Francia impuso desde el martes a mediodía el confinamiento casi total de la población.
Para intentar frenar la propagación del coronavirus, los franceses sólo pueden salir a las calles para ir al supermercado, al médico o a trabajar cuando no es posible hacerlo a distancia.
Ayer, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, pidió a los empleados de sectores clave "que vayan a sus lugares de trabajo" para garantizar la "seguridad económica del país".
"Invito a todos los empleados de las empresas que aún están abiertas, actividades que son esenciales para el funcionamiento del país, a que vayan a sus lugares de trabajo (…) en condiciones de máxima seguridad sanitaria", dijo el ministro en una entrevista con la cadena de noticias BFM Business.
Para limitar la quiebra de empresas debido a la pandemia, el gobierno francés anunció el martes que inyectará en lo inmediato 45.000 millones de euros (unos 50.000 millones de dólares).
La situación sanitaria se agravó con 89 muertos en las últimas 24 horas, lo que eleva a 264 el número total de decesos, y 9.134 personas infectadas en el país.
Profundizamos en esta situación con Rafael Mandressi, colaborador de En Perspectiva que llegó ayer a la madrugada desde París a Uruguay.
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