
Ese fue el título de un reportaje que publicó el domingo pasado El Observador y que puso el foco en un fenómeno delictivo muy grave y poco difundido: el de las familias que son expulsadas de sus hogares por grupos de criminales.
Como ejemplo, contaron tres historias desgarradoras donde la vulnerabilidad, la violencia y el narcotráfico son elementos en común.
Emiliano Cotelo conversó con dos de los autores de ese reportaje, Tomer Urwicz y Emanuel Bremmermann, para que nos cuenten su trabajo con el tema y profundizar en la información sobre este flagelo.

Camila, Luciana y Bárbara son tres mujeres de distintos barrios que fueron forzadas por delincuentes a abandonar sus hogares junto con sus familias.
Sus historias, desgarradoras, fueron publicadas en una nota de El Observador del domingo pasado, que puso el foco en un fenómeno delictivo muy grave y poco difundido: la usurpación de viviendas que llevan a cabo grupos criminales.
En base a esos tres casos, el artículo detalla cómo avanza este tipo violencia, donde familias enteras son desplazadas de sus casas de un día para el otro, o en un rato nomás, mediante amenazas, homicidios e incendios.










