Foto: Nicolás Celaya /adhocFOTOS
La última columna del economista Fernando Esponda en La Diaria provocó una discusión sobre el desarrollo de Uruguay y las formas de medirlo.
En ese artículo Esponda recuerda que en los últimos 25 años Uruguay registró avances en términos de igualdad, redujo la pobreza, tuvo un crecimiento significartivo del PIB per cápita, y mejoró en el Indice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas.
Sin embargo, Esponda advierte que esos indicadores se quedan cortos para abarcar todo el panorama social y económico de un país.
Y por eso decide enfocarse en otras estadísticas: la cantidad de suicidios, las personas en situación de calle, la cantidad de homicidios y la tasa de personas en prisión. Y encuentra que en esos rubros, los que refieren a los “márgenes” de la sociedad, Uruguay tuvo retrocesos importantes en el último cuarto de siglo.
Para Esponda pasar a medir el desarrollo según cómo les va a quienes están en el “márgen” de la sociedad se acerca a un ideal de justicia “artiguista”. Incluso, dice, estos parámetros sirven para medir mejor la felicidad de las sociedades.
Así lo explicaba ayer aquí En Perspectiva.
"En los últimos 25 años uno decía "bueno supongamos que estamos navegando hacia la isla del desarrollo". Yo tenía la idea de que estamos yendo hacia ese lugar y había un tema de velocidad. A veces íbamos más rápido, a veces íbamos más lento, a veces íbamos más para un costado o para otro, pero íbamos avanzando hacia allí. De pronto esta batería de indicadores me interpela si en realidad esa isla del desarrollo no está en la popa, digamos, en la parte de atrás".
La nota de Esponda tuvo mucha repercusión en el fin de semana en redes sociales y en prensa, donde hubo comentarios, respuestas y más contribuciones.
¿Qué dicen ustedes? ¿Hemos progresado en estos 25 años cuando ha crecido de manera significativa las cifras de suicidio, encarcelados, homicidios y gente en la calle? ¿Podemos tomar esos otros indicadores como medida de desarrollo?
La Tertulia de los Miércoles con Miguel Brechner, Pablo Díaz, Eleonora Navatta y Victoria Pasquet.
Continúa en: Transparencia Internacional: Uruguay sigue siendo el país menos corrupto de América Latina