
La Tertulia de los Viernes con
Alejandro Abal, Marcia Collazo,
Víctor Ganón y Juan Grompone.

¿Pensar se está convirtiendo en un lujo?
Ese es el título de una columna que publicó en estos días The New York Times. En ella la periodista Mary Harrington se pregunta si el uso desmedido de pantallas y redes sociales está generando una nueva forma de desigualdad: Una división cognitiva entre quienes pueden permitirse limitar el uso de la tecnología y desarrollar habilidades intelectuales complejas, y quienes quedan atrapados en lo que ella llama “una cultura postalfabetizada” dominada por la distracción y la inmediatez.

La autora hace una comparación con el consumo de comida ultraprocesada y explica que, en la medida en que este tipo de alimentación es más barata y accesible, “las sociedades desarrolladas han visto surgir una brecha entre quienes tienen los recursos sociales y económicos para mantener un estilo de vida sano y quienes son más vulnerables a la cultura alimentaria obesogénica”. “Esta bifurcación – agrega- tiene una fuerte influencia de clase: en todo el Occidente desarrollado, la obesidad se ha correlacionado fuertemente con la pobreza”.
Su equivalente cognitivo, dice Mary Harrington, es una alimentación digital llena de imágenes, videos cortos y memes, donde las letras y los textos profundos tienen poco lugar. Esto generaría una población más expuesta a la manipulación, las noticias falsas y la desinformación.
¿Qué piensan los contertulios? ¿Existe este fenómeno? ¿Es algo nuevo? ¿O ya lo encontramos, con otras formas, en otros momentos históricos?
Continúa en: ¿Cuáles son los límites éticos en las guerras?









