismo pasó con los Centros Regionales de Profesores, se desmantelares, se estableció un plan de formación docente que le hizo jaque mate. Todo eso va también de la mano con lo que hablábamos hace un rato: lo sabemos, estamos todos de acuerdo con que tiene que haber un rediseño curricular, una integración y articulación entre Primaria y Secundaria, que no podemos seguir con el plan de formación de maestros y profesores -que cada vez tenemos menos y se expulsa-, estamos todos de acuerdo. Yo traje el programa del PC, pero si se revisan los de los demás partidos estamos todos de acuerdo, ¿y?, ¿por qué no lo hacemos?
EC – Por qué no lo hacemos se pregunta. Tomando pie allí le pregunto: ¿Cómo observa los primeros movimientos de la ministra del MEC María Julia Muñoz? Ella ha anunciado un rol más activo del MEC en el diseño de las políticas educativas, ha mostrado algunas señales de firmeza ante los sindicatos, y se ha preocupado en estos meses -como explicaba Mir- por llevar adelante en silencio conversaciones con el Codicen, los consejos desconcentrados y la Universidad de la República [UdelaR] para construir un ambiente de diálogo y cooperación. ¿Qué piensa usted?
RS – Yo lo primero, que ya lo dije y lo quiero reiterar, es que es una lástima que no nos podamos sentar alrededor de una mesa con responsabilidades asignadas a construir un pacto y luego un plan en materia de educación , creo que eso es realmente una lástima, se le hace muchísimo mal al país.
EC – Usted reclama un pacto de todos los partidos políticos.
RS – De todos los partidos, actores sociales y los que están involucrados en el quehacer de la educación. Nosotros lo venimos sosteniendo hace tiempo, hemos propiciado esas instancias y ojalá exista la posibilidad de reflotar los acuerdos de 2010 en materia educativa y se pueda trabajar en ese sentido.
Hecha esa acotación, quiero decir que nosotros compartimos -y lo decimos también en el programa de gobierno- que tiene que haber un rol más preponderante del MEC como el gran articulador y gestor en materia de política educativa, respetando plenamente la autonomía…
EC – Yo planteaba ese tema en una editorial (https://www.enperspectiva.net/en-perspectiva-radio/editorial/ensenanza-y-autonomia-tiras-y-aflojes/), es todo un tema ese, es un problema que han tenido todos los gobiernos, porque la Constitución fijó autonomías muy contundentes para el Codicen y los consejos desconcentrados. Y en principio el papel del MEC es poco relevante, por no decir inexistente.
RS – Es un papel de articulador, en donde el MEC debe jugar un rol más preponderante desde una perspectiva política en coordinación con las autoridades de la educación. A ver, ¿de dónde salen las autoridades del Codicen?, de Secundaria, Primaria y UTU, ¿quién las pone en sus cargos?, el gobierno. Si es el gobierno, se supone que debe haber una política, un rumbo, una perspectiva de cómo y qué es lo que se quiere para la educación, que permitirá trabajar articuladamente.
EC – Formalmente la cosa no es tan así, el gobierno tiene la potestad de nombrar a los consejeros políticos de la ANEP…
RS – Que son tres en cinco.
EC – Y de ahí para abajo en realidad ya, en teoría, no es el gobierno, es el propio presidente del Codicen en acuerdo con los otros consejeros quien designa a los miembros de los consejos desconcentrados.
RS – Exactamente, es así, el presidente lo elige el gobierno y ese presidente se supone que cuando es designado debe haber hablado de sus perspectivas, de lo que quiere hacer y de con quién quiere trabajar. Eso ha sido históricamente así, y yo me alegro de que sea así, porque el día que no pueda el gobierno tener a sus referentes en los cargos de gestión, que van a llevar nada más y nada menos que la política educativa nacional, vamos a estar en problemas. Es lo que hemos venido reivindicando desde siempre.
Lo que decimos es que tiene que haber más amplitud y la posibilidad de que otros actores, distintos del partido de gobierno, puedan participar. Nosotros eso lo reivindicamos, creo que se puede hacer, hay experiencias en el país de que así ha funcionado, manejando las autonomías, respetándolas plenamente; en un marco de autonomía técnica, de gestión, pero coordinada. El MEC lo puede y lo debe hacer, porque además la Ley de Educación de 2008 reforzó las potestades del MEC.
EC – ¿Pero cómo se hace para que esto pueda correr sin polémica, sin discusiones, para que estemos todos de acuerdo en cuáles son las atribuciones, por ejemplo del MEC?
RS – ¿Cómo se puede hacer? Usando las herramientas que la Ley de Educación tiene o generando otras. Nosotros en el programa de gobierno hablamos, por ejemplo en materia terciaria, de la creación de un sistema universitario, terciario, nacional, que abarque universidades públicas y privadas, centros educativos terciarios públicos y privados. Ahí el que necesariamente está llamado a tener un rol preponderante es el MEC. ¿Cómo se hace? Creando institucionalidad, fortaleciéndola y tomando decisiones, que yo creo y reitero que es un grave problema que tiene la educación: no se toman decisiones.
Respecto a los otros niveles educativos, primero teniendo un proyecto político nacional en materia educativa, si fuera consensuado mejor, y, segundo, generando esos espacios a través de la Comisión Coordinadora del Sistema Educativo Nacional, que no es la misma la que existe desde 2008 a la que existía antes, y es bueno reconocerlo: el MEC ha tomado un rol más protagónico, la ministra está decidida a hacerlo y ¿sabe qué? yo lo celebro, creo que está bien que el MEC lleve adelante un rol más protagónico, más activo, respetando las autonomías.
EC – Está bien, pero de algún modo el éxito de ese emprendimiento depende no de la normativa sino de la buena voluntad que haya de los otros actores para efectivamente darle al MEC ese espacio desde los consejos.
RS – Buena voluntad, coordinación, articulación, política, proyecto en materia educativa… Si yo integro un mismo gobierno, tengo teóricamente un mismo programa de gobierno y quiero llevarlo adelante, no deberían existir mayores diferencias. Hablo desde la perspectiva de quienes están ahí en representación del gobierno, obviamente que van a existir diferencias con los sindicatos y pueden existir con otros actores, porque acá vamos a otro tema -que tú has mencionado también en ese espacio- que es la concepción de la autonomía. ¿Qué concebimos por autonomía? Hace tiempo había leído un artículo que decía “La Universidad de la República o la República de la universidad”, y muchas veces uno siente eso, la UdelaR durante mucho tiempo estuvo alejada del marco de una política nacional en materia educativa. Ahora se ha integrado, se ha creado la UTEC, que nosotros trabajamos muchísimo por su creación, fue una propuesta en 2009 del programa del PC; trabajamos muchísimo por la Uned, y creo que la generación de nuevos actores en la educación es fundamental para generar ese marco de sana competencia, de trabajo por la profesionalidad y el desarrollo.
EC – Sí, pero usted decía: el tema es cómo se concibe la autonomía.
RS – ¿Cómo se concibe?, desde una perspectiva de autonomía técnica y de gestión, en el marco necesario de una política nacional. Tiene que ser esa la concepción.
EC – Tiene que ser, pero hay que plasmarla en algún lado, hay que escribirla, darle validez formal.
RS – Mire, el INEED en su estudio dice que la Ley de Educación habla de política educativa pero no asigna quién la va a llevar adelante. Por ejemplo, dice: la política educativa será diseñada por la ANEP, pero después la coordinará el MEC, la articulará tal otra entidad; pero no dice efectivamente quién tiene la responsabilidad. Ese es un trabajo colectivo que tenemos que hacer, de avance, no tener miedo a discutir y plasmar los cambios que haya que llevar adelante.
EC – Dentro de estos primeros dos meses del gobierno una de las novedades más “espectaculares” ha sido el anuncio que hizo la ministra del MEC de que queda por el camino el proyecto de la Uned. En realidad la Uned todavía tiene su ley pendiente porque el proyecto se bloqueó en el Parlamento, pero existía la intención -y creo que estaban todos los partidos políticos de acuerdo- de sacar ese proyecto adelante y fundar la Uned, un viejo reclamo también de gremios docentes, etcétera. Dice el gobierno que hay que definir prioridades presupuestales, que el contexto no es el adecuado como para estar derrochando recursos, y que en definitiva esa formación universitaria de los docentes se puede lograr con las instituciones ya existentes, la UdelaR para empezar. ¿Cómo vio ese paso?
RS – Para mí fue una triste noticia… idas y venidas que lamentablemente han sucedido muchas veces en educación. En 2005 el senador y ex presidente [Julio María] Sanguinetti, presentó un proyecto de ley con el cual tuvimos el gusto de trabajar desde la Secretaría de Educación del PC con todo el equipo. Allí proponía darle rango universitario a los docentes y a darle la posibilidad a la ANEP para que, en convenios con la UdelaR, expida títulos de rango universitario para maestros y profesores: 2005. ¿Qué dijo el Codicen en aquel momento? No, vamos a crear un instituto especializado, vamos a esperar que venga la Ley de Educación, que va a transformar y revolucionar la educación del país, y vamos a crear ese instituto. Vino la Ley de Educación y se creó el instituto de Educación, que no era una universidad; en 2012 -hablamos de 2005, 2008 y 2012- no se había presentado el proyecto de ley orgánica. Trabajamos desde el equipo de educación y se presentó en el Parlamento por medio del senador Bordaberry; unos meses después lo presentó el Poder Ejecutivo. Luego generamos instancias de trabajo, se elaboró un proyecto que está 90% aprobado entre todos los representantes de los partidos políticos, se aprobó en Diputados y no en el Senado. ¿Por qué?, porque hay una diferencia sustantiva en el co-gobierno.
¿Sabe cuál es mi posición? Creo que el gobierno actual se ha dado cuenta de que el co-gobierno no es bueno para la nueva universidad.
EC – ¿Usted cree que la razón de fondo por la cual no se va a impulsar la Uned es esa y no la presupuestal?
RS – Yo creo eso. Le voy a decir una cosa: en todo el país hay 31 establecimientos más el Centro de Posgrado, y se va a crear otro más. Hay más de 30 establecimientos educativos ya funcionando en materia de formación docente, tienen más de 2.000 docentes, más de 24.000 estudiantes, el año pasado se gastaron más de 66 millones de dólares en formación docente. Recursos hay, se necesitan más para investigación y extensión, obviamente, estamos de acuerdo, pero ahí vienen los convenios que se pueden llevar adelante con el INEED, con la ANII, con la propia UdelaR, con la UTEC.
EC –O sea que efectivamente la formación que se requiere se puede conseguir sin crear una nueva universidad.
RS – Yo soy partidario de crear una nueva universidad que tenga esa especificidad porque existe una tradición histórica que además no es bien vista. Hay una crónica [del diario el País] que usted leyó el otro día con comentarios que se dijeron en el Paraninfo de la UdelaR cuando la ministra hizo el anuncio: muchos actores universitarios dijeron “pero nos van a tirar a los docentes”. Es decir: no hay una lógica de complementariedad en donde la UdelaR pueda tomar la formación docente para sí, que además yo no lo compartiría, creo que la formación docente tiene una historia a nivel nacional, su propia idiosincrasia y sus propias particularidades. Estaría muy bueno crear una universidad muy potente, con convenios con universidades internacionales, etcétera, para eso se necesitan más recursos, pero recursos existen y además hay que tener una buena gestión y administrarlos bien.
Creo que acá hay un tema de co-gobierno que fue planteado, entre otros, por la fundación [Nueva Agenda Progresista] que integra el actual director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto [Álvaro García], por el sociólogo [Eduardo] de León, que criticó duramente el proyecto de co-gobierno que el Frente Amplio impulsaba… Capaz que debemos explorar por ese lado.