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El cineasta español Pedro Almodóvar recibirá el premio Donostia el mes que viene, en la próxima edición del Festival de San Sebastián, el más importante de España y uno de los principales del mundo.
Dice el comunicado del festival: “Además de por su talento artístico y su reconocible estilo visual –su personalidad se evidencia desde la dirección de arte hasta la banda sonora–, porque el cine de Pedro Almodóvar sobresale por la escritura de los personajes femeninos, la dirección actoral, la audacia en la aproximación a temas como el universo LGTBIQ+, la religión, el sexo, las adicciones o la memoria histórica, y su compromiso político, que le ha llevado a posicionarse públicamente contra conflictos bélicos o los discursos de la extrema derecha”.
En 1980 Almodóvar presentó en ese mismo Festival de San Sebastián su ópera prima Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, y en 1989, a partir de Mujeres al borde de un ataque de nervios, se convirtió en un director de escala internacional, uno de esos nombres que se reconocen fuera de círculos cinéfilos.
Dado ese vínculo originario con el festival vasco, puede sorprender que no hubiera recibido el Premio Donostia, que no refiere a una película en sí, sino a la trayectoria.
De hecho, Almodóvar había participado en ediciones anteriores entregando ese mismo galardón a otros, como a Woody Allen.
Para que el reconocimiento le llegara a él tuvo que cumplir 74 años y haber realizado películas como Todo sobre mi madre, Hable con ella, Volver o Dolor y gloria.
La ocasión parece buena entonces, para repasar su obra.
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