
EC – Tengo esa información; mencioné al PVP porque, de estos grupos, es el más conocido, y de todos modos es un grupo muy minoritario.
VC – La apuesta acá es a mostrar que dentro del FA hay otras voces y otras miradas sobre Montevideo, más allá de las de los grandes grupos, las de los grandes bloques. Nosotros siempre decimos que el camino se hace con otros y que nosotros somos un vector más. Entonces si hubiéramos estado solos, si no hubiéramos visto el entusiasmo en otros compañeros y en otras agrupaciones, no sé si habría surgido la candidatura.
EC – En las elecciones nacionales el PVP integró el espacio que apoyó a Constanza Moreira. Pero Constanza Moreira, y la gran mayoría de esos grupos, se volcaron ahora hacia la candidatura de Daniel Martínez. ¿Por qué el PVP, con los otros grupos que usted mencionaba, decidió impulsar un nombre propio?
VC – Hacia octubre, todos los grupos que apoyamos a Constanza Moreira y que integramos Casa Grande coincidimos en muchos énfasis y armamos listas en un sublema común. Hacia las departamentales todos los grupos estuvimos conversando qué hacer, y no hubo acuerdo. Por lo tanto, parte de los grupos que apoyaban a Constanza Moreira y que integraban Casa Grande decidieron apoyar a Daniel Martínez, otra parte de esos grupos decidieron apoyar a Lucía Topolansky, y estos tres grupos nos pusimos a conversar qué íbamos a hacer, si íbamos a apoyar a Lucía o a Daniel o si íbamos a generar una tercera candidatura. Y nos convencimos de que había necesidad de generar esta candidatura, por un lado para aportar al FA y a la victoria del FA enriqueciendo y mejorando la propuesta para Montevideo; por una apuesta a la renovación y a las mujeres jóvenes en la política, y para darle continuidad al proceso en el que veníamos de generar un espacio político crítico de izquierda dentro del FA.
Por otro lado veíamos –para mí este fue uno de los argumentos que más me convencieron cuando discutimos este tema– que había una mirada, una propuesta sobre Montevideo que no iba a ser llevada con fuerza por ninguno de los candidatos y que teníamos unos énfasis propios que teníamos que llevar adelante, poner sobre la mesa. Esta candidatura pretende eso.
EC – Resuelto que iba a haber un nombre propio impulsado por el PVP, ¿por qué se opta por Virginia Cardozo, alguien que la mayor parte de los montevideanos no conoce? Hay un riesgo alto todavía al jugar con un nombre que está “debutando”.
VC – Asumíamos un riesgo y un desafío pusiéramos el nombre que pusiéramos. Sabíamos que era una apuesta jugada pero veíamos que era necesaria y que era importante para Montevideo, para el FA y para generar un espacio de izquierda crítica dentro del FA. Se manejaron varios nombres, desde antes de terminar de discutir este tema, desde los meses previos se venía conversando y habían circulado varios nombres. Finalmente, en los últimos días, cuando teníamos que resolver, recuerdo que alguien de los grupos que actualmente apoyan a Daniel Martínez, dijo: “si generamos una tercera candidatura tiene que ser una mujer joven para darle continuidad y coherencia al trabajo que venimos haciendo”. Y una compañera de mi grupo dijo: “solo mujer joven no basta, tiene que tener conocimiento del territorio, conocer Montevideo desde lo territorial; sería importante que tenga conocimiento sobre el tema departamental en sí”. Creo que los compañeros vieron un poquito esa apuesta en mí, por un lado porque yo vengo trabajando en estos temas desde hace tres años en la Mesa Departamental del FA, voy como delegada por el PVP, por tanto vengo haciendo un seguimiento de todos los temas departamentales.
EC – O sea que hay una experiencia acumulada en los temas de la Intendencia de Montevideo.
VC – Exacto. Yo milito territorialmente desde los 15 años, hay experiencia en lo territorial desde mis 15 años y del trabajo con vecinos y vecinas de Montevideo. Pero específicamente en los temas de la Intendencia hace tres años que trabajo todas las semanas participando en la Mesa Departamental del FA de Montevideo, haciendo un seguimiento de los temas, trabajando con compañeros de la Intendencia, haciendo un seguimiento del programa, cómo se va implementando, de las problemáticas que llegan a la Intendencia. En eso venía y por eso los compañeros pensaron que estaba bueno impulsar ese conocimiento que yo venía acumulando, y por otro lado también esto de la mirada territorial y el trabajo desde ese lugar. Creo que los compañeros hicieron una apuesta y confiaron en mí por todos esos motivos.
EC – ¡Flor de carga de trabajo!
VC – Capaz que el cambio ahora que es un poco más que la gente sabe quién soy y me saluda por la calle. Pero yo soy muy activa, por el hecho de trabajar mucho y con una vocación muy grande por mi trabajo, estudiar y seguir formándome, seguir militando intensamente, tratar de ver a mi familia en el medio… Soy de tener una vida muy activa y muy al palo.
EC – ¿Cuál es la familia?
VC – Mi familia son mis padres, que viven en la Cruz de Carrasco, con mis hermanos, soy muy cercana a mis hermanos mellizos, que son más chicos, y después mi prima, mi tía. Esa es mi familia.
EC – ¿Y el trabajo? ¿Cuántas horas lleva la profesión de médica?
VC – Lleva muchas horas. Y más porque desde el lugar que yo trabajo hay mucho que hacés por vocación y porque uno trabaja inserto en un territorio, entonces surgen cosas que uno va acompañando, va siendo parte de ese proceso, y a veces no son estrictamente las horas que tenés pautadas. Ahora estoy haciendo la residencia en Medicina Familiar y Comunitaria, que son 48 horas semanales, y además estoy trabajando en un proyecto de la Junta Nacional de Drogas con usuarios problemáticos de drogas en situación de calle, la Unidad Móvil de Atención, una propuesta muy interesante, me encanta ser parte de ese equipo, que son otras cuantas hora. Más las horas de estudio, los cursos y la militancia. Me muevo bastante bien.









