Los abogados Gustavo Gauthier, experto en derecho laboral, y Carlos Loaiza, especializado en tributación, coincidieron en entrevista con En Perspectiva en que la regulación de Uber deberá afectar tanto a la empresa como a sus choferes, con derechos y obligaciones, y lograr el equilibrio entre los derechos adquiridos por empresarios y trabajadores del transporte y los de los usuarios, que demandan un mejor servicio de transporte.
En algunos países la primera reacción ante la llegada de Uber fue la prohibición total, pero éstas han sido revertidas por resoluciones judiciales que señalan que no es posible prohibir una actividad económica lícita, señaló Gauthier. En el caso de Uruguay una prohibición total podría vulnerar la libertad de empresa, coincidieron Gauthier y Loaiza, por lo cual sería necesario regular esta actividad y no prohibirla.
“Cuando uno se plantea la regulación hay que tener presente que estamos frente a una empresa extremadamente flexible y adaptable a las distintas circunstancias”, señaló Gauthier, quien señaló que en cada ciudad en la que arriba Uber se adapta a las reglas para “tratar de evitar las limitaciones, los impuestos o las regulaciones laborales aplicables a las empresas tradicionales” de transporte. En este sentido, Loaiza señaló que “estas empresas siempre están por delante de la regulación porque sus sistemas son muy dinámicos”.
Loaiza indicó que en términos tributarios Uber presenta dos desafíos: todo el diseño tributario está diseñado para empresa que tengan lugar físico, y sería muy difícil intentar gravar a los choferes uno por uno. Por lo tanto, es necesario “que quien intermedia haga las veces de agente de retención o de responsable de recaudación tributaria”. Uber, el fisco y las tarjetas de crédito deben “sentarse a negociar” una regulación por la cual se retenga un porcentaje de las ganancias que se quede en el país.
Tanto Loaiza como Gauthier señalaron que esta regulación también deberá balancear todos los derechos que están en juego: los de los dueños y trabajadores del sistema de transporte tradicional y los de los usuarios. “En Uruguay hay una cultura de no poner el acento en el usuario”, señaló Loaiza, y Gauthier agregó que estos “claramente están demandando un mejor servicio de transporte”.
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