Familia de Messi fue amenazada por narcos en su ciudad, Rosario
La noticia más impactante ayer en Argentina fue la amenaza que sufrió la familia de Leonel Messi, en su ciudad natal, Rosario.
El miércoles de noche dos hombres atacaron a balazos la fachada de un supermercado que pertenece a la familia de la esposa de Messi, Antonella Roccuzzo. Luego de completar el ataque, dejaron un mensaje que amenaza al capitán de la selección albiceleste que acaba de ganar la Copa del Mundo.
«Messi te estamos esperando. Javkin es narco, no te va a cuidar», dice el texto, escrito a mano en un papel. La frase refiere a Pablo Javkin, el intendente de Rosario, la mayor ciudad de la provincia de Santa Fe.
Rosario se ve azotada desde hace años por bandas criminales asociadas al narcotráfico, un problema que ha merecido distintos abordajes de las autoridades.
Desde La Poma, un paraje aislado en el norte del país, donde este jueves entregó viviendas, el presidente Alberto Fernández se refirió a lo ocurrido en Rosario.
«Algo más habrá que hacer. Estamos haciendo mucho pero evidentemente algo más habrá que hacer, porque allí en Rosario el problema de la violencia y el crimen organizado es un problema muy serio»
Por su parte, el ministro de seguridad, Anibal Fernández, realizó un comentario estremecedor: “los narcos han ganado”, sentenció y luego prometió revertir la situación con mayor inversión en seguridad.
¿Cómo han visto este caso? ¿Qué significa simbólicamente? ¿Cómo ven el avance del narcotrafico en la región?
La Tertulia de los Viernes con Alejandro Abal, Gustavo Calvo, Marcia Collazo y Juan Grompone.
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6 Comentarios
Esta noticia es tan insólita como horrible. Messi debe ser el argentino con mayor aprobación dentro de su país: campeón del mundo, capitán de la selección, goleador… Además, es una persona de buena conducta, bien lejos de la droga y otros desarreglos como exhibía, por ejemplo, Diego Maradona. Es inconcebible que a una persona así le anden haciendo amenazas.
Estimado Laviano,
Hoy no estamos ni cerca. Esto es un delito, se lo hagan a Messi o a Laviano. Porque en un delito, el delito nunca es responsabilidad de la víctima, aún sea la peor persona. Entiendo que Messi es un tipo muy querido en Argentina, pero seguro que tiene dinero y esa es la clave. Estas mafias lo que quieren es extorsionarlo para sacarle plata. Muchas veces extorsionan a un vecino mucho menos rico y famoso y ni es noticia, pero esa pesadilla en sociedades controladas por los narcos se viven a diario.
Hace un rato teníamos desalojos por la fuerza de gente de sus propias casas en Casavalle. Me alegró ver que Abal se empiece a preguntar si el camino no es la legalización de estas drogas que todavía está prohibido producir y comerciar. USA se enterró hasta el cuadril con la ley seca y luego desparramó por el mundo esta otra cruzada moralista. Justo ellos que experimentaron con LSD con sus soldados, ahora se erigen en gendarmes de la moral del mundo.
Yo no niego que sea un delito de extorsión, como Ud. dice. Lo que me parece insólito es que se lo hagan a una persona que debe tener la más alta aprobación de todos los argentinos. Uno suponía que, dada esa admiración, ni los delincuentes lo fueran a atacar.
Creo que fue Calvo, no estoy seguro, quien dijo los «efectos indeseables de la droga» obviamente se refería a los daños colaterales en la salud.
Quiero, hablando del narco fenómeno social, hablar sobre los otros efectos, me refiero a los deseables y deseados por el consumidor que, a sabiendas o no del riesgo, busca entusiasmado la experiencia y la repite; consumidores sobran y crece la demanda y eso es real e innegable.
El negocio es de mercado, si hay demanda hay oferta, si no hay oferta legal hay ilegal y clandestina, es cuestión de elegir cual opción es la que minmiza daños, no hay tercera vía en el horizonte.
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Memorias del vicio:
Muchos años trabajé en la noche y la noche, por oscura, cobija adecuadamente secretos y por supuesto, vicios, todos los vicios.
Allá en la facultad de aquel entonces, era moda el prensado paraguayo, pasábamos de boca en boca cigarrillos armados y babeados; un asco de efecto adormilante y desinhibitorio, no me gustó.
De noche en aquel restaurante famoso donde trabajé se bebía mucho, droga legal entonces y ahora, vi irse clientes conduciendo que no regresaron más, vi compañeros que apreciaba ponerse amarillos y luego partir para siempre junto con su cirrosis; yo mismo solía beber medio litro de escocés a partir de las 22 hrs, por mas de una década me duró el hábito, un día dejé.
Aquel cabaret de la calle Convención se nutría de una fauna noctámbula ancha y misteriosa; fuí al baño y para entrar empujé la puerta moviéndo a un tipo que intentaba dejarla cerrada, adentro había una ronda y en el medio un conocido empresario regalando ravioles, me dijo ¿querés? (me conocía) acepté porque pensé, éste debe tener de la buena.
Probé algunas veces y debo ser honesto, me gustó, la euforia, la irreal sensación de poder, la fantasía de la percepción aumentada, una inhalación de bienestar.
Porque me gustó y me gustó mucho, la dejé, acaso lo que se pueda controlar de uno mismo, es útil controlarlo.
En mi primer temporada en Punta del Este estaba solo y sin mujer, me dijo un baquiano local «sin merca acá no levantás nada»; no estaba dispuesto a comprar y se me ocurrió macerar cafiaspirina y envolverla en papel de aluminio para ofrecerla a alguna damisela que me mirara, era cierto lo que me advirtió el compañero, ella me preguntó ¿tenés? y para mi sorpresa la picada del analgésico funcionó, y funcionó durante toda la temporada.
No voy a aburrir acá con historias, podría escribir una novela con anécdotas, anécdotas que incluyen a gente poderosa por afuera y desde adentro, no lo haré.
Otra cosa menos elegante y más sangrienta es la irrupción de la pasta, madre del sicariato.
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Me pareció bien intencionada la charla de la tertulia, también me pareció muy inocente.
Qué suerte tuvo, que consiguió un levante engrupiendo a una mina con cafiaspirina molida haciéndole creer que era coca. En mi juventud la cosa no era así; para cargar a una mina había que hacerlo a base de pinta y labia; si no, planchabas.
Tal vez sea mejor legalizar todas las drogas y permitir su consumo bajo controles como los que hay para el tabaco o el alcohol. El problema es que nosotros solos no nos podemos tirar por ésas; tienen que arrancar en Europa y Estados Unidos, que son los principales centros de consumo. Por eso me molesta también que tengamos que andar gastando dinero y recursos humanos y materiales en detener el tráfico de droga que va hacia aquellos centros y a nosotros nos usan como mero centro de pasada. Que se rompan ellos en detener la droga que entra, en lugar de hacernos gastar a nosotros por algo que no es para aquí.
Don Jorge, hace años que no voy a Punta del Este en enero, hasta fin del siglo pasado el baneario argentino (sí, argentino) era cuatro cosas: playa, casino, sexo y cocaina; por lo demás, corría como ley aquello de que billetera mata galán, amén de que la pinta sin talco era bastante menos pinta.