En Uruguay hubo un avance significativo, pero aún persisten obstáculos estructurales, culturales y laborales que limitan el desarrollo de las mujeres uruguayas en la diplomacia. Conversamos sobre el tema En Perspectiva con Cristina Mansilla Decesari, directora de derechos humanos y derecho humanitario en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
El 24 de junio fue el Día Internacional de las Mujeres en la Diplomacia. Un día que busca reflexionar sobre los avances, desafíos y deudas pendientes en materia de igualdad de género dentro de los servicios exteriores del mundo.
Ese día, el Ministerio de Relaciones Exteriores organizó un acto que contó con la presencia de destacadas exponentes uruguayas del sector, entre las que estuvo, por ejemplo, la embajadora Laura Dupuy, quien será la primera mujer uruguaya en representar al país ante las Naciones Unidas en su sede central de Nueva York.
Su caso es la muestra cabal de que en los últimos años, en este ámbito históricamente dominado por hombres, la participación de mujeres diplomáticas viene creciendo. Pero este sigue siendo un camino en construcción. Todavía hay barreras estructurales que dificultan su ascenso a puestos de jerarquía.
Y también está el gran desafío de conciliar la vida personal y familiar con las exigencias de puestos totalmente absorbentes.
Visibilizar estas tensiones es clave para construir una diplomacia más justa, inclusiva y representativa, afirman desde la Asociación de Funcionarios del Servicio Exterior de Uruguay y también desde la Red de Mujeres Diplomáticas por la Igualdad de Género.
Sobre esto y sobre el aporte diferencial de las mujeres en la construcción de la política exterior, conversamos con:
Cristina Mansilla Decesari. Directora de Derechos Humanos y Derecho Humanitario en el Ministerio de Relaciones Exteriores, vicepresidenta de la Asociación Funcionarios Servicio Exterior Uruguay (Afuseu), e integrante de la Red de Mujeres Diplomáticas para la igualdad de género.
