Tres eventos de relevancia internacional se concentraron en EEUU en los últimos días: la visita del Papa Francisco, la llegada del presidente Chino Xi-Jinping y la Asamblea General de la ONU. Desde Washington, el colaborador de En Perspectiva, Nicolás Albertoni aseguró que los discursos de Francisco impactaron en dos sentidos. Por un lado inspiraron el pedido de Barack Obama para que los derechos individuales sean respetados en China. Por otro, colocaron en la agenda el desarrollo sustentable, asunto que será abordado en la Asamblea General de la ONU.
EN PERSPECTIVA
Lunes 28.09.2015, hora 10.20
EMILIANO COTELO (EC) —Vamos a Estados Unidos, que por estos días es más que nunca el centro del mundo.
Ayer se cerró en Filadelfia la gira del papa Francisco, que también lo llevó por Washington y Nueva York, y que incluyó, entre otras actividades, un histórico discurso en la sede de las Naciones Unidas [ONU]. Pero, además de Francisco, también recorrió EEUU por varios días el presidente chino, Xi Jinping, y a la sede de la ONU ha ido llegando una larga lista de más de 150 jefes de Estado, entre ellos Raúl Castro, de Cuba, Vladimir Putin, de Rusia, Dilma Rousseff, de Brasil, y Cristina Fernández, de Argentina. Allí, hoy, se inaugura oficialmente un nuevo debate de la Asamblea General de la ONU.
¿Qué análisis podemos hacer de estas visitas? ¿Qué le deja esta actividad diplomática tan frenética al gobierno de Barack Obama? De eso es que vamos a conversar en los próximos minutos con Nicolás Albertoni, colaborador de En Perspectiva, integrante de La Mesa Internacional, licenciado en Negocios Internacionales e Integración por la Universidad Católica de Uruguay, que actualmente realiza su maestría en Política Exterior en la Universidad Georgetown, justamente en Washington.
(Audio discurso papa Francisco)
“Voy a hablar en español porque no sé hablar inglés, pero él habla muy bien inglés y me va a traducir. Gracias por recibirme y darme la oportunidad de estar aquí con ustedes compartiendo este momento, un momento difícil, cargado de tensiones; un momento que sé que es doloroso, no solo para ustedes sino para sus familias y toda la sociedad. Una sociedad que no sabe sufrir los dolores de sus hijos, que no los toma con seriedad, que los naturaliza y los asume como normales y esperables, es una sociedad condenada…”
(Fin audio)
El jueves justamente hablábamos contigo unos minutos antes de que comenzara la intervención del papa Francisco en el Congreso de Estados Unidos. Ayer pudiste seguirlo también en Filadelfia, donde culminó la gira; uno de esos discursos es este que estábamos poniendo al aire ahora.
¿Qué deja esta visita de Jorge Bergoglio?
NICOLÁS ALBERTONI (NA) —Bien decías, Emiliano, ayer concluyó la visita en Filadelfia, que quizás fue una de las razones más importantes que lo trajeron acá: el Encuentro Mundial de las Familias, más allá de toda la repercusión diplomática y política que esto [en referencia a la visita] ha tenido. El Encuentro Mundial de las Familias, que se hace cada dos o tres años, se realizaba en Filadelfia, ayer fue la isa de cierre en el conocido bulevar Benjamin Franklin, que es un bulevar que equivale a unas cinco Avenidas del Libertador en largo, yendo de 18 de Julio hasta el Palacio Legislativo pero unas cinco veces. Estaba realmente repleto de gente, se habla de 1.5 millones personas en esa misa. En el fondo, para darle contexto a la gente, está el Museo de las Artes de Filadelfia, que es donde está la famosa escalera de Rocky. Fue en ese inmenso…
EC —La escalera de Rocky, la escalera que Sylvester Stallone sube como parte de su entrenamiento en la primera de las películas de la serie Rocky, ¿no?
NA —Así es, de hecho hay un monumento ahí abajo, es muy conocida por eso. Fue en ese contexto inmenso que concluyó ayer la visita.
El de ayer fue un discurso muy pastoral comparándolo con los otros dos, los centrales de su visita -el del Capitolio y el de la ONU-. La de ayer fue una homilía pastoral como las que estamos acostumbrados [a escuchar] en misa, pero con fuertes mensajes en cuanto a la familia, conocida en la iglesia como el ámbito de iglesia doméstica, que el papa también ha resaltado fuertemente en sus dos restantes discursos, que ve que es una institución que está muy debilitada tanto externa como internamente, y que desde todos los ámbitos hay que ayudarla como institución.
Un dato interesante, un detalle que fue de mucha carga emocional ayer, fue que todo lo recaudado en ese ámbito -fijense lo que mueve eso, como misa en sí mismo pero también todo lo que mueve ese evento de 1.5 millones de personas- va a ir para los refugiados en Siria. Fue un momento de interculturalidad y unión de religiones muy interesante. Más allá de pertenecer [el papa] a una religión que no es la mayoritaria en Siria, hay un claro mensaje de unidad cuando un “hermano” está en problemas.
EC —Hablando en general sobre esta gira del papa Francisco por Estados Unidos, ¿cómo viste los temas que eligió abordar en las distintas presentaciones?
NA —El del Capitolio fue un discurso de altísimo contenido político-pastoral, por así decirlo, había mensajes políticos muy claros. Recordemos que a las 24 horas de que el papa visitara el Capitolio el speaker del Congreso, que es John Boehner, renunció a su rol como speaker, creo que es una noticia que no se ha manejado mucho en la región. Es una decisión que supuestamente la tomó [a nivel] personal, pero cuando da el porqué de su renuncia hay un dejo también de ese llamado del papa Francisco a las no radicalidades…
EC —Recordemos que el speaker es republicano y es quien invitó al papa Francisco a que hablara en el Congreso.
NA —Así es, y es a quien miraban todos los republicanos como diciendo: “Bueno, espero que no se le salga nada del libreto al papa”, porque estaba en un nivel de exposición muy grande, todos sabían que eran básicamente los republicanos los que habían aprobado esa invitación. Boehner dice: “No me siento con la fuerza para contener el radicalismo dentro del Partido Republicano”, una frase fuerte, vaya a saber si inspirado o no en el papa, pero creo que también ha dejado cosas bien concretas.
EC —Un detalle de contexto para los oyentes: cuando Boehner alude a los radicalismos de su partido está hablado del Tea Party, que creció tanto en la última elección que es gracias a ese factor que el Partido Republicano tiene el poder que tiene en la Cámara de Representantes del Congreso. Pero, claro, no es la corriente de él, y hace tiempo que viene cuestionado. Ahora decide dar un paso al costado.
NA —De hecho hasta al presidente Obama tomó por sorpresa la renuncia y creo que a muchas personas de relevancia también. Obama aludió a Boehner como una gran persona, una persona conciliadora; Obama realmente tenía en él a alguien con quien dialogar, porque el Tea Party es un subpartido dentro del ala republicana que efectivamente es muy radical en su forma y sus estilos.
Yendo a lo discursivo del discurso [del papa] en el Capitolio, tuvo muchos puntos, creo que podríamos hablar de cuatro o cinco. Uno de ellos fue el proteger la vida, y acá tuvo una linda unión de dos temas, porque el proteger la vida dicho por un papa todos lo podemos relacionar al debate del aborto -que en Estados Unidos estaba abierto, aprobado en algunos estados y en otros no, también a nivel nacional fue un tema claramente para el Departamento de Justicia-, pero él lo relacionó con el derecho a la vida y lo conectó con su lucha por la abolición mundial de la pena de muerte, que es una lucha que se ha puesto al hombro el papa, y dicho en Estados Unidos toma bastante sentido, porque es un país en el que ese tema siempre está a flor de piel.
También habló de la inmigración, ahí aludió a esa frase que muchos mencionan, “Todos somos inmigrantes”, y los miraba a cada uno diciendo: “quién de ustedes podría levantar la mano y decir que no proviene de una familia inmigrante o no es él mismo un inmigrante”. Fue una forma de confrontar con cada uno pero de una forma muy conciliadora.
Después habló de proteger el ambiente, se citó a sí mismo en el “Laudato Si”, su última encíclica, que es sobre el ambiente. Habló de implementar la cultura del cuidado, que es una frase interesante para reflexionar, más en Estados Unidos, cuya sociedad es vista a veces como una sociedad del derroche y del consumismo extremo. Creo que dicho aquí vaya si tiene sentido. También habló de crear y distribuir la riqueza en un Estados Unidos que está creciendo pero ahora también se replantea, tras haber salido de una fuerte crisis, cómo usar esta oportunidad de crecimiento y de repensamiento de la economía del país para distribuir la riqueza.
Un tema de este discurso del Capitolio es que tomó por sorpresa que no ahondara mucho en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Tuvo al pasar una frase que muchos toman como aludiendo al diálogo entre Estados Unidos y Cuba, que fue: “Retomar la senda del diálogo es algo sano para los países”, pero no fue contundente. Aquí quizás un análisis que se puede hacer tras bambalinas es que los republicanos le habrán dicho, si algo podían interferir en ese discurso, es: este tema hablémoslo a puertas cerradas, nosotros estamos en este planteo, y mejor así que hacerlo público. Porque realmente es quizás el tema más sensible, junto al acuerdo con Irán, que tiene sobre la mesa el Capitolio. Fue dicho al pasar, creo que el papa ya hecho de sobra lo que podía hacer, y nada menos entra a Estados Unidos por Cuba, vaya señal diplomática, y no fue muy contundente en esto.
Después cerró su discurso, quizás introduciendo los que iba a dar en la ONU y en Filadelfia, con el miedo que le causa la amenaza a las familias como institución.
EC —Hubo otras intervenciones del papa Francisco aparte de esta que venías conversando, ¿cómo hacer un repaso por ellas, sin que nos lleve demasiado tiempo?, ¿qué elegirías?
NA —Sobre lo de la ONU, primero hagamos un paréntesis porque quizás la gente no entiende por qué el papa habló allí. Primero que la Santa Sede es miembro observador permanente de la ONU desde 1964, pero además el secretario general tiene la potestad de invitar a un papa [para dirigirse a la Asamblea General], ya había sucedido en cinco instancias anteriores. En el discurso fue más global, empieza hablando del poder tecnológico en manos de las ideologías y lo que puede causar eso, también dice que hay que evitar todo tipo de abuso contra los países en vías de desarrollo, vuelve a hablar del ambiente.
Quizás la frase más fuerte del discurso en la ONU fue: “Las armas de destrucción masiva son un fraude a la ONU”, una frase que creo que pocos secretarios de Estado se animarían a decir ante la ONU. Atado a esto dice: “Si dejamos que sigan creciendo estamos dejando también que siga creciendo la desconfianza hacia la ONU”. Los puso en un desafío grande, de que realmente es el sistema multilateral, el sistema internacional, el que de alguna forma se tiene que poner al hombro estos grandes temas, como los refugiados pero también las armas de destrucción masiva. El papa lo eligió como tema macro para decir: ustedes son los encargados de resolver este problema.
Fue duro en ese sentido, como también fue duro con la lucha contra el narcotráfico. Dijo que nos vemos pasivos, [y que tenemos que] darnos cuenta de que es un tema que nos acostumbramos a ver y que no hemos podido resolver, como que en ese sentido tenemos que cambiar la forma de resolver este problema que es el narcotráfico para el mundo de una vez por todas.
Por ahí van los temas generales de los dos discursos, no es menor también resaltar que cuando habla de la exclusión y la pobreza en el discurso de la ONU lo ata con la educación, el derecho a la educación. Y me parece interesante que se relacionen estos temas desde el punto de vista más técnico, ver la educación como una posible solución a la pobreza, porque si ponemos como gran titular “Reducir la pobreza” resultaría muy vago, él lo relaciona directamente con la educación.
Otra cosa interesante es que habló de un mínimo absoluto, dice que cuando se imagina el mundo busca un mínimo absoluto, que él lo basa en lo siguiente: que todos tengan techo, trabajo y tierra sumados a una libertad de espíritu. Esto, si uno lo ve desde el punto de vista más religioso, como católico, se relacionaría con santo Tomás Moro y aquella utopía de que perfectamente, si nos ponemos todos a trabajar, nos podemos imaginar un mundo más unido, equitativo, y él lo pone en esos cuatro conceptos: techo, trabajo, tierra y libertad de espíritu. El papa no está poniendo sobre la mesa solo problemas sino también cómo se imagina un mundo mejor.
***
EC —Mientras el papa Francisco ingresaba a Estados Unidos por la costa este, a Washington y Nueva York concretamente, el mismo día llegaba a territorio estadounidense el presidente chino por la costa oeste, por el noroeste, entraba por Seattle, en el estado de Washington. Lo primero que tuvo allí fue una serie de reuniones con ejecutivos de grandes corporaciones. Luego, sí, viajó a la capital, se reunió con el presidente Obama, participó de actos conmemorativos de los 70 años de la creación de la ONU. ¿Cómo has visto esta otra visita?
NA —Efectivamente desde el 22 de setiembre está aquí, estuvo unos seis días, hoy concluye su visita en Nueva York, en la sede de la ONU, tras participar de la Asamblea General. Fue también una visita que dejó mucho, quizás tapada por la efervescencia que ha generado Francisco, reitero lo que fue la convocatoria de ayer: 1.5 millones de personas en un mismo lugar, no se imaginan lo que era, y generó mucha efervescencia también porque la sociedad estadounidense tiene un poco eso, es muy figurativa en ese sentido, en todos los lugares había cosas sobre Francisco, camisetas y demás, y puede ser que la visita de Jinping se haya visto un poco tapada, pero no deja de ser muy importante en términos diplomáticos para Estados Unidos.
Yo estaba preparando un artículo para El País de España analizando un poco las visitas y diciendo que graficaría lo que fue esta semana en Estados Unidos con que lo que fue el papa para Obama y Estados Unidos en general lo fue Obama para China. Me explico en lo que quiero decir: quien le dio el sermón a China en este caso fue Obama, quien fue muy contundente también, tanto como lo fue Francisco delante de Obama y del Congreso estadounidense cuando les decía todos los desafíos que tenían por delante.
Se comenta que Obama realmente quería haber seguido más al papa Francisco, cortó algunos momentos de su agenda para tratar de escuchar parte del discurso en el Capitolio, pero después no le quedó otra que recibir a su contraparte del país quizás hoy más importante junto a Estados Unidos en el contexto mundial, si uno lo ve en términos de defensa y demás.
EC —Es bastante divertido eso de la superposición de las dos presencias y lo incómodo que parece que le resultó al presidente Obama, que no podía estar en los dos lados al mismo tiempo.
NA —Sí, y el cambio de roles también, de que quien pasaba a dar el sermón a China era Obama -esto dicho con un análisis cuidadoso-, que venía de recibir un sermón del papa en términos generales sobre los desafíos que tenía Estados Unidos. Ese cambio de chip diplomático se tuvo que dar el jueves, cuando Obama ya sabía que no podía ver más al papa y tenía que recibir a Jinping y todo lo que implicaba. Un dato anecdótico del día a día: uno se imagina lo que es Washington recibiendo a estas dos personalidades, realmente estaba sitiada la ciudad, era una locura.
Lo concreto fue que Obama realmente fue contundente, quizás estaba inspirado también por la visita del papa, yo creo que es bueno a veces ver en el análisis internacional estas cosas domésticas: venía de ver a un papa que más allá de presentarle los desafíos a Estados Unidos les daba un empujón, diciendo al comienzo en el Capitolio “Estoy en la tierra de las libertades”. A Obama se lo vio muy fuerte y firme al hablar con Jinping, cuando empieza diciendo en la rueda de prensa en la que estaban ambos, casi que mirándolo a la cara: “Hemos hablado con firmeza de la visión que tiene Estados Unidos de impedir el libre funcionamiento de periodistas, abogados, ongs, grupos de la sociedad civil, así como también clausura de iglesias en China”, que lo ve como un asunto realmente problemático. Creo que pocos se han dado el gusto de decir esto frente a frente al mandatario chino, porque a veces se lo dicen tras una rueda de prensa que hemos hablado… pero ahí lo estaba diciendo frente a frente y se resaltó es que fue una discusión franca.
A lo que Jinping dijo que las reformas llegarán a su debido tiempo. Y ahí dice quizás la frase más contundente, que siguiendo un poco la realidad china me sorprendió: “La democracia y los derechos humanos son la búsqueda común de la humanidad”, haciendo también una autocrítica que quizás en la situación en la que están hoy es un camino hacia, pero claramente no es el camino final en el que se puede quedar china si realmente quiere tener un protagonismo en el contexto internacional. Esta frase dicha por un presidente chino es una frase contundente en términos diplomáticos.
Después quizás el tema más preponderante fue la firma de un acuerdo de ciberespionaje del cual básicamente no se conoce mucho detalle justamente por la relevancia del tema, pero de parte de Obama se dijo que se acordó sobre los pasos a abordar cuando surge una denuncia de ambas partes. Acá tendrían que hablar los expertos en ciberespionaje, es un tema claramente complejo, pero por lo menos vemos que es quizás una de las vedetes de ambos países, porque a ambos les interesaba, y mucho.
EC —Ahora vamos a Nueva York en esta recorrida que hacemos contigo. Ahí tenemos toda otra efervescencia: han pasado las dos figuras de las que acabamos de hablar -Francisco y el presidente chino- y ahí está por estas horas el presidente Obama junto a una enorme cantidad de líderes mundiales, más de 150. En el fin de semana tuvo lugar la Cumbre de Desarrollo Sustentable, hoy comienzan las sesiones de la Asamblea General de la ONU y se celebran también los 70 años de esa institución. ¿Qué expectativas hay puestas en esta aglomeración de presidentes y jefes de Estado?
NA —Se está siguiendo ahora, justamente es algo que está en desarrollo esta Cumbre de Desarrollo Sustentable, es algo muy importante sabiendo que va a haber un encuentro muy grande en noviembre que va a tratar este tema, y también el papa en su “Laudato Si” ha inspirado a los mandatarios a que este sea un tema que esté en agenda, un tema importante.
El tema de los refugiados y el número de refugiados, Estados Unidos habla de que recibirá a 10.000 refugiados, cuando en realidad solamente Alemania habla de cerca de 800.000, ese dato también va a estar sobre la mesa. Se está hablando mucho también en el análisis de política exterior qué tan relevante es hablar de los números en sí mismos y no de políticas concretas de cuánto va a hacer cada uno y que los números sean una consecuencia de ello. Esto de estar “manoseando” números no está siendo bien visto por la comunidad internacional.
Creo que sin dudas estos serán los dos temas clave en los que al menos queremos escuchar lo que cada país diga. Yo miraba que hasta el propio presidente [de Venezuela, Nicolás] Maduro hablaba de cuánto está invirtiendo Venezuela en el desarrollo sustentable, más allá de que pueda ser criticable o no, hasta mandatarios que a veces uno ve lejos de estos temas y que tienen muchos temas para afrontar en el día a día están poniendo este tema arriba de la mesa.
Lo conecto con el papa porque no tengo ninguna duda de que con su última encíclica ha sido un inspirador en este sentido, de poner este tema sobre la mesa. Él dijo algo en el Capitolio: “Yo estoy convencido de que podemos cambiar esta situación”. Cuando tratamos estos temas -que se dice: “Bueno, si no lo hacemos entre todos es difícil, cuanto podemos hacer cada uno individualmente…”- dar ese mensaje de que si realmente podemos hacer las cosas podemos cambiar la situación del ambiente y demás… Creo que es algo que la comunidad internacional tiene como obligación, porque en la ONU estamos todos para resolver los problemas que tiene hoy la humanidad y sin duda estos dos que nos está dando la realidad internacional -los refugiados de Siria y el tema del ambiente- son claves, que esperemos que estén en el discurso de varios mandatarios.
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Transcripción: Andrea Martínez
Foto en Home: Barack Obama, presidente de EEUU, saluda al papa Francisco al final de su encuentro en la Oficina Oval de la Casa Blanca. Crédito: Pete Souza/Official White House Photo
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