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Cumbre de las Américas en Panamá buscará descomprimir el clima antimperialista en la región

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Entre hoy y mañana se desarrollará en el país centroamericano la VII Cumbre de las Américas. En las horas previas al comienzo, En Perspectiva conversó con la corresponsal del diario La Nación en Washington, Silvia Pisani, que está cubriendo el foro internacional. Según la periodista hay expectativa por los avances en el restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Sin embargo, señaló que el deshielo definitivo todavía tiene enormes obstáculos para resolver que trascienden a la cumbre. Además, en las horas previas el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aclaró que Venezuela no es una amenaza para la seguridad interna de su país, lo que fue bien recibido por su par, Nicolás Maduro. Según Pisani, estas declaraciones harán que la Cumbre de Panamá tenga un tono diferente a la anterior que se realizó en Cartagena, donde primó un clima antimperialista.

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EN PERSPECTIVA
Viernes 10.04.2015, hora 10.10

ROMINA ANDRIOLI:
En unas horas nada más comienza en Panamá la VII Cumbre de las Américas. Pero antes de empezar ya puede afirmarse que se tratará de un momento histórico. Por primera vez, en más de 20 años desde la creación de esta reunión de jefes de Estado, Cuba fue invitada a participar. La ocasión servirá para que Raúl Castro y Barack Obama se vean por primera vez después del anuncio de restablecimiento de las relaciones diplomáticas que ambos líderes realizaron en diciembre del año pasado.

Pero claro, ese no es el único foco de atención que depara el evento. La tensión entre Estados Unidos y Venezuela, que tuvo su punto culminante cuando Washington declaró al gobierno de Nicolás Maduro como una “amenaza extraordinaria” para el país, es otro de los ingredientes con los que cuenta esta cumbre que reunirá a una treintena de jefes de Estados del continente.

¿Qué se juegan las Américas en las próximas 48 horas en Ciudad de Panamá? ¿Dónde están puestas las principales expectativas? Vamos a conversarlo en los próximos minutos con Silvia Pisani, corresponsal de La Nación en Washington, pero que en estos momentos la encontramos allí mismo, en la Cumbre.

¿Cómo te recibió Panamá?, ¿cómo se encuentra la temperatura? Estás madrugando bastante, ¿no?

SILVIA PISANI:
En este momento son las 8.15, una mañana lindísima en Panamá, tengo una vista preciosa del Océano Pacífico desde la bahía de Panamá, y estamos solamente a unos 5 km del famoso canal que abraza los dos océanos, un muy buen símbolo para el abrazo que se espera aquí, dentro de un ratito, entre los presidentes Obama y Castro. No sabemos si será abrazo, apretón de manos o qué, pero alguna interacción entre los dos va a haber, seguro.

NICOLÁS BATALLA:
Si, veíamos que hay hasta apuestas para ver qué es lo que ocurre, si un abrazo o un apretón de manos.

Este es un momento del cual estamos hablando desde diciembre del año pasado. Cuando Obama y Castro hicieron aquel el anuncio del restablecimiento de sus relaciones diplomáticas, todas las miradas cayeron sobre estos días de abril en el que ambos coincidirían en Panamá. ¿Cuáles son las expectativas depositadas en este momento en concreto en lo que respecta a la relación entre ambos países?

SP – Hay un entorno político, que es lo que está transcurriendo ahora, que lo que hace es avalar y dar gestos importantes de la intención. Paralelamente, como vos decís, ¿cuáles son los resultados concretos? Hay que ir avanzando en la remoción de enormes obstáculos que en este momento impiden una relación fluida y que se construyeron a lo largo de 50 años de hielo. Entre otros, eliminar a Cuba de la lista de estados que financian el terrorismo, avances concretos en materia de derechos humanos y todo lo que se viene reclamando como parte de la normalización de las relaciones. Es en eso donde todavía están los pendientes.

RA – ¿Cómo definirías cuánto se avanzó en este tiempo en eso que hemos llamado el restablecimiento de relaciones?

SP – Se avanzó mucho, porque esto era impensable hace nada más que tres meses. En este momento lo que ha ocurrido, por ejemplo, es algo que suena complejo de explicar: Estados Unidos avanza en el proceso para remover a Cuba de la lista de países terroristas. El Departamento de Estado completó la revisión de esta situación y ahora falta una serie de pasos. Hay una recomendación del Departamento de Estado en ese sentido, tiene que ser discutida por otras agencias gubernamentales, y luego de eso se hace una recomendación final a la Casa Blanca, que es la que debe tomar la decisión. Todo esto lleva tiempo, hay no menos de 45 días por delante para saber si Cuba sale o no de la lista de países terroristas. La intención política obviamente es que salga, lo que pasa es que hay un proceso y es difícil acelerarlo, eso es lo que nos explican aquí.

RA – ¿Y cuáles son esos otros pasos, hitos en esta recomposición de relaciones? Se había especulado mucho con la posibilidad de llegar a la cumbre con las embajadas abiertas de ambos países, o por lo menos de Estados Unidos en Cuba; eso, sin embargo, no ocurrió, ¿qué otros hechos quedan por el camino?

SP – No se pudo justamente por esto, porque están las trabas construidas a lo largo de años, entre ellas la calificación de Estado terrorista, esta es una traba muy importante. En la medida en que se vaya avanzando en eso se puede avanzar en las otras: normalización con las embajadas y sobre todo acceso a posibilidades financieras, a financiamiento en Estados Unidos, Cuba está necesitando inversiones, los estadounidenses quieren invertir en Cuba. En la medida que se avance en eso llegan los otros aspectos, incluido sobre todo el económico. Cuba aquí acaba de hacer un planteo muy fuerte en ese sentido sobre lo que necesita en materia de infraestructura.

NB – ¿Cómo llega Obama a esta Cumbre?

SP – Llega con un problema, o varios, en materia de lo que tiene que ver con Cuba. Es curioso: en la medida en que las dos administraciones hacen gestos para acercarse, cubanos pro y anti castristas se están agarrando en las esquinas de esta ciudad, discutiendo y denunciando que este acercamiento no es posible. Todo esto repercute en la política interna estadounidense, hay reclamos en el Congreso a Obama para que sea firme con el gobierno de los Castro, para que insista con el tema de los derechos humanos. Obama también tiene que medir cómo avanza en eso. Él podría, por ejemplo, avanzar con órdenes ejecutivas más claras o más aceleradas en la recomposición, evidentemente también tiene que medir sus tiempos internos y está yendo muy rápido para las dificultades que había.

NB – Este tipo de Cumbres suelen ser propicias para que algunos mandatarios de izquierda practiquen su antiimperialismo y repudio al gobierno estadounidense. ¿Este es un momento de mayores o de menores posibilidades de que ocurra algo por el estilo?

SP – Creo que la última de esas cumbres así de gran protesta contra Estados Unidos fue la de Cartagena, Colombia, hace un par de años. Allí hubo una enorme queja contra la injerencia de Estados Unidos y se le reclamó precisamente esto: que no podía ser que Cuba estuviera ausente. El Departamento de Estado del gobierno de Obama creo que recogió y muy inteligentemente aceptaron incorporar a Cuba en la reunión. Esa fue la principal descomprensión, a partir de eso una serie de gobiernos regionales, entre ellos el uruguayo, se comprometieron a trabajar para serenar los ánimos y evitar que esa prédica torpedeara de alguna manera el encuentro. Y está dando resultados. Una de las noticias de último momento, y que realmente es una sorpresa, es que el propio Nicolás Maduro recoge el guante y dice que ve con buen tono la recomposición de relaciones que está intentando también Estados Unidos. Creo que vamos a ver una cumbre de diferente tono.

RA – YA que lo mencionabas a Nicolás Maduro, nosotros lo comentábamos en la introducción, hace algunas semanas apareció este nuevo ingrediente en la cumbre que es la creciente tensión entre Venezuela y Estados Unidos, que es otro de los puntos en los que está puesto el foco. ¿Cómo viene evolucionando esa relación bilateral? Porque en las últimas horas se han dado señales bastante confusas respecto a esta relación, porque Obama mismo salió a decir que Venezuela en realidad no representaba una amenaza para el país, después de aquel decreto que había generado tanta discrepancia, se enviaron funcionarios de alto nivel del gobierno estadounidense a Venezuela para intentar bajar tensiones… ¿cómo se explica eso?

SP – Por una serie de torpezas. La cumbre venía muy bien, venía con muy buen clima, diplomáticamente venía muy bien planteada para que saliera bien y no ocurriera lo que sucedió en Cartagena, y el Departamento de Estado toma esta decisión de sancionar a siete funcionarios del gobierno venezolano acusados de violaciones a los derechos humanos, pero lo hace con el lenguaje habitual para este tipo de resoluciones, que incluye la identificación como amenaza. Esto fue la torpeza, lo que podría pasar después de la cumbre es que se modifique ese lenguaje que burocráticamente era mucho más difícil de entender. Lo que se está tratando de explicar es que es parte de un formulario legal de declaración que viene de hace mucho tiempo. Obama lo que dice es: miren, es la forma que tenemos de redactar esto, no significa que digamos que Venezuela sea una amenaza.

Una torpeza diplomática que se está tratando de limar y recomponer en el máximo nivel. Es increíble, pero esto es lo que está pasando. Esa recomposición está dando resultado, ahí lo vemos a Maduro diciendo que acepta esta marcha atrás o este paso de pacificación de Obama. Con lo cual me parece que esos esfuerzos que se pidieron a gobiernos regionales par que serenen a maduro están dando resultados también. Creo que hay una onda de: encaucemos las cosas y tratemos de buscar un nuevo clima regional.

NB – Leía algunos análisis que indicaban que en definitiva toda política es interna y que la dureza con Venezuela en realidad podía ser un tema de política interna, que Obama podía estar intentando apaciguar a quienes estaban disconformes con el acercamiento que está teniendo en este momento Estados Unidos con Cuba. ¿Puede llegar a haber algo de eso, o no lo ves posible?

SP – Por supuesto, también está eso, el reclamo republicano y entonces algo había que dar. La pregunta que se hacen aquí quienes estaban trabajando en la cumbre es si ese gesto no se podría haber redactado de otra manera. Cuidado, nadie habla del fondo de la cuestión, que es levantar las sanciones a los siete funcionarios venezolanos, eso se mantiene. El ruido se suscitó a raíz de la forma en la que se redactó esa sanción, es ahí donde se monta la prédica anti Estados Unidos. Sobre eso es que se está trabajando, la calificación que hubo, pero nadie habla de dar marcha atrás con las sanciones, están puestas y no hay ningún indicio de que se vayan a levantar.

RA – Con estos antecedentes y este intento de bajar la pelota al piso, ¿qué cabe esperan entonces que pase en la cumbre entre Estados Unidos y Venezuela?

SP – Creo que lo que está ocurriendo es que está habiendo un clima para desactivar la posibilidad de que la tensión entre Venezuela y Estados Unidos afecte a la cumbre. Otra cosa es el uso interno que cada gobierno haga (salto largo en el audio), no hay duda de que Maduro explota, viene con 10 millones de firmas de ciudadanos venezolanos reclamando en contra de Estados Unidos, con lo cual es impensable que den marcha atrás en eso. Otra cosa es que esa prédica o política particular venezolana afecte el clima general de la cumbre, esto es lo que se está tratando de evitar y eso fue lo que ocurrió en Cartagena. Otra cosa, insisto, son los canales bilaterales, que esos siguen con el ruido habitual.

NB – ¿Qué otras expectativas depara el encuentro? Hablamos de Cuba, de Venezuela, ¿qué más puede pasar en la cumbre?

SP – Es tanto el interés que hay en tratar de normalizar o de evitar que la prédica habitual anti Estados Unidos afecte la cumbre que este año, a diferencia de los anteriores, muy difícilmente veamos una declaración final, para evitar que los desacuerdos torpedeen el resultado, o sea que va a haber intenciones, pero no una declaración final de coincidencia, según sabemos hasta ahora. En forma paralela lo que hay es que estas cumbres es una enorme posibilidad para encuentros bilaterales, para que la diplomacia de pasillo, que es muy importante también, funcione. Básicamente va a ser eso: una gran oportunidad de diplomacia de pasillo en la que cada gobierno ira buscando lo que más le convenga. Todo bajo el marco de un intento de nuevo clima regional.

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