Si bien el 90 % de los uruguayos considera que la vista es el sentido más importante, el 35 % de la población jamás consultó a un oftalmólogo. De hecho, en el último año, sólo el 17 % ha visitado a este especialista. Los datos provienen de una encuesta sobre salud visual realizada por la consultora Teresa Herrera & Asociados a pedido del Grupo Altavista Lab & Trend.
En entrevista con En Perspectiva, tanto el director de Altavisa, Juan José Monetti, como el doctor Martín Sánchez, presidente de la Comisión Directiva de la Asociación Uruguaya de Oftalmólogos, coincidieron en que esos números revelan una “desventaja desde el punto del diagnóstico” porque esas personas están perdiendo la oportunidad de que se les detecte problemáticas que “pueden terminar en ceguera”.
Sin embargo, los entrevistados discreparon en una de las posibles causas de la falta de acceso a la consulta. Mientras que para Sánchez los recursos humanos en el área en nuestro país son adecuados, para Monetti la cantidad de especialistas es insuficiente y sería necesario complementar la oferta con otro tipo de especialistas, los optometristas, que podrían descongestionar la atención en salud ocular.
EN PERSPECTIVA
Lunes 02.11.2015, hora 10.16
EMILIANO COTELO (EC) —¿Cómo están ustedes de la vista? ¿Cuándo fue la última vez que visitaron a un oftalmólogo?
Pese a que para la amplia mayoría de los uruguayos la visión es el más importante de los sentidos, la tercera parte dice que no concurrió jamás a una consulta con un especialista por este tema.
Estos datos surgen de una encuesta sobre salud visual que se conoció el mes pasado y que genera varios llamados de atención. Por ejemplo, que miles de uruguayos pueden estar necesitando algún tipo de corrección visual y no lo saben.
¿Por qué ocurre esto? ¿Cuán preocupantes son estos números? ¿Es necesario tomar algún tipo de medidas para cambiar la situación?
Vamos a detenernos justamente en los resultados de esta investigación. Para eso nos acompañan en estudios la socióloga Teresa Herrera, a quien habitualmente escuchamos en La Mesa de los Miércoles, que vino con otro sombrero, el de directora general de Teresa Herrera & Asociados, que fue la consultora que llevó adelante la encuesta; está también con nosotros Juan José Monetti, director del Grupo Altavista Lab & Trend, que es la empresa que encargó este estudio; y el doctor Martín Sánchez, que es presidente de la Comisión Directiva de la Asociación Uruguaya de Oftalmólogos.
Primero, una pregunta para Juan José Monetti, que dirige una empresa dedica al rubro de la óptica: ¿Por qué encargaron un estudio como este? ¿Qué les interesaba averiguar?
JUAN JOSÉ MONETTI (JJM) —Bueno, previamente evidentemente teníamos una intuición acerca del estado de la salud visual en Uruguay basada en la práctica cotidiana, la relación con los distintos actores y la vinculación de la gente, del propio entorno y del resto de la sociedad. Pero necesitábamos verificarlo de alguna manera o demostrar lo contrario, si ese fuera el caso, con datos, de una manera científica. Es por eso que contratamos a Teresa Herrera & Asociados, que nos daba las garantías metodológicas y científicas al respecto para tener estos datos que confirmaran, o no, lo que pensábamos. Los datos de la investigación de Teresa confirman lo que pensábamos, de alguna manera…
EC —Básicamente, en un gran resumen, ¿qué confirma?
JJM —En primer lugar el porcentaje importante de uruguayos que no han tenido ninguna clase de acercamiento con la salud visual o con profesionales de la salud visual.
EC —35 % contesta que no consultó en su vida a un oftalmólogo.
JJM —Sí, son 840.000 uruguayos mayores de 18 años; si a esto sumamos a los niños, cuya situación la podemos ver aparte porque sí hay políticas para la infancia, nos está dando prácticamente un millón de uruguayos sobre los cuales no tenemos diagnóstico en salud visual. Esto no quiere decir que estén necesitando algo, pero es absolutamente significativo como dato.
EC —Ese es un número muy grueso de los varios que vamos a ir comentando en los próximos minutos. Me queda también por saber, en estas primeras preguntas, si no había antecedentes, Teresa, de encuestas como estas.
TERESA HERRERA (TH) —Nunca se había hecho en el país una encuesta como esta. Hay, por supuesto, algunos estudios que tienen que ver con áreas en términos de la atención o de enfermedades oculares en particular, cosas por el estilo. Nosotros estuvimos buscando antecedentes, como uno siempre hace cuando va a encarar un estudio de estos, y encontramos fuera [del país]. Es más, algunas de las preguntas, el tipo de preguntas, la formulación, ya han sido probadas en otros países, porque uno nunca inventa la pólvora cuando investiga.
Pero en Uruguay, un estudio que nos dijera cuánta gente ha ido o no [al oftalmólogo], cuánta en el último año, si ha consultado alguna vez en su vida, dónde compra los lentes, por qué, etcétera, no. Incluso nosotros mismos hemos hecho algunos estudios parciales o particulares sobre la compra de lentes o cosas por el estilo para alguna empresa privada hace años -no para ellos sino para otras ópticas- pero en realidad nunca jamás un estudio tan completo como este, de alcance nacional. Hicimos 804 casos con precisión estadística, estamos seguros de que la muestra es representativa del conjunto de la población.
EC —Ahora le pregunto al doctor Sánchez, presidente de la Asociación Uruguaya de Oftalmólogos: ¿Cuán novedoso le resultó a usted este panorama?
MARTÍN SÁNCHEZ (MS) —Primero decir que es tal cual como dijo Teresa, nunca se había hecho una encuesta de este tipo. Se hizo a nivel del ámbito, un poco también corroborando lo que tú decías, una encuesta en cuanto a salud visual que se llama RAP por sus iniciales en inglés. En realidad fue una evaluación rápida de ceguera prevenible que en este país se hizo en 2011 sobre 4.000 personas; es una valoración clínica de las personas mayores de 50 años, ese es otro dato importante. Fue una encuesta elaborada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) específicamente para saber sobre salud visual, muy específica, no tuvo en cuenta la opinión de la gente, fue básicamente algo objetivo para saber si la gente tiene problemas y qué tipo de problemas. Eso por un lado.
Con respecto a esta encuesta, primero, bienvenida sea, porque un poco a veces uno da supuestos y la realidad no son supuestos. Estos números vistos fríamente alarman: 840.000 uruguayos mayores de 18 años, estamos hablando de casi un tercio de la población comprendida en esa edad, sacando a los niños, que son casi 25 % de la población uruguaya estamos hablando de un tercio: choca. Ahora tenemos que ponernos a analizar la situación.
EC —Ese es uno de los números. Otro número: fue al oftalmólogo en el último año 17 %. Por otro lado, la mayoría de las personas que tienen enfermedades en la vista, no las considera enfermedades. Esto último es muy llamativo. Teresa, ¿podemos explicarlo?
TH —Claro, vamos a explicar por qué llegamos a esa conclusión. Nosotros en la encuesta preguntábamos: “¿Cuál es el sentido más importante para usted?”, por lejos es el de la vista. Nosotros empezamos la encuesta sin decir específicamente sobre qué tema era, la gente se daba cuenta de que era sobre salud pero nada más. Después le preguntábamos: “¿Qué enfermedades tiene usted?”, y nos decían diabetes, hipertensión, etcétera, pero un número muy reducido nos mencionó enfermedades de la vista. Resulta que después, a partir de las preguntas de cuántos usan anteojos y demás, el volumen [de personas con problemas en la vista] es muchísimo más grande. Entonces, leyendo el conjunto de los datos uno dice: en realidad las personas que tienen o miopía o hipermetropía, presbicia, lo que sea, no lo consideran una enfermedad.
EC —¿Y son una enfermedad?
MS —Es una discusión semántica: ¿es una enfermedad o son disfunciones funcionales? En mi modesta opinión, hoy en día, con la calidad de vida que demanda lo cotidiano, lo podemos considerar una enfermedad…
EC —Recién estábamos hablando de miopía, hipermetropía, astigmatismo, pero después hay otras que son un poco más complicadas
MS —Por supuesto, estamos hablando de lo más visible, que son los errores refractivos, que es donde se agruparían todos esos problemas. Creo que ponerles del mote de “enfermedad” también es una carga muy pesada para la gente, porque uno entiende otras cosas por enfermedad, pero que es un problema, es un problema, es una disfunción. Y, vuelvo a repetir, en los tiempos que corremos hoy, en los que la calidad de vida, y nada menos que la visual, es importante para todos, es importante, no minimizar eso.
TH —Incluso, si me permitís, eso [de no considerarlo una enfermedad] da como consecuencia determinadas conductas. Si yo creo que no es una enfermedad no voy al médico y me compro los lentes en la feria para poder leer. Veamos todas las consecuencias que acarrea esa concepción de no considerarlo una enfermedad: no cabe ninguna duda de que la mayoría de los que tenemos más de 40 tenemos presbicia, salvo los miopes que son los que menos tienen…
EC —Pero también.
TH —Pero también tienen, tú sos miope.
EC —Conozco perfectamente…
TH —Pero, realmente, si yo considero que no es una enfermedad puedo comprarme los lentes en el free shop, en la feria, en cualquier lado. Incluso, capaz que me estoy adelantando, me gustaría mucho que hiciéramos hincapié en el perfil de quiénes no consultan, porque el perfil de quienes nunca fueron al oftalmólogo es un perfil que sí se relaciona con otras investigaciones que hemos hecho nosotros.
EC —Antes de que siga con la pregunta siguiente, Juan José, ¿te quedó algo para agregar de esto que veníamos charlando hasta ahora?
JJM —Sí, solo para complementar: el que la persona concurra a asistirse o a la consulta con el oftalmólogo, que es el profesional de la salud visual por excelencia sin ninguna duda, desde el punto de vista de la sociedad nos pone en una desventaja desde el punto del diagnóstico, porque la asistencia al oftalmólogo por un vicio refractivo, como dice Martín, por decir: estoy viendo menos, tengo presbicia, o lo que sea, es una oportunidad que el oftalmólogo en un chequeo más profundo pueda detectar otro tipo de problemáticas.
EC —Ese es un detalle interesante.
JJM —Otro tipo de problemáticas implican todas las enfermedades que pueden terminar en ceguera. Esos son temas graves de salud: el glaucoma es uno, la retinopatía diabética, la maculopatía, las cataratas… Esto lo puede detectar el oftalmólogo en una consulta y ningún otro profesional de la salud visual puede hacer eso.
EC —Sería bueno que esto lo desarrollara justamente el oftalmólogo de la mesa: más allá de su fuero profesional y de defender la fuente de trabajo, ¿por qué es importante que la gente consulte al oftalmólogo?
MS —Porque justamente creemos… Hoy en día la calidad de vida y visual de la gente es fundamental, todo entra por los ojos, y la demanda que hay en nuestro medio ambiente en cuanto a tecnología hace que queramos ver bien, perfecto. La gente muchas veces cuando va al oculista la primera cosa [que dice es]: “Vengo porque no veo”, la famosa presbicia, “Ya no me dan los brazos” […] Entonces se piensa que a veces es algo muy sencillo: “Sentate acá, te pongo esto, el +1, el -2”, y es justamente la oportunidad que tenemos nosotros de hacer en un screening, de cinco o diez minutos según el caso, una detección de patologías que perfectamente pueden dejar ciega a una persona.
EC —¿Efectivamente se hace ese control en cualquier consulta, aunque alguien vaya porque quiere corregir sus lentes para ver de cerca?
MS —Deberíamos hacerlo, por supuesto que puede haber [excepciones], pero es lo que está en las buenas prácticas de la oftalmología. Muchas veces sucede que son pacientes ya conocidos que por distintos motivos ya han consultado reiteradamente, entonces a veces uno le hace un screening más rápido. Eso lo evaluamos en el momento y según el paciente y su edad, porque por supuesto que a una persona que no es diabética no le va a buscar elementos de retinopatía diabética, a una persona joven no le vamos a buscar elementos de maculopatía, eso tenemos que personalizarlo en cada paciente que va a la consulta.
Pero, groseramente, no es solamente probarles lentes, es hacer todo un chequeo visual que incluye descartar otras patologías que sí pueden dejar ciega a una persona, con todo lo que acarrea eso a la sociedad, a la familia y a la persona.
EC —¿Con qué frecuencia hay que consultar a un oftalmólogo?
MS —Eso habría que verlo, depende de la edad, de si tiene alguna patología asociada o no, no es lo mismo una persona diabética que una sana. Por ejemplo: los pacientes diabéticos una vez por año, como mínimo, deberían ir por su diabetes; los glaucomas, que es otra enfermedad que se ha mencionado, depende del grado de glaucoma, no es lo mismo un glaucoma en estado iniciales que en terminales, pero podemos decir que se debe ir una vez al año como mínimo.
Si tengo que resumir, porque es muy difícil decir cada cuánto tiene que ir cada uruguayo, diría que lo saludable sería una vez al año, por lo menos. Estoy hablando de generalidades, hay que ver después cada caso, no es lo mismo una persona que ya tiene un vicio refractivo, que puede ser por ejemplo una miopía elevada, que no solo importa el tema de la miopía ahí, porque hay mucha gente que usa muchas dioptrías, el famoso “culote de botella”, perdón por la palabra…
TH —Pero es más claro que la otra expresión
EC —Ya por suerte en los últimos años no son tan gruesos.
MS —No son tan gruesos pero la gente sigue… la típica cuando llegan a la consulta es: “Doctor, no me ponga esos lentes”, sé que ha mejorado hoy en día y cada vez son más finos, pero…
EC —La persona que tiene una miopía alta a partir de determinada edad corre el riesgo, por ejemplo, de desprendimientos de retina, ¿no?
MS —Es lo que iba a decir, a veces nosotros lo citamos cada seis meses no tanto por el tema de sus cambios en la refracción, que quizás es lo que la persona ve como importante, “Me está cambiando la refracción cada seis meses”, sino por los riesgos de desprendimiento de retina, para valorar la retina periférica. O sea, repito: no podemos encasillar a todo el mundo en cada cuánto deberíamos ir [al oftalmólogo], pero si tengo que generalizar diría que una vez al año sería saludable. Después hay que ver cada caso, porque si hoy te examino a ti y te encuentro todo perfecto por ahí te digo que no es necesario que vengas el año que viene sino dentro de dos años. Depende de cada caso.
***
EC —Si bien el 90 % de los uruguayos considera que la vista es el sentido más importante, el 35 % de la población jamás consultó a un oftalmólogo. De hecho, en el último año, sólo el 17 % ha visitado a este especialista. Son algunos de los datos que salen de esta encuesta sobre salud visual realizada por la consultora Teresa Herrera & Asociados que estamos examinando esta mañana.
Teresa, ¿podemos hilar un poco más fino en qué es lo que señalan los encuestados a propósito de su relación con la consulta oftalmológica?
TH —Creo que ahí hay un problema cultural serio, cuando miramos el perfil de quienes no consultan…
EC —¿Quiénes son?
TH —Fundamentalmente son varones, mayores y del interior. Ahí yo creo que se cruzan una serie de desigualdades sociales y algunas que tienen que ver con lo económico y con el género.
Hace tres o cuatro años hicimos un estudio para el Ministerio de Salud Pública [MSP] sobre la salud de los varones, con perspectiva de género, y analizamos y pudimos ver que los varones son los que menos consultan en todo. ¿Por qué los varones se mueren antes que las mujeres?, no es porque sean más debiluchos sino porque cuando son jóvenes se revientan con el auto o se matan entre sí y porque después, de adultos, como “los hombres no lloran”, “los hombres no padecen”, “a los hombres no les pasa nada”, realmente les cuesta mucho asistir a la consulta de salud. Esto de la vista está vinculado también a esto y a un tema cultural, porque si además de eso yo soy una persona con escasa formación, con pocos ingresos, etcétera, no cabe ninguna duda de que es mucho más barato ir a la feria del pueblo y comprarme los lentes para poder leer -porque es lo que más les pasa, que no pueden leer-. En realidad se resuelve el asunto por ahí antes que por ir a una consulta que, en promedio, según nuestra encuesta, lleva 40 días conseguirla, hay que pagar la consulta y pagar unos lentes recetados que normalmente, para la mayoría de las personas, son caros, eso lo dicen las mismas personas en la encuesta.
Entonces todo ese combo hace que una persona veterana, mayor, hombre, que nunca ha tenido mucho contacto con el servicio de salud, porque las mujeres aunque sea para parir lo tienen, realmente lo vea como algo ajeno y como que la solución “más práctica” sea ir a comprar los lentes a la feria o cualquier otro lugar.
[…]
EC —¿Entonces?
JJM —Con respecto a esta relación que estamos hablando y que explicaba Teresa de aspectos de índole más cultural y educativo, si bien la encuesta no lo consulta, no es un motivo de investigación pero sí pasa a ser motivo de interpretación: en salud visual en Uruguay también tenemos problemas de acceso. Teresa mencionaba: 40 días para acceder a una consulta, promedio en el país, en el interior es de 120 a 150 días y tenemos respuestas, como bien lo puede certificar Teresa, de 300 días. Entonces, en primer lugar es complicado y difícil acceder a una consulta oftalmológica para la enorme mayoría de la gente: hay un 4,2 % de los encuestados que se atiende en seguros privados, ¿sabés en cuánto consiguen la consulta oftalmológica?, para la misma semana, no hay ningún problema. Un oftalmólogo para el cual en la mutualista te dan hora para dentro de tres meses en una consulta privada te da hora para mañana o pasado…
MS —No es tan así.
JJM —Esto es lo que da la encuesta, Martín, 40 días de promedio, en el interior nos vamos a 120 días, lo puede certificar Teresa.
TH —Sí.
JJM —Hay un problema de acceso, evidentemente, aparte de los aspectos culturales y todo lo demás.
Acá lo que hay que pensar, un poco la encuesta lo que intenta es aportar datos para que comiencen a generarse determinados debates sobre la salud visual en Uruguay. Para nada es una encuesta, y mucho menos las interpretaciones que nosotros podamos hacer, que pretenda ser el ombligo del mundo o la verdad revelada, pero los debates sí son necesarios porque tenemos que respondernos por qué en Uruguay hay un millón de personas que no están diagnosticadas.
EC —Y la Asociación de Oftalmólogos, ¿qué respuesta tiene para esa pregunta?
MS —Primero lo que tú decís, yo me baso en tus palabras, no podemos hacer interpretaciones a la ligera, no podemos decir que un millón de uruguayos no tienen ningún tipo de diagnóstico, punto número uno. No sé de dónde sacaste ese millón…
JJM —Te lo contesta Teresa, que es…
MS —Teresa dijo 840.000 uruguayos que no consultaron.
JJM —Esos son los mayores de edad, más los niños…
MS —No sé de dónde sacaste a los niños que, justamente, en este país, por el tema del programa de salud escolar…
JJM —¿Cuántos niños hay en Uruguay?
MS —Dijimos que aproximadamente un cuarto de la población.
JJM —¿Cuánto es?
MS —Tienen que obligatoriamente pasar, está en el carnet, si no…
TH —En el carnet de salud cuando entran en el sistema educativo.
MS —A los tres años, preescolar, a los tres, los cinco y a los 12 años.
TH —No necesariamente todos los niños entran a los tres años al sistema educativo.
MS —No, estoy de acuerdo, pero sí te puedo decir, porque es una realidad que no lo dice esto [en referencia a la encuesta] pero uno lo ve todos los días, que es que muchas veces vemos a los niños hasta dos veces en el año que es, como decíamos hoy, el abuso del sistema. Pero volviendo un poquito a…
JJM —Hay que responder los 840.000, olvídate de los niños, si querés, te hago el descuento del millón.
MS —No, pero primero, acá tenemos que atacar lo que tú decís: difícil acceso. Uno ve los…
EC —Se han mencionado en estos minutos varios factores posibles, uno de ellos es la dificultad de acceso, ¿qué dicen ustedes sobre eso?
MS —Primero que estamos trabajando en el MSP porque hay reglamentos muy claros y concretos que dicen cuál es el tiempo de espera que puede tener un paciente para acceder a un especialista. Sabemos que es menor a los 40 días, si está sucediendo eso, que no digo que no suceda, yo lo veo también, no puedo negar la realidad, trabajo en eso…
TH —Ah, ah.
MS —Por supuesto que los lugares más desprotegidos son los de salud pública, pero en otros lugares también pasa que hay gente que accede el mismo día. Tú hoy pusiste el caso concreto de una conocida tuya que en el mismo día fue a la sociedad por otras causas y consiguió en el día la consulta.
EC —Pero es un panorama desparejo, ¿no?
MS —Es un panorama desparejo, que es un poco lo que queremos trabajar, el otro día…
TH —Cuanto más vas al interior más desparejo se vuelve.
MS —Depende de los lugares del interior, te puedo asegurar que hay departamentos del interior que están mejor que Montevideo porque tienen una relación de oftalmólogos y consultas con respecto a la población que tienen que es mucho mejor que la de Montevideo. Vuelvo a lo mismo: esto es totalmente desaparejo.
EC —¿Y cuál es la causa de la demora en los lugares en los que es grande?
MS —Es multifactorial, no lo podemos achacarlo a un solo elemento: hay un tema cultural, tema de que hay gente que quiere consultar y a veces no consigue hora, es cierto…
EC —Mi pregunta era esa: en los lugares en los que se demora en conseguir hora, en las instituciones en las que se demora, ¿cuál es el motivo?
MS —Repito: multifactorial. Primero, hay un alto porcentaje -en el interior es muy común por distintos factores que puedo mencionar- de ausentismo. Me pasa, yo trabajo en dos lugares en el interior, uno público y otro privado, en el Hospital de Minas tengo entre 30 % y 35 % de ausentismo, en la Federación Médica del Interior [FEMI] de Durazno también, hay veces que tenemos un ausentismo de 30 %, hay días que no. Ahí entran otros factores: gente del interior que a veces si siquiera es de la ciudad mismo, sucede muchas veces que con las lluvias se corta el río, el puente, y no pueden acceder. Pero un tema importante es ese: el ausentismo, tenemos que concientizar a la gente.
EC —A los profesionales.
MS —No, no, me refiero al ausentismo de las personas que sacan hora de consulta, la gente que saca hora y que después no va.
TH —Claro, Martín, pero a nosotros igual nos da que ese promedio de 40 días, ojo que tiene como decía Juanjo, acá no están los microdatos, gente que dice que puede tardar casi medio año en conseguir hora.
MS —Bueno, pero eso habría que verlo con el sistema, para algo está… Vuelvo a repetir…
JJM —Sobre el sistema tengo una opinión también…
MS —Dejame terminar, vuelvo a repetir: es multifactorial, no podemos buscar solo una cosa. Creo que también decir así a la ligera “faltan profesionales”…
TH —Nosotros no lo dijimos.
MS —Tú no lo dijiste, pero, Juan, tú lo dijiste el otro día en el MSP. No quiero entrar en eso…
JJM —Lo voy a aclarar.
MS —Pero lo dijiste, dijiste que los recursos humanos…
JJM —Emiliano me va a dar la oportunidad de aclararlo.
MS —Ojalá, porque lo que tú dijiste: lo fundamental es el debate. Vuelvo a repetir, una cosa que tenemos que hacer es concientizar a la gente de la importancia que tiene la consulta, que cuando por determinadas razones una persona no puede concurrir que avise, así le da el lugar a otra persona. Repito: existe un gran ausentismo, y eso se puede registrar porque hoy en día está todo en el sistema informático que tiene el MSP. Segundo: concientizar a la gente de regular y pautar cuántas veces o cada cuánto tiene que concurrir, me pasa con pacientes que poco más que los veo todos los meses, yo no sé cómo hace para conseguir hora, pero todos los meses los veos. O sea, es multifactorial.
EC —Y este ángulo posible, el de que falten profesionales, ¿cómo es?
JJM —En primer lugar en Uruguay más allá de algo que es un orgullo para el país que es el Hospital de Ojos y de las políticas para la infancia, como bien se mencionaba, no hay un programa nacional de salud visual, en primer lugar.
Hay un actor en todo esto que son las instituciones, nosotros estuvimos el año pasado discutiendo con una mutualista muy importante de Montevideo la posibilidad de hacer una campaña de prevención, después de una semana de no recibir respuesta insistimos y la respuesta fue que una campaña de prevención implicaba que les aumentaban las consultas oftalmológicas y que eso para ellos no era rentable. Entonces, las instituciones, o por lo menos esta en este caso, no van a promover prevención en salud visual por un tema de rentabilidad.
El tema que menciona el doctor Sánchez sobre lo que nosotros dijimos el día 8 de octubre en el MSP es algo que dijimos en términos condicionales: podría ser un factor de [falta de] acceso la falta de profesionales de salud visual. De alguna manera los datos -que nosotros tenemos unos pero el doctor Sánchez maneja otros, supuestamente con la misma fuente pero con una lectura totalmente diferente- muestran que en Uruguay, no hay la cantidad de oftalmólogos necesarios para atender la demanda.
EC —Esos números de ustedes, ¿qué dicen?
JJM —Según ellos hay 260 oftalmólogos en Uruguay ejerciendo, eso indicaría que Uruguay estaría entre los mejores niveles en cuanto a cantidad de oftalmólogos cada 100.000 habitantes en el mundo. Para nosotros a ese dato le falta una cuestión fundamental: lo manejan en comparación con países en los que existen otras profesiones vinculadas a la salud visual que complementan la actividad del oftalmólogo, de ninguna manera la sustituye porque es insustituible, pero de alguna manera la complementan. Entonces, por ejemplo, en Estados Unidos hay más oftalmólogos que en Uruguay cada 100.000 habitantes y sin embargo existen otras profesiones que hacen que el acceso sea mucho más sencillo.
EC —¿Cuáles son las otras profesiones?
JJM —La optometría.
EC —¿O sea?
JJM —Una profesión de carácter universitario que existe en todo el primer mundo, en América Latina hace 50 años que existe en Colombia, hace menos en Venezuela y Ecuador, pero va avanzando paulatinamente país a país, hay algo similar en Chile.
MS —En Chile no hay, perdón que interrumpa.
JJM —Bueno.
EC —¿Ese profesional es quién, el que realiza una parte del trabajo del oftalmólogo?
JJM —Exacto.
MS —Sólo refracción.
EC —O sea, recetar los lentes.
JJM —Y, de encontrar algún antecedente o indicio de patología, lo deriva de inmediato al oftalmólogo, que es el profesional que atiende las patologías.
EC —Implícito está entonces en este momento de la conversación que la existencia en Uruguay de esa otra profesión ayudaría a descongestionar, a que hubiera mayor posibilidad de consultas. Vamos a cerrar con este punto.
***
Estábamos consultando a Sánchez a propósito de la existencia, en otros países, de una profesión que en Uruguay no está desarrollada: la del optometrista, el que receta lentas, digamos, con formación universitaria, que despliega la tarea más mecánica del trabajo de un oftalmólogo, digamos. Puede pensarse, se mencionaba en la charla, que si se desarrollara [esa carrear] quizás facilitaría este problema que estamos teniendo de que la gente consulta poco, se descongestionaría la atención de salud ocular. ¿Qué dicen ustedes?
MS —Primero quería hacer también una acotación: en Uruguay en el tema salud visual no solo trabajan oftalmólogos, hay licenciados en oftalmología, que es una tecnicatura paralela que es de muy amplia ayuda para nosotros. Ellos tienen mucho que ver con el tema pesquisaje y con el tema del examen, colaboran. O sea que, primero, no trabajamos solo oftalmólogos en Uruguay, también existe otra carrera universitaria que es de gran ayuda y valía.
Con respecto al tema de la optometría, que es algo muy novedoso en todo el mundo, es una eterna discusión. En otros países es una carrera universitaria de entre cuatro y cinco años, pero también en muchos de esos países hay que ver el contexto geográfico del país: Estados Unidos, Colombia, otras regiones, son lugares donde a veces es muy difícil que llegue el oftalmólogo, entonces los optometristas cumplen una labor social importante. En Uruguay, un país chico sin grandes dificultades geográficas, donde siete horas nos lleva de una punta a la otra, hoy en día prácticamente la accesibilidad del oftalmólogo a todas las partes existe, estamos en todos lados. Tal es así que los números en Uruguay dan que hay entre dos y tres oftalmólogos radicados en cada departamento y la migración que se da entre distintos departamentos es muy alta. Con esto quiero decir que, salvo el caso particular de un departamento, donde esa relación que mencionaba Juan José es mala, si nos comparamos con los estándares internacionales marcados por la OPS y la Organización Mundial de la Salud, estamos mejor.
EC —Esta discusión queda abierta, no la vamos a agotar acá, la esbozamos apenas. En los segundos que faltan me gustaría q viéramos por lo menos algún punto más de la encuesta. ¿Qué pasa con el uso de lentes de sol?
TH —Esa es una cosa que tiene que preocuparnos mucho: más de la mitad de la población o no usa o usa sin filtro UV, que es lo mismo que no usar, o peor, por lo que he aprendido durante todo este proceso.
JJM —Es peor.
TH —Es peor. Realmente la compra en la calle, que eso sí es lo que tú leías más temprano, Emiliano, es altísima, la compra en lugares donde no corresponde y la falta de uso de lentes de sol por parte de los niños. Es decir, me parece que es un tema que dado el agujero de ozono, que eso lo tenemos claro todos, el sol no es el mismo que cuando nosotros éramos chicos, cuando ni se nos ocurría usar lentes de sol… Me parece que también ese es un tema sobre el cual hay que poner el foco en la política pública.
Hay que pensar que hay 840.000 personas que no están consultando. Ese es un tema cultural, de accesibilidad, seguramente multicausal, pero hay que poner el foco en esa situación. Y también hay que poner el foco en el tema del cuidado de la vista con los rayos de sol y demás, porque si estamos todos de acuerdo en que es el sentido más importante, es entonces el que más hay que cuidar.
EC —Hay varios oyentes que ponen el acento en el precio de los lentes en general, de los armazones, de los cristales, de los lentes de sol… Sobre ese punto, ¿qué responden ustedes?
JJM —Sí, la encuesta dice que dos terceras partes de los encuestados, no importando el nivel socioeconómico, consideran a la solución visual como costosa o muy costosa en Uruguay. Esto es una realidad. Hay una carga impositiva importante, hay que pensar que todo lo relacionado a óptica, menos la fuerza laboral y el consumo energético, es básicamente importado, va con los vaivenes también del tipo de cambio, si bien la tendencia en el precio de los productos en óptica tiende a la baja.
EC —¿Lo que tú estás diciendo es que hay un factor tributario que pesa en estos valores?
JJM —Hay un factor tributario y hay un factor también de masa crítica para sostener el negocio.
TH —Yo como investigadora de mercado puedo decir que si los 840.000 consultaran, y seguramente muchos de ellos necesiten lentes, también ante mayor demanda, todos sabemos, baja el precio de la oferta.
EC —¿Doctor Sánchez?
MS —Del tema tributario no puedo hablar, lo que sí puedo es hacer referencia a un estudio que hizo la Unesco donde dice que los precios de los lentes son 300 % más caros de la región. No creo que eso sea solo fiscal.
JJM —La misma encuesta que menciona el doctor Sánchez también habla de que las cirugías en Uruguay son las más caras de América Latina.
MS —Eso es a nivel privado, si vas a nivel mutual o de salud pública te sale totalmente gratis y con la misma tecnología…
JJM —Sí, gracias al Hospital de Ojos.
MS —No, a nivel mutual también, perdóname, andá a nivel mutual y operate, te operás gratis también con la misma tecnología que hay a nivel privado.
Sobre lo que tú decías, para repetir: no hagamos facilismos: que 840.000 uruguayos no hayan consultado no significa que necesiten lentes…
TH —No, yo no estoy diciendo eso.
MS —Sí dijiste que si todos consultan se necesitarían más lentes y bajarían los precios, eso no lo sabemos. Un tema fundamental: no solo pensemos en el tema lentes, lo importante de la salud visual va más allá de los lentes, en el estudio que mencionamos de la ceguera prevenible se ve que solo el 3 % tiene problemas refractivos, hay problemas de cataratas, diabetes y glaucoma, eso es mucho más importante que el tema lentes.
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Transcripción: Andrea Martínez