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¿Está Uruguay en condiciones de encarar un “shock de riego” en el campo?
Por ahí vienen algunos planteos desde el sistema político, como el del senador nacionalista Sebastián da Silva, quien especula que un aumento en la infraestructura de riego podría generar una expansión de entre 3 y 4 puntos del PBI del país.
Lo mismo viene proclamando el grupo Regadores Unidos del Uruguay, que pide una política de Estado en esta materia.
Y el año pasado el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres) presentó un estudio en el que calcula un impacto de US$ 10 mil millones en el PBI para el año 2030 si se acelera la implementación de tecnología de riego.
Recordemos que la ganadería y los cultivos de verano, como la soja y el maíz, se desarrollan en Uruguay en condiciones de secano, o sea dependiendo al 100% de las lluvias. En el total de los cultivos extensivos la superficie regada apenas llega al entorno del 4% del total.
Esta cuestión del riego tiene, claro, una vigencia singular ahora que acabamos de salir de la peor sequía en la historia del país.
Sin embargo, hay quienes encienden luces amarillas desde el costado ambiental.
¿Por qué el riego podría traer un cambio de fondo a la producción agropecuaria nacional? ¿Qué hay que hacer para ir por ese camino? ¿Y qué riesgos puede haber desde el punto de vista ambiental?
En eso vamos a discutir hoy en una nueva edición de La Mesa Verde.
Conversamos En Perspectiva en una nueva edición de La Mesa Verde con: Martín Alesina, economista e investigador en Ceres; Martín Mattos Carrera, director general de Recursos Naturales del MGAP; Ernesto Pecoits, director del Departamento de Sostenibilidad Ambiental en la UTEC; y Daniel Rubio, integrante de Regadores Unidos del Uruguay y productor agrícola-ganadero en Soriano.
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Documento relacionado: Riego y productividad, potenciales beneficios de la expansión del riego en Uruguay (Ceres)
