En Salto la cantidad de evacuados por las inundaciones alcanzó las 3 mil personas. En diálogo con En Perspectiva, el intendente de ese departamento, Andrés Lima, aseguró que las crecidas dejaron a varios pueblos aislados durante días, puentes rotos, daños en la caminería rural, y perjuicios al turismo ya que se cancelaron varias reservas en las termas de Arapey y de Daymán. Según Lima, hasta el 4 o 5 de enero el río no bajará para permitir el retorno de los evacuados.
EN PERSPECTIVA
Lunes 28.12.2015, hora 10.20
EMILIANO COTELO (EC) —Es el título principal en varios de los matutinos de esta mañana:
El País (con una foto de la ciudad de Paysandú, donde hay 2.357 desplazados): “Dramática situación con más de 11.000 evacuados”.
La República (un poco más optimista): “Inundaciones: lo peor ya pasó. Operación retorno, desplazados emprenden regreso a sus hogares”.
La Diaria (asunto central y con foto en tapa): “Ni abajo del agua. Hay más de 11.000 desplazados por inundaciones. El gobierno y la oposición cruzaron críticas por posturas frente a esta situación”.
El Observador (que lo pone como tema secundario, en la parte inferior de la portada): “Situación de inundados, tensa relación entre el presidente y Lacalle Pou”.
En los últimos días, aquí En Perspectiva, hemos estado en contacto con Rivera y Artigas. Vamos ahora al departamento de Salto. Del otro lado de la línea se encuentra el intendente Andrés Lima.
ROMINA ANDRIOLI (RA) —¿Cuál es la situación hoy allí en Salto?
ANDRÉS LIMA (AL) —En Salto tenemos el río estabilizado, eso es lo más importante, habría llegado al pico de la creciente. Estamos con 16,30 m y los informes de la Comisión Técnica Mixta anuncian que el río va a estar oscilando entre los 16,30 y 16,50 m de aquí al 4 o 5 de enero.
RA —¿Cuál es la cota de seguridad?
AL —A partir de los 9 m comenzamos a tener dificultades. Estamos en 16,30 m, y oscilará entre 16,30 y 16,50 m. Eso hace que durante por lo menos 10 días más tengamos que estar atentos, extremar los cuidados y sobre todo que no llueva. Ese sería el único ingrediente extra que podría alterar este estado de situación, que hubiese lluvias abundantes aquí en la ciudad de Salto o en la cuenca inmediata, que motivasen un volumen de agua importante en esta zona.
RA —¿Qué pasa con la cantidad de personas evacuadas a esta altura de la mañana? ¿Algunos han podido regresar a sus hogares o todavía no?
AL —No, todavía no. Como le decía, hasta el 4 o 5 de enero el río no baja, va a estar estabilizado en esa altura. Hasta la jornada de ayer teníamos 2.942 personas desplazadas por la creciente, hoy a la mañana ya hemos superado las 3.000, porque hemos iniciado una campaña, a través del Comité de Emergencia, en la que le solicitamos a aquella persona o familia que se autoevacuó, que se retiró de su domicilio por sus propios medios, que hoy tiene una morada transitoria y que no se registró, no lo comunicó al Comité de Emergencia, que lo haga. Precisamos esa información entre otras cosas para que reciban los beneficios que hay sobre todo en cuanto al pago de la factura de la luz y el agua, UTE y OSE, y además porque para el operativo retorno, que tenemos que organizar, prever y ejecutar, necesitamos saber a ciencia cierta cuál es el número real de personas desplazadas. Así que superamos ya las 3.000 personas afectadas.
La mitad son mayores de edad, la otra mitad, menores. En este momento estamos brindando alimentación a más de 600 personas. Es un trabajo coordinado entre la Intendencia de Salto, el Plan Alimentario y el Sistema Nacional de Emergencia (Sinae), más algunas colaboraciones de instituciones del departamento. Se brindan tres comidas al día: desayuno, almuerzo y cena, sobre todo a familias desplazadas y de un contexto socioeconómico bastante crítico.
RA —¿Han podido sacar cuentas respecto a otros impactos que, además de los desplazados, que es el que tiene mayor notoriedad, han tenido estas inundaciones? Me refiero a otras partes del departamento que puedan verse afectadas o incluso al sector productivo.
AL —Sí, hay otros perjuicios. Uno de ellos es la caminería rural, porque llovió en todo el departamento, en algunas zonas más de 250 mm. Además de haber generado durante días que varios pueblos estuvieran aislados, las lluvias provocaron que algunas localidades quedaran sin luz y sin agua. La Intendencia trabajó en coordinación con UTE para que esas poblaciones volvieran a tener estos servicios. Además de roturas en algunos puentes, tenemos daños en la caminería rural, lo mismo que daños en las calles de la ciudad de Salto, por la propia creciente y por las lluvias que tuvieron lugar en los últimos días. También hubo una tormenta muy fuerte el sábado de noche, de 45 minutos, con vientos de más de 100 km, que causaron destrozos grandes a pequeños y medianos productores hortícolas. A la ciudad de Salto la rodea un cordón hortifrutícola, con un desarrollo importante de invernáculos, y allí hubo pérdidas importantes. En lo turístico ha habido perjuicios para las termas de Arapey y de Daymán, sobre todo muchas reservas fueron dadas de baja, con efectos para ambos centros termales que en esta época del año son muy importantes para Salto.
EC —Más temprano entrevistábamos al meteorólogo Mario Bidegain, y él recordaba cómo se había venido analizando en toda la región el fenómeno de El Niño que caracteriza a este año 2015. En especial puntualizaba que ya en agosto, setiembre estaba claro que esta época iba a ser grave. Tengo acá el reporte del Inumet de setiembre, que dice: “La intensidad máxima de este episodio de El Niño, que se prevé se alcance entre octubre de 2015 y enero de 2016, podría hacer que se convirtiera en uno de los cuatro episodios más fuertes de El Niño desde 1950”. La consulta que quedaba planteada durante la entrevista con Bidegain era en qué medida esta advertencia había sido tomada en cuenta, por ejemplo por los intendentes, para preparar las ciudades, las zonas que podían ser afectadas por fenómenos como el de las inundaciones. En el caso de Salto, ¿qué ocurrió?
AL —El fenómeno de El Niño ha golpeado fuerte en la ciudad, porque es la tercera inundación que tenemos en cinco meses. Si bien esta es la más importante en cuanto a volumen y daños, tuvimos dos más, en octubre hubo una y en el mes de agosto hubo otra, que no tuvieron esta magnitud pero causaron perjuicios.
En el caso nuestro la previsión de lo que iba a suceder nos llevó a fortalecer la organización departamental del Comité.
EC —¿La gente sabía que esto era un riesgo, efectivamente?
AL —Sí; no de esta magnitud, no el río a 16,30 m ni 3.000 personas fuera de sus domicilios, pero teníamos el anuncio de que iba a haber crecidas. Es más, allá por el mes de setiembre se nos informó que hasta el mes de enero íbamos a tener dificultades con el río Uruguay. Eso llevó a que fortaleciéramos el Comité Departamental de Emergencia, que viene trabajando muy bien y donde están sumadas no solo las organizaciones previstas por la ley, sino que mucha sociedad organizada, muchas ONG, iglesias, instituciones que de repente no está previsto que integren el comité preceptivamente, por ley, en los hechos están trabajando y han fortalecido el trabajo. Eso llevó a que tomáramos esa decisión y hasta el día de hoy venimos trabajando como Comité Departamental, naturalmente con el apoyo del Sinae. Por ahí básicamente estuvo nuestra previsión en cuanto a fortalecernos a nivel local para hacer frente a estas dificultades que tenemos hoy.
EC —En cuanto al futuro, ¿qué tipo de medidas de fondo se están tomando en materia de infraestructura, el diseño de la ciudad de Salto y de otros lugares del departamento? ¿Qué se está planificando para que estas situaciones no se repitan, o por lo menos para que no afecten a la cantidad de gente a la que afectan cada vez que se da una inundación?
AL —En el caso de Salto tenemos una particularidad. Hay algunas zonas de la ciudad que se han solucionado y se pueden solucionar. Romina me preguntaba a partir de qué altura del río se afecta a las primeras familias. A partir de los 9 m se afecta a un grupo de pescadores que viven sobre el río Uruguay. A partir de los 11 m tenemos el primer evacuado por el río Uruguay fuera de los pescadores. Esto es así, 11 m, porque en los últimos 30 años todos los gobiernos departamentales, más allá del color político –y en Salto han pasado todos los partidos políticos por la Intendencia–, se han ido generando planes de vivienda y retirando a las familias. Eso podemos continuarlo, de hecho ya tenemos previsto con el Ministerio de Vivienda un predio donde pensamos alojar a algunas de estas familias.
Pero la ciudad de Salto tiene una particularidad: además del río Uruguay, tiene dos arroyos, el arroyo Ceibal y el arroyo Sauzal, que la atraviesan de este a oeste, incluso hay tramos que están muy cerca del centro de la ciudad. Estos arroyos se desbordan y terminan generando un perjuicio tan grande como el que genera el río Uruguay. Ahí la solución es complicada, es muy difícil. Hoy día tenemos familias evacuadas de un nivel económico importante, propiedades que están muy bien avaluadas comercialmente. Es muy difícil instrumentar un realojo, implicaría trasladar barrios enteros. Lo que pensamos hacer, a través del operativo retorno y políticas de vivienda con el Ministerio de Vivienda, es elevar la cota, que hoy está en 11 metros.
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Transcripción: María Lila Ltaif