Una mujer identificada como Carol, de 38 años, con cinco hijos, está internada en el Hospital Pereira Rossell desde hace casi tres semanas. Padece un cáncer terminal, y se encuentra ya en etapa de cuidados paliativos.
Pero está internada con grilletes en sus tobillos: ¿por qué? Porque en abril pasado fue condenada con prisión por delitos vinculados con el comercio de estupefacientes.
Este mes, Carol solicitó se le autorizara la prisión domiciliaria para pasar sus últimos días junto a sus cinco hijos. Su aspiración fue impulsada por militantes sociales primero, luego por el comisionado parlamentario para el sistema penitenciario y, finalmente, por la bancada del Frente Amplio. Los legisladores oficialistas pidieron a la Justicia que “por motivos estrictamente humanitarios” accediera a la solicitud de Carol.
El caso llegó a ser tendencia en las redes sociales durante varios días. Finalmente, la jueza Rossana Ortega dio el visto bueno el martes pasado, aunque con algunas condiciones. Se establece la prisión domiciliaria entre las 21.00 y las 6.00, a excepción del abandono de la casa por razones médicas relacionadas con su condición de salud. "Se exceptúan los casos en los cuales deba abandonar el domicilio por razones médicas atinentes a su condición de salud”, dice la resolución de la magistrada.
La Mesa de los Jueves con Celsa Puente, Carlos Ramela, Martín Couto y Esteban Valenti.
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Foto en Home: Cárcel. Crédito: Pixabay
