Oficialismo pide al Ejecutivo una reparación para las víctimas de grupos armados entre 1962 y 1976
Foto: Mauricio Zina / adhocFOTOS
La Cámara de Senadores va a discutir mañana el envío al Poder Ejecutivo de una minuta de comunicación para que redacte un proyecto de ley consagrando una reparación moral y económica para las personas que fueron víctimas de “grupos armados de carácter ideológico” entre 1962 y 1976.
El texto de la minuta fue aprobado en la Comisión de Constitución y Código de la cámara alta el jueves, con los votos del oficialismo, y tuvo como punto de partida un proyecto de ley que en 2020 había presentado Cabildo Abierto. Allí se plantea que el Estado “asuma la responsabilidad” por esos hechos, los reconozca y pague indemnizaciones a unas 80 personas, entre militares, policías y civiles.
En la minuta, “se solicita al Poder Ejecutivo tenga a bien considerar la posibilidad de remitir al Poder Legislativo un proyecto de ley que consagre la indemnización moral, social y económica de las víctimas civiles, policiales, militares y a sus familias, en la más amplia acepción del término, como consecuencia de los hechos y actos acaecidos entre el 1º de enero de 1962 y el 31 de diciembre de 1976, cometidos por integrantes de grupos armados de carácter ideológico”.
El senador Guillermo Domenech fundamentó la iniciativa ante la comisión. “Uruguay tiene que superar el enfrentamiento. Es una herida abierta que existe y, además, una deuda con quienes fueron las primeras víctimas de un enfrentamiento que debería haber quedado en el campo de las ideas”.
La Tertulia de los Lunes con Martín Bueno, Eleonora Navatta, Oscar Sarlo y Fernanda Sfeir.
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¿Qué pretendemos los ciudadanos de la democracia?
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El funcionamiento del directorio del Instituto Nacional de Colonización… Y otros telegramas
3 Comentarios
Aplaudo a Sarlo, establecer lo evidente en la relevancia de la agenda es imprescindible.
Este tema propuesto es un resabio de etiqueta para el eterno retorno imposible de la teoría de los dos demonios, simplemente, tal teoría es algo distinto a errónea, es mentira.
La hora reclama ante la flagrancia de los hechos en curso, realismo; cualquier agenda que eluda lo que arde en el ahora cotidiano, es omisa o indolente o artera.
El quincho institucional hoy, se está desarmando, empezó goteando y ya directamente, se llueve, amenaza dejarnos a la intemperie; vivimos bajo mentiras y nos quieren entretener con asuntos aledaños tejidos en una ficción tan absurda como perversa.
No se debe tapar escándalos reales con ruidos falaces.
La gente que promueve esta visión de la historia no quiere entender que no es lo mismo el Estado y sus aparatos represivos que una guerrilla. Las indemnizaciones a víctimas o familiares del terrorismo de Estado las paga el Estado porque son acciones ideadas y llevadas a cabo por agentes o jerarcas políticos del Estado y en el ejercicio de sus cargos. El Estado no puede cometer delitos con la excusa de que reprime delincuentes y eso fue exactamente lo que pasó. La guerrilla en cambio es formalmente una organización delictiva –en todo estado pretender hacer una revolución es delito– y el Estado Uruguayo no debería responder solidariamente por sus acciones.
Las indemnizaciones que ahora se otorgan como pensiones por invalidez a personas que han quedado con severas discapacidades como víctimas de delitos violentos se entregan en virtud de esa discapacidad y, por supuesto, no son retroactivas a delitos cometidos hace 50 años.
A mí tampoco me convence mucho que el Estado deba responder económicamente ante las consecuencias del accionar de grupos subversivos contra particulares víctimas de su accionar o agentes del propio Estado que cayeron al enfrentarlos. En todo caso, hubiera correspondido que ese reclamo se hubiera llevado adelante contra los particulares responsables de esas acciones, lo que no creo que se haya efectuado en su oportunidad.
Lo que sí veo pertinente (y necesario) es que haya un reconocimiento de la Sociedad a quienes fueron víctimas de aquellas acciones subversivas, ya sea como policías y militares que las enfrentaban, o como particulares que cayeron a consecuencia de aquel accionar. Y esto es algo que hasta ahora no hemos hecho.