Se llamaba Verónica. Tenía dos hijos, de nueve meses y cuatro años. El pasado sábado se quitó la vida. No pudo soportar la presión que sufrió tras difundirse en un grupo de WhatsApp un vídeo sexual en el que aparecía ella sola.
La mujer, de 32 años, trabajaba en una fábrica de camiones en España. En esa planta, que tiene 2.500 empleados, la semana pasada comenzó a circular el rumor de que existía un vídeo sexual de una compañera. Con el correr de los días la grabación fue llegando a la mayoría del personal, hasta el punto de viralizarse.
En un principio se indicó que ella misma había mandado el vídeo por error a un grupo de WhatsApp. Sin embargo, según el diario El Mundo, la última versión de los hechos es que el vídeo lo compartió ella hace más de cinco años con una persona de la empresa con la que tenía una relación sentimental. Ese noviazgo acabó, Verónica se casó y tuvo a sus dos niños. Hace poco tiempo ese ex amante reapareció, se encaprichó con ella y quería reanudar la relación. La mujer se negó y este hombre fue el que, según sospecha la empresa, la chantajeó con difundir aquel viejo vídeo. Finalmente cumplió con la amenaza.
El vídeo llegó al marido de la víctima, que sufrió una crisis de ansiedad. La mujer pidió perdón a su marido tras destaparse los hechos. Los propios compañeros de Verónica comentaban entre ellos, que debido a las presiones que la víctima estaba sufriendo por la difusión del vídeo acabaría abandonando el trabajo. El viernes, Verónica abandonó su puesto de trabajo antes de terminar su jornada laboral y, un día después, se ahorcó.
La Mesa de los Viernes con Ana Ribeiro, Juan Grompone, Oscar Sarlo y Álvaro Pérez
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Nota relacionada: De los pinchazos al "autoespionaje", editorial de Emiliano Cotelo (08/2018)
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Foto en Home: Pantalla de Iphone con íconos de redes sociales. Crédito: Flickr.