La presidenta brasileña Dilma Rousseff dijo ayer que está "indignada" por la aprobación de un proceso de destitución en su contra en la Cámara de Diputados, y prometió seguir "luchando" para evitar que el Senado lo ratifique.
En su primera declaración tras la decisión de la Cámara Baja, Rousseff aseguró que el proceso es ilegal porque no hay pruebas de que ella haya incurrido en un delito contra la función pública. Y recordó que, a diferencia de ella, el presidente de la Cámara de Representantes y principal impulsor del juicio político, Eduardo Cunha, sí está siendo investigado por corrupción y por desviar dinero a cuentas bancarias en el exterior.
Este fue uno de los temas tratados en La Mesa de Análisis Político con Daniel Chasquetti, Romeo Pérez, Óscar Silveira y Jaime Yaffé.
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