Agro

La Mesa Agropecuaria
Devolución de carne con ethion, situación de la agricultura uruguaya y telegramas

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EC —La agricultura uruguaya vive una situación particularmente difícil: los precios internacionales de los granos se derrumbaron, pero los costos de producción no han bajado de la misma manera y se mantienen relativamente altos.

RD —Es común que quien recorre el campo uruguayo se encuentre con chacras que han sido abandonadas, que no tienen actividad y que se ven con mucha yerba carnicera, que es una maleza muy común después de la agricultura. Si se produce es difícil resolver sobre la alternativa que tiene el productor o el contratista hoy para la siembra de cultivos de invierno cuando analiza los valores que muestran el trigo, la cebada y la disminución de posibilidades de contrato para hacer canola. Además hay contratistas con maquinaria ociosa porque disminuyó la superficie de siembra, proveedores de insumos que no han podido cobrar sus deudas cuando los productores hicieron los cultivos, y así un efecto dominó que basta con ir al interior, sobre todo en las zonas donde más dinamiza la agricultura, para visualizar claramente. Y esto sin olvidarnos de las políticas de Estado que exigen la aplicación de planes de uso y manejo del suelo.

¿Cómo ven esta situación?

EC —¿Es algo coyuntural esto?

GC —Definirlo como coyuntural o estructural en este momento es un poco aventurado. Uruguay ha tenido a lo largo de todo su ciclo de producción agrícola, desde el nacimiento de la agricultura, altibajos constantes. Salvo momentos puntuales de la historia en que logramos buenas performances, la producción agrícola en Uruguay ha sido relativamente marginal, por lo menos para la escala que se le plantea dar. Hay un universo muy grande de chacras, tenemos chacras muy buenas, concentradas básicamente en el litoral, y después en otras regiones, el centro, el norte, el noreste y el este, chacras con performances por lo general peores.

La agricultura es una actividad de alto riesgo, desde el momento en que uno decide hacer agricultura sabe que tiene la posibilidad de ganar dinero o de perder dinero, aleatoriamente. Nosotros tratamos de, con una estructura de costos medida y con un nivel de producción muy bueno, estar en los niveles altos. Pero Uruguay como país tiene problemas a la hora de producir, que se vieron muy disimulados durante un período largo de tiempo, y esto es lo raro en la situación histórica nuestra…

RD —La década 2003-2013.

GC —Claro, desde el 2004 hasta el 2013 tuvimos un período de precios altos y acumulativamente mejorando, cada año era mejor que el anterior. El Uruguay se vio muy favorecido de eso y logramos tener una década y un par de años de muy buena rentabilidad, lo que hace que hoy nos sorprenda mucho más esta situación. Este es el segundo año en que a nivel promedio país la agricultura va a dejar pérdidas o ganancias casi nulas. Después de venir de ocho, nueve, diez años de buenas rentabilidades, haciendo las cosas bien, encontrarnos con esta situación es llamativo. No tenemos que olvidar que hay un grupo de técnicos, de ingenieros agrónomos y de productores que nacieron en la parte productiva, en el 2004, 2005, 2003, que vivieron prácticamente toda su vida en el momento bueno, en el auge.

RD —Que entran a la cancha a trabajar en momentos de auge de precios.

GC —Exacto. Y hoy se encuentran con que la situación es adversa, que el precio de los granos bajó prácticamente a la mitad de lo que estaba y que quizás no tienen respuesta a esa situación adversa. Creo que es una cosa bastante importante.

AB —En primer lugar, coincido en que decir si es estructural o coyuntural es un poco aventurado. De todas maneras, lo que nunca se debió haber hecho –y esto es para todas áreas del sector agropecuario y creo que hasta de la vida– es tomar decisiones basándose en los años estrella, en los años magníficos, en los años de rentabilidades o de generación de riqueza por fuera de lo normal. Siempre tenemos que tirar el chico más o menos a los promedios. A lo mejor la soja no puede valer US$ 300, US$ 320 la tonelada para poder ser rentable, pero tampoco puede valer US$ 500, US$ 600 eternamente. Entonces las previsiones tienen que hacerse en función de lo que es razonablemente un promedio, castigar el proyecto; si después va mejor, macanudo, se pueden hacer mejores inversiones, pero no hacer la base de la planificación a partir de años maravillosos.

Desde el año pasado los heraldos negros vienen diciendo que la agricultura se va del país, que se van los argentinos por los cambios políticos, y además los precios, etcétera; y hay una disminución, pero en aquellos campos en los que a lo mejor era rentable hacerlo a US$ 500 pero no a precios normales. Porque también se hizo agricultura en lugares marginales para la agricultura, ese es un elemento importante que hay que tener en cuenta.

RD —Con esto estás diciendo que aquí hay una responsabilidad de decisiones tomadas y no lo ves como una preocupación. Quisimos traerlo a la mesa desde el punto de vista de las consecuencias sociales y por la cantidad de actores que están en esta cadena.

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