Foto: En Perspectiva
Las empresas que trabajan en rubros potencialmente contaminantes tienen siempre sobre sí puesta una lupa.
Sin embargo, ya sea por mal manejo o por accidentes que ocurren, no son raros los episodios de contaminación.
Y es allí donde surge la pregunta de qué hacer.
Recientemente hubo más de un caso vinculado con UPM: el vivero que la empresa finlandesa tiene ubicado en Guichón recibió una multa de 700 UR, poco más de un millón de pesos, por la derivación de plaguicidas contaminantes hacia la cañada y arroyo Santana.
Además todavía está procesándose una sanción de 1.000 UR, que serían aproximadamente $ 1.600.000, contra la misma compañía por un derrame de soda cáustica en la planta de Pueblo Centenario.
Pero no son los únicos ejemplos: el Ministerio de Ambiente (MA) sancionó con 100 y 200 UR a empresas areneras que estaban afectando el curso del río Santa Lucía, según denunció la Intendencia de Canelones. La propia comuna también aplicó multas por $ 3.000.000 contra una de ellas.
Y no solo son privados los que han debido pagar: según informó El País, el MA ha multado a la OSE por más de 30 mil dólares, por verter efluentes brutos a las aguas uruguayas con un nivel de coliformes fecales superior al legal, entre otros incumplimientos.
O saliendo del mundo empresarial: el conductor televisivo Marcelo Tinelli fue multado en cuatro veranos diferentes por manejar en cuatriciclo por las playas de Maldonado, y una vez por realizar obras en su casa de José Ignacio sin autorización ambiental.
¿Cómo se sanciona a quienes violen las normativas en esta materia? ¿Alcanza con la amenaza de una multa para que se respeten esas normas? Y más aún: ¿cómo tiene que pensarse esa multa?
Conversamos En Perspectiva con Marcelo Caffera, quien es doctor en Economía de los Recursos Naturales.