Foto: Daniel Rodriguez /adhocFOTOS
José Mujica fue, y es, una figura compleja y multifacética que ha encarnado distintos roles a lo largo de la historia reciente de Uruguay. Ha habido muchos Pepe Mujica.
El joven Mujica de la década de 1950 fue un militante herrerista en el Partido Nacional, luego en la década de 1960 apareció el guerrillero y miembro del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, enfrentando al sistema político con armas. A continuación estuvo el Mujica prisionero, que pasó más de una década en condiciones inhumanas durante la dictadura. Con el regreso de la democracia, emergió un Mujica político, que optó por la vía institucional: primero militante constructor desde cero del MPP, después diputado, senador, ministro y finalmente como presidente de la República, entre 2010 y 2015, en el segundo gobiernod del Frente Amplio.
Durante su presidencia, apareció quizás el Mujica más conocido a nivel internacional: el del discurso sobrio y humanista, el de la vida austera, el del líder que hablaba de política con lenguaje sencillo y directo. Pero también hubo un Mujica filósofo de la vida, que desde su chacra, con su perra Manuela y con frases cargadas de sentido común, cuestionó el consumismo, defendió la libertad y se ganó la admiración de muchos más allá de las fronteras uruguayas.
Así, los muchos Mujicas construyen una figura que escapa a las etiquetas tradicionales.
La Tertulia de los Jueves con Pablo Díaz, Cecilia Eguiluz, Gabriel Mazzarovich y Ana Laura Pérez.
Viene de: La figura de Mujica en el mundo: ¿Por qué su mensaje resonaba tanto?
