Carlos Moreira fue aprobado como candidato a intendente de Colonia luego de que se archivara su causa
Carlos Moreira, Ricardo Planchón y Eduardo López fueron proclamados anoche candidatos a intendente de Colonia, por la Convención Departamental del Partido Nacional.
Moreira, el actual jefe comunal, recibió 34 votos de los convencionales, Planchón 30 y, López, que pertenece a Cabildo Abierto pero se presentará bajo el lema de los blancos, obtuvo también 30.
Moreira fue aprobado como candidato horas después de que la Fiscalía decidiera archivar la investigación sobre si había cometido delitos en el caso de los audios viralizados en el mes de octubre.
Aquellas grabaciones habían abierto la presunción de que el intendente ofrecía la renovación de una pasantía a una edil de su partido a cambio de relaciones sexuales.
De acuerdo con el dictamen de la fiscal Eliana Travers, no pudo demostrarse ninguno de los delitos que estaban en cuestión: concusión, abuso innominado de funciones o abuso sexual.
Será el directorio del Partido Nacional quien autorice que los tres candidatos utilicen el lema para habilitar su participación efectiva en los comicios de mayo. La pregunta sobre si ese visto bueno se dará o no está planteada, sobretodo teniendo en cuenta la postura frontal que ha asumido desde octubre Beatríz Argimón, presidente del Ejecutivo nacionalista y además, próxima vicepresidente de la República.
La Tertulia de los Miércoles con Rosanna De Olivera, Guillermo Fossati, Patricia González y Hoenir Sarthou.
[la_mesa type=»2″]
11 Comentarios
Hay líneas que son fronteras, suscribo la postura de Argimón, si ella pierde y se legitima a Moreira, pierde el partido nacional (como perdió el frente con Sendic). Tirar del piolín de la inocencia ciudadana, termina con la piola rota, antes o después y que se rompe, se rompe.
De todas maneras Moreira estuvo mejor q Fossati por favor. Silencio. Moreira aceptó y renunció y Fossati habla de la pertinencia de la fiscal? Realmente lamentable. Tiene q estudiar mejor las diferencias entre la ėtica y la justicia. Entre la ética y lo q se pueda probar por la ley! Emiliano por suerte lo aclaró!! Si no sabe eso, no califica. Es triste!
Muy simplista el análisis de Patrica González: en toda relación hay dos partes y hay que ver cuanto hay de abuso (supesto) de Moreira y cuanto de aprovechamiento de una situación de parte de la edila. Porque seguro que no entró en esa relación por «amor al arte», sino por el interés de ganarse favores. Pero no hay que pedir peras al olmo, la mirada feminista miope no ve más allá del discurso de barricada.
Sin Dudas, González es una exponente de una forma de pensar muy a la moda, transversal a la derecha y a la izquierda. Usan una petición de principio que consiste en afirmar que lo masculino es por naturaleza competitivo y resiliente y que lo femenino es cooperante y frágil para afirmar que si la política es competitiva y requiere resiliencia es porque está hecha para y por hombres. Es exactamente la estructura de la respuesta que le da a Sarthou. Observe que, De Olivera está de acuerdo con González. No voy a discutir del tema porque las peticiones de principio son circulares, autorreferenciales. Si menciono a Agrippina, a Catalina la grande, a Tatcher, a Merkel, a Eva Duarte, a Cristina Fernández como ejemplos de mujeres políticas competitivas y resilientes… me van a decir que se transformaron en hombres para poder sobrevivir. ¿Vió la ciruclaridad? No es el poder que es competitivo y exige resiliencia, somos los hombres que lo hicimos así. En un universo paralelo y matriarcal, que existe en el multiverso cuántico, no se lucha por el poder. La gente lo desdeña y sortea quien gobierna. No hay que insistir porque el debate se agota en esa circularidad.
A veces lo mejor es aportar desde otro punto de vista. Existen otros feminismos y el feminismo es una necesidad para reequilibrar el poder y las responsabilidades en el espacio público y en el privado. Para aggiornar los roles de las personas en sociedad. Un feminismo que reivindique la igualdad de derecho a ejercer cualquier rol requiere sobre todo un cambio en la educación, particularmente en el hogar, para que no naturalice estereotipos de género. Educación en el hogar que, vaya coincidencia, el machismo delega en las mujeres… pregúntese entonces dónde está la punta de la madeja para desenredar este asunto.
Hay muchas asimetrías que siguen reproduciendo el machismo. La idea de que para una mujer su aspecto físico es muy importante para trabajar, por ejemplo. Para antender público dando información general, se pone una mujer con «buena presencia» (enviar CV con foto, por favor). Para trabajar adentro, en un trabajo solitario, mejor un hombre. ¡El diario sigue teniendo separados los avisos en trabajo femenino y masculino! Eso segrega, genera que el magisterio o la enfermería estén vacías de hombres y que los tralleres mecánicos o los servicios técnicos estén vacíos de mujeres. Hay que promover que eso cambie, pero como cambio cultural, no con cuotas que destruyen el principio de igualdad y el valor del mérito. ¿Se imagina la cuota de género en magisterio o en enfermería? ¿Captaríamos a los mejores maestros o enfermeros negando un problema demográfico e imponiendo que un 50% sean hombres?
Hay otras asimetrías también. La idea de que los hijos son de la madre cuando se disputa una tenencia en un juzgado, por ejemplo. Para un hombre separado que quiera la tenencia de sus hijos, es dificilísimo. Para la justicia por defecto su rol es ser proveedor material y visita de fin de semana y la madre es la que los tiene que criar.
Todos tenemos la culpa de las asimetrías. El machismo no es un sistema de sometimiento como la esclavitud, sino un sistema de reparto de roles basado en prejuicios históricos. Yo prefiero la igualdad a rajatabla ante la ley y la libertad de hacer lo que uno quiere. Eso y discusión pública sobre lo absurdo de los estereotipos de género.
Para cambiar de aire y reconciliarse con el feminismo le recomiendo que lea o escuche a Roxana Kreimer. No comparto todo lo que dice, pero me gusta porque pone la discusión en otro nivel, mucho más volcado a la razón y la evidencia material. Es facilísimo encontrar sus escritos y videos en internet.
Saludos cordiales
Ya que estamos con recomendaciones, sugiero el nombre de Camille Paglia: feminista de la primera hora, que rechaza rotundamente el giro que ha dado el feminismo actual.
Un poco en el sentido de lo que expresa este comentario, pienso que en realidad es la función la que pone las exigencias para quien quiera cumplirla. Por ejemplo, una presidencia o una dirección de un ámbito requiere energía y decisión, y eso es lo que han mostrado las líderes que ha citado el comentario, sin dejar de ser mujeres. Por el contrario, tareas como la de modista o decorador requieren una delicadeza y sensibilidad que hace que a los varones que se dedican a ellas se los considere amanerados (por no decir amariconados, que suena fuerte en estos tiempos…) Y es eso el hecho, y no que los varones hayan decidido cómo tiene que ser cada caso.
Algo de eso hay y también Kreimer plantea que hay estudios que vinculan la preferencia por cosas como las máquinas con la cantidad de testosterona que recibe un feto en la gestación. Como toda cosa que intenta explicar nada menos que el comportamiento humano, hay que tomarlo con pinzas. La componente cultural pesa, la biológica pesa, todo pesa. No podemos cambiar la biología, pero podemos cambiar la cultura.
El criar a los niños sin programarlos para que cumplan determinados roles o adopten un tipo de socialización por género es la contribución voluntarista que tiene sentido hacer (y que a mi juicio es indispensable hacer). Por ejemplo, el inculcar arrojo y competitividad en los varones y moderación y sumisión en las muchachas es algo que pasa y mucho. La ropa, los juegos, el culto varonil a la violencia y femenino a los buenos modales, hasta la paleta de colores: todo parece indicarle al recién llegado al mundo que tiene un rol en el espacio público que es diferente al que tienen los niños del otro sexo. ¿Qué utilidad material tiene eso para el sistema productivo? Ninguna que yo sepa. ¿Entonces? ¿Para qué?
Hoy en día una grúa pórtico que mueve contenedores en el puerto se maneja con un joystick. La estiba cuando se construyó el puerto de Montevideo era otra cosa… todavía queda el vocabulario antiguo: el «tonelero» de hoy jamás tocó un tonel porque abre los lacres de los containers. Podríamos tener hoy en día una estiba enteramente femenina y nadie notaría la diferencia de productividad. Lo mismo podría pasar en un taller mecánico que tenga buena herramienta o con la recolección de residuos de Montevideo. Felizmente y de a poco, las mujeres están entrando en la construcción y en la conducción de autobuses, por ejemplo. Pero el feminismo de moda no habla de estos temas, que hacen a la casi totalidad del PBI que produce el país. Es un feminismo que está preocupado por pelear a base de cuotas por lugares en la punta de la pirámide social.
Personalmente cuando pienso en feminismo, pienso en Rosie the Riveter o en las koljosianas soviéticas conduciendo tractores y segadoras. Pienso en lo que significó en ese momento, con los hombres en la guerra, que las mujeres demostraran que podían con sus manos mover el aparato industrial y agrícola de países en guerra y asegurar que todo funcione. «We can do it!» decía Rosie con el puño levantado. Queda mucho terreno por recorrer para que la cultura se adapte a las condiciones reales de producción de hoy en día. Hay que pelear esa batalla cultural y darle tiempo a las cosas. Y no tirar al bebé con el agua del baño por una moda pasajera. El feminismo como movimiento tendiente a la igualdad es positivo, necesario y una palanca para hacer avanzar la historia. También servirá para que los hombres nos saquemos una enorme mochila de la espalda.
Luis Lacalle y su entorno más cercano tienen una inmejorable oportunidad de demostrar si realmente encarnan una nueva forma de hacer política como manifiestan o si ya se han transformado en un Lacalle Herrera, un Sanguinetti o en un Fossati más.
No conozco la interna de Colonia, pero sé que es un departamento blanco y no me imagino que los blancos voten en otro partido porque no vaya Moreira. Si entiendo bien lo que he leido hay dos sectores blancos en Colonia, que se disputan los cargos. Pero desde el 85 a la fecha, siempre ganan los blancos. Creo que pueden poner tranquilos una heladera y ganan, como dijo alguien del FA respecto a Montevideo.
El tema con lo que pasó es que muestra una forma de actuar que mezcla lo público con lo privado: la relación sexual entre Moreira y la edil y la necesidad personal o política de la edil de renovar una pasantía mediante una llamada y sin dar ningún argumento de interés general. La pasantía es lo único público en esto, es lo que pagan los contribuyentes y se supone que está al servicio de la sociedad de Colonia. Lo que pasó fue un patético mercadeo entre ellos. La edil llama a la casa del intendente, fuera de horario y del contexto laboral. Le pide que haga algo que el intendente reconoce que está mal y que se está haciendo de forma generalizada con su anuencia. El intendente le insinúa cambiar por sexo su firma para respaldar algo que según él está mal. Pero la edil es también pareja de un funcionario de confianza al que Moreira viene sistemáticamente postergando sus ambiciones políticas al formar las listas. Y justo el hombre se va del sector de Moreira al otro sector blanco y aparece una grabación que deja al intendente muy mal parado (por prácticas que son de su entera responsabilidad). Obviamente la mayor responsabilidad le cabe a quien tiene la más alta jerarquía, pero inocente acá no hay nadie. ¿Quién grabó? ¿Cómo se hizo pública la grabación? Es hasta probable que le hayan tirado la lengua a Moreira, sabiendo su proceder, para poderlo grabarlo e incendiarlo públicamente. La justicia no tiene elementos firmes para juzgarlo y enhorabuena que la presunción de inocencia todavía sigue primando por sobre la apariencia delictiva de un hecho.
Pero en política las apariencias importan. Honestamente el PN se haría un enorme favor tratando de que todos los implicados en este lío pasen a un segundo plano, al menos por un período. Seguramente para ganar en Colonia no importe, pero la imagen del PN a nivel del país, restituyendo a Moreira y llevándolo como candidato, se vería dañada.
Para mí, el gran error de Moreira fue entrar por el aro, y ante el pedido de renovar unas pasantías, plantear el reestablecimiento de una relación íntima que había existido y se había dejado. Nunca pueden plantearse dos cosas como ésas en forma vinculada; menos en estos tiempos en que todo lo que uno haga o diga puede ser registrado y divulgado a los cuatro vientos, con lo cual se genera el bochorno que hubo. Ahora, la Justicia tomó conocimiento de todo y no halló motivos para procesar, por lo cual archivó las actuaciones, y Moreira queda sin ningún impedimento legal para seguir en el cargo o postularse de nuevo. ¿Quién debe resolver esto? La ciudadanía de Colonia, a través de los medios políticos correspondientes. Para los que no somos de ese departamento vale la máxima del «Negro Jefe»: los de afuera son de palo.
Si fuera válida la máxima del «Negro Jefe» para Colonia, una de las 19 divisiones territorriales de nuestra República, a fortiori debería serla para un país independiente como Venezuela. Sin embargo…