Foto: Joe Raedle/ Getty Images /AFP
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, viene enfrentando un escándalo hace semanas por el hallazgo de documentos clasificados en su domicilio particular y en un viejo despacho utilizado por el mandatario en Washington.
Los documentos corresponden a su época como vicepresidente, junto a Barack Obama. Su aparición expone Biden a ser acusado de violar dos leyes: una que obliga a conservar los registros presidenciales y ponerlos a disposicón de los Archivos Nacionales tras el cese en el cargo, y otra que prohíbe a los funcionarios estadounidenses guardar documentos clasificados en lugares no autorizados y no seguros.
El caso es especialmente sensible para Biden, que evalúa postularse a la reelección en 2024. El objetivo de la Casa Blanca hasta ahora es diferenciarse lo más posible del expresidente Donald Trump, quien está siendo investigado por haber llevado varias cajas de documentos oficiales a su residencia en Florida y por su supuesta obstrucción de los esfuerzos del gobierno para recuperarlos.
Los abogados del presidente aseguran que fue "sin darse cuenta" que Biden se llevó estos archivos sensibles, y subrayan que coopera plenamente con la justicia.
La Casa Blanca aseguró que los documentos fueron entregados al Departamento de Justicia y a los Archivos Nacionales apenas fueron encontrados y que el mandatario está colaborando plenamente con la investigación.
Durante un viaje a California, Biden trató de minimizar la crisis: "Creo que van a descubrir que no hay nada ahí (…) No me arrepiento de nada. Estoy siguiendo lo que los abogados me dijeron que hiciera. Es exactamente lo que estamos haciendo", respondió Biden a periodistas al ser interrogado sobre el asunto.
La Mesa de Análisis Internacional con Gustavo Calvo, Leonel Harari y Felipe Llambías.
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