Foto: Javier Calvelo/ adhocFOTOS
La semana pasada se conocieron detalles de grandes inversiones, una con sede en Paysandú y otra en Montevideo.
El jueves el gobierno anunció una inversión privada de 4.000 millones de dólares para la construcción de una planta que se instarlá en Paysandú y estará dedicada a la producción de hidrógeno verde y combustibles ecológicos.
El proyecto prevé la producción de 180.000 toneladas por año de e-gasolina a partir de la captura de 710.000 toneladas por año de CO2 proveniente de la combustión de biomasa y destilación de alcohol de cereales, y de la producción de 100.000 toneladas de hidrógeno verde por año. Para ello, se prevé instalar un electrolizador alcalino de 1 GW de potencia y la instalación de 2 GW de generación eléctrica renovable adicionales en el país, a partir de fuentes solares fotovoltaicas y eólicas.
El proyecto requerirá una inversión cercana a los USD 1.985 millones en la captura de CO2, producción de metanol y terminación de gasolina sintética, junto con otros USD 2.000 millones en la instalación de parques de aerogeneradores, granjas fotovoltaicas y líneas de transmisión en un radio de hasta 180 km de la ciudad de Paysandú.
La multinacional responsable de la inversión es HIF Global, una empresa de combustibles sintéticos con sede en Houston, Texas, que «cuenta con amplia experiencia adquirida a lo largo de los años» en proyectos en Estados Unidos, Australia, y Chile.
Por otro lado, el Poder Ejecutivo aprobó la semana pasada la iniciativa presentada por un consorcio privado para la construcción de un tren tranvía que uniría la Plaza Independencia, en Montevideo, con El Pinar, en Canelones.
El proyecto fue presentado por “3 Eses”, un grupo integrado por la española Stadler Rail Valencia –proveedora de locomotoras para UPM en el Ferrocarril Central– y las constructoras uruguayas Saceem y Stiler.
La iniciativa costaría unos US$ 500 millones en su globalidad, según estiman desde el consorcio, por lo que evalúan un sistema de financiamiento como el de la participación público-privada (PPP), similar al que se aplica hoy para el Ferrocarril Central.
Según el gobierno, este nuevo servicio ahorraría el consumo de 3,8 millones de litros de gasoil anuales y por eso mitigaría en unas 9 mil toneladas anuales las emisiones de dióxido de carbono en el sistema de transporte. El texto indica que un tren-tram «aumenta la velocidad comercial (…) en forma considerable, con una baja de un 50% en los tiempos» mientras «reduce la congestión». Según el Poder Ejecutivo, también «revitaliza la Ciudad Vieja con un acceso fácil, seguro y confiable» y «reduce siniestros por el alto nivel de seguridad del tren tram», que operaría con plataforma reservada.
A entender del gobierno, el proyecto del consorcio «reduce contaminación sonora» y «reduce costos de personal», dado que «cuenta con la misma capacidad que tres ómnibus o 174 automóviles».
El consorcio adelantó que deberán expropiarse dos zonas para área de talleres y estacionamiento de material rodante: una de alrededor de 20.200 metros cuadrados en Aguada, y otro de unos 32 mil metros cuadrados en El Pinar. La línea del tren-tram tendría 33 paradas y un sistema “park and ride” para estacionar el auto y abordar en al menos dos puntos: a la altura del Parque Batlle y en el cruce de avenida Italia con Barradas.
La Mesa de los Lunes con Miguel Brechner, Martín Bueno, Pablo Carrasco y Martína Casás.
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