La Tertulia de los Viernes con
Víctor Ganón, Juan Grompone,
Carolina Porley y Mariana Wainstein
La Comisión Europea presentó este miércoles la Brújula Cultural para Europa, una estrategia de largo plazo que busca reforzar la identidad común, la cohesión social y el papel económico de la cultura en el bloque. Pero dentro de este paquete amplio, la atención se concentró en una pieza clave: la futura Carta Europea del Artista, concebida para abordar la precariedad laboral del sector y proteger la libertad creativa.
La Comisión plantea que, sin condiciones dignas y sin plena libertad de expresión, no hay ecosistema cultural sostenible. Por eso la Carta apunta a fijar principios y compromisos sobre remuneración, seguridad social, derechos colectivos, salud mental, independencia institucional y protección frente a censura e injerencias.
El documento se elaborará con participación de artistas y actores del sector, y podría convertirse en un estándar que condicione fondos europeos y marque el rumbo de las políticas culturales en los próximos años. Su impacto, sin embargo, dependerá de cuán vinculantes sean sus medidas y de cómo responda cada Estado miembro.
¿Puede la Carta Europea del Artista cambiar de forma concreta las condiciones laborales en el sector cultural? ¿Hasta qué punto podría esta iniciativa convertirse en un modelo de referencia para países fuera de la UE, incluido Uruguay?
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