“Ojalá no haya petróleo, y si lo hay ojalá no sea rentable” fueron las palabras de Juan Grompone –pronunciadas en La Mesa del viernes 29 de enero– que encendieron la polémica en la sección de comentarios de EnPerspectiva.net y en la cuenta de Facebook de
Ante la doble catarata de comentarios, Juan Grompone nos envió el lunes 8 de febrero una carta –que transcribimos debajo– con sus reflexiones acerca de esta discusión y en el programa de hoy nos contactamos telefónicamente con él para que compartiera algunas de ellas al aire.
- La Mesa: “Ojalá no haya petróleo”, dice Juan Grompone
- La audiencia opina: Noruego residente en Uruguay responde a los dichos de Grompone en La Mesa
EN PERSPECTIVA
Miércoles 10.02.2016
Texto de la carta de Juan Grompone
Yo no participo de las redes sociales de modo que no entraré en el juego de ellas. En las redes generalmente no se argumenta, simplemente se descalifica. Escuché el programa de esta mañana y me doy cuenta que soy un tertuliano frustrado. En La Mesa repasé las ideas sobre los recursos naturales y la riqueza de las naciones en Adam Smith y Karl Marx, la experiencia uruguaya de la “plata dulce”, los diversos casos que habían ocurrido en Uruguay y los problemas que traen. Seguí con la experiencia noruega y finalicé con el futuro del petróleo, las políticas de estado y el medio ambiente.
Tengo desconfianza que Uruguay pueda construir una política de estado petrolera. Para ejemplificar el problema elegí Noruega para ver lo que sucedió con el país que tiene la mejor política de estado sobre el petróleo. Antes de continuar quiero aclarar algo. Yo conozco a Noruega desde que nací, no me es un país extraño. Tuve un tío político noruego ya fallecido. Desde que recuerdo se festejaba la víspera de la Navidad en su casa –en esos tiempos festejar la Nochebuena era algo exótico todavía– siempre con un pino decorado y una bandera noruega. He visitado Noruega y también mis tíos y primos la visitaron. Conozco muy bien a los autores clásicos noruegos. Tengo una cierta idea de lo que es el país, su gente y cómo cambió la vida luego de la llegada del petróleo.
Vayamos ahora a mi intervención del viernes 29 de enero. Mi presentación consta de 150 segundos, algo menos de 3 minutos. Se divide así: 30 segundos dedicados a hablar de la riqueza de las naciones y de plata dulce en el Uruguay, 46 segundos en el caso de Noruega, 32 segundos para comentar el futuro del petróleo, 20 segundos para hablar de las políticas de Estado y 22 segundos para los riesgos del medio ambiente. En total, Noruega ocupó sólo un 30 % del tiempo pero parece que hubiese sido el único tema tratado.
Elegí a Noruega como ejemplo porque es, sin la menor duda, el país que tiene la mejor política petrolera de todo el planeta. Esto era un elogio. A continuación argumenté que por excelente que fuese esta política, desde mi punto de vista su bienestar no había dado resultados de interés cultural, científico o técnico. Para eso mencioné que Noruega petrolera no había producido músicos de la talla de Edvard Grieg, dramaturgos como Henrik Ibsen que es uno de los fundadores del teatro moderno, pintores como Edvard Munch con una obra muy cotizada o el conocido explorador Thor Heyerdahl. No veo que ninguno de los “ofendidos” –noruegos o uruguayos afincados allí– haya podido presentar nombres semejantes a estos creadores prepetroleros, excepto, tal vez, a los premios Nobel noruegos.
Veamos este punto. Los premios Nobel son un indicador objetivo del desarrollo cultural de un país. Desde 1901, creación del premio, hasta 1973 hay siete premios Nobel noruegos en 72 años*, una media de uno cada 10,3 años. Desde 1973 hasta 2015 hay cuatro premios** –descarto a Ivar Giaever por ganarlo en EEUU y en 1973, pero acepto a Trygve Haavelmo de 1989 como resultado de la política petrolera– en 42 años hay una media de uno cada 10,5 años. Luego la “plata dulce” y la excelente educación no cambió nada sustantivo en la cultura, la ciencia o la política, campos “medidos” por los premios Nobel. Por cierto que no he considerado que en 1900 había 2,2 millones de habitantes y en la actualidad hay 5 millones, lo cual hace que la comparación sea aún más desfavorable.
En algún momento comparé a Noruega con Finlandia. Es una comparación válida desde el punto de vista geográfico e histórico. Finlandia fue durante mucho tiempo el fabricante número uno del mundo de telefonía celular, tiene la mejor educación del mundo, en Finlandia ha sido creado [el sistema operativo] Linux –de donde deriva Android– de uso universal en el planeta.
Pero lo que más me asombra es que mencioné la larga historia de plata dulce del Uruguay y su incapacidad para aprovecharla. Mencioné el tasajo, el extracto de carne, el frigorífico, la lana, la celulosa (finlandesa, ¿no?). Esta afirmación, que ponía en cuestión la política de Artigas, de Batlle y Ordóñez, de Batlle Berres o del Frente Amplio, no motivó ningún comentario. Solo los “noruegos” reaccionaron.
Con los tiempos de La Mesa, de 20 a 50 segundos para presentar una idea, es difícil transmitir mensajes con contenido complejo. Cada quien lo recibe según sus posibilidades, ideas o preferencias.
Quiero finalizar con una anécdota de mi tío Semeleng que ilustra la dificultad de comunicar un telegrama de pésame por un fallecimiento y que viene al caso que nos ocupa. En su español básico escribió: “felicito por cadáver”.
—Juan Grompone
* Premios Nobel a noruegos entre 1901 y 1972: Bjørnstjerne Bjørnson, Literatura, 1903; Knut Hamsun, Literatura, 1920;Christian Lange, Paz, 1921, junto con Hjalmar Branting; Fridtjof Nansen, Paz, 1922; Lars Onsager, Química, 1968; Odd Hassel, Química, 1969; Ragnar Frisch, Economía, 1969, junto con Jan Tinbergen
** Premios Nobel a noruegos desde 1973 hasta el presente: Ivar Giaever, Física, 1973 (estadounidense de origen noruego); Trygve Haavelmo, Economía, 1989; Finn Kydland, Economía, 2004, junto con Edward C. Prescott; May-Britt Moser, Medicina, 2014, junto con John O’Keefe y Edvard Moser; Edvard Moser, Medicina, 2014, junto con John O’Keefe y May-Britt Moser.
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