
La Mesa Internacional con Gustavo Calvo y Leo Harari
El jueves pasado de noche la Casa Blanca publicó la nueva estrategia de seguridad nacional del presidente Donald Trump. Se trata de un documento de 33 páginas que eleva su doctrina de “Estados Unidos primero” y establece un giro de la política exterior que incluye desde la redistribución de recursos militares en el hemisferio occidental hasta la adopción de una postura de confrontación con Europa pocas veces vista.
¿Qué dice la Estrategia Nacional de Seguridad de Estados Unidos sobre Europa, Medio Oriente y China?
En el documento, Washington critica duramente a los aliados europeos, especialmente por su política migratoria y las regulaciones, y señala que Estados Unidos respaldará a quienes en el viejo continente se opongan a los valores promovidos en esas materias por la Unión Europea.
El texto advierte que las naciones europeas se enfrentan a un “declive económico” que podría verse “eclipsado por la perspectiva real y más cruda de la desaparición de la civilización”. “Si las tendencias actuales continúan, el continente será irreconocible en 20 años o menos… Queremos que Europa siga siendo europea, que recupere la confianza en sí misma como civilización y que abandone su enfoque fallido hacia la asfixia regulatoria”, afirma.
Documento | Estrategia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (Noviembre 2025) by En Perspectiva En Perspectiva
Argumenta que “es más que plausible que, a más tardar en unas décadas, la mayoría de los miembros de la OTAN sean no europeos”, lo que plantea lo que denomina “una pregunta abierta” sobre si esos países seguirán considerando su alianza con Estados Unidos de la misma manera.
En momentos en que Trump busca poner fin a la guerra en Ucrania con un plan que sería favorable a Rusia, su administración acusa a los europeos de debilidad y afirma que Washington debería centrarse en "poner fin a la percepción, y prevenir la realidad, de la OTAN como una alianza en perpetua expansión".
En cuanto a China, la estrategia del gobierno de Trump describe un enfoque doble, impulsando la contención de la influencia global de Beijing, a la vez que preserva los lazos económicos y brega porque se mantenga la situación actual en Taiwán, afirmando que “prevenir un conflicto por Taiwán, idealmente preservando la superioridad militar, es una prioridad”.
También exige “mantener una relación económica genuina y mutuamente ventajosa” con China, priorizando la “reciprocidad y la equidad” y reduciendo la dependencia de Estados Unidos de ese país. Según el documento, dicho reajuste es clave para sostener el crecimiento de Estados Unidos, pasando de una economía de US$ 30 billones en 2025 a US$ 40 billones en la década de 2030.
La estrategia presta relativamente poca atención a Oriente Medio, que durante mucho tiempo ha acaparado la atención de Washington. Señalando el aumento de la producción de energía en Estados Unidos, el documento afirma que "la razón histórica de Estados Unidos para centrarse en Oriente Medio disminuirá".
Oriente Medio ya no es "la fuente potencial de catástrofes inminentes que solía ser", sino que "más bien está emergiendo como un lugar de asociación, amistad e inversión", afirma el documento, que afirma sin embargo que la seguridad de Israel sigue siendo una prioridad para Washington.
En general, la estrategia describe las alianzas como instrumentales, no intrínsecas, y las define como una amplia red de acuerdos con aliados y socios en tratados internacionales en las regiones estratégicamente más importantes del mundo, desplegadas como herramientas dentro de un marco más amplio basado en la afinidad de Trump por romper con las normas tradicionales.
“El presidente Trump utiliza la diplomacia no convencional, el poderío militar estadounidense y la influencia económica para extinguir quirúrgicamente las brasas de la división entre las naciones con capacidad nuclear y las guerras violentas causadas por siglos de odio”, afirma.
Continúa en: Nueva “Estrategia Nacional de Seguridad” de EEUU: ¿Qué dice sobre América Latina?










