Análisis Económico

Premio Nobel de Economía 2025 a Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt: ¿Cuáles fueron las principales contribuciones de los galardonados? (Exante)

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Foto: AFP 

EMILIANO COTELO (EC): Esta semana la Real Academia de las Ciencias sueca otorgó el Premio Nobel de Economía al economista estadounidense-israelí Joel Mokyr, al francés Philippe Aghion y al canadiense Peter Howitt.

En el anuncio oficial, la Real Academia informó que concedió una mitad del galardón a Mokyr por haber identificado los prerrequisitos para un crecimiento sostenido a través del progreso tecnológico. A su vez, la otra mitad fue otorgada de forma conjunta a Aghion y a Howitt por el desarrollo de la teoría de crecimiento económico sostenido a través de la llamada “destrucción creativa”.

Premio Nobel de Economía 2025 a Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt. Foto: AFP
Premio Nobel de Economía 2025 a Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt. Foto: AFP

Tomando este anuncio como referencia, les proponemos adentrarnos un poco más en las contribuciones más importantes de estos autores a la ciencia económica. Para eso estamos en contacto en los próximos minutos con el economista Luciano Magnífico, gerente en Exante.

ROMINA ANDRIOLI (RA): Luciano, ¿cómo vieron el anuncio de este año del Nobel de Economía? ¿Los ganadores sonaban como favoritos en lo previo o fue más bien una sorpresa?

LUCIANO MAGNÍFICO (LM): A ver, como hemos comentado en otras oportunidades, el Nobel premia los aportes que han hecho los ganadores a la ciencia económica durante su trayectoria académica. Por tanto, predecir los ganadores de un año en particular es complejo.

Lógicamente, hay economistas como Daron Acemoglu por ejemplo, que fue uno de los galardonados el año pasado, sobre los que se da por descontado que van a terminar obteniendo el premio en algún momento de su carrera. Quizás con estos tres economistas esa percepción no era tan clara, pero cabe marcar que en los tres casos se trata de economistas muy citados en el campo de la innovación y el crecimiento económico y que sin dudas, son referentes en esta materia.

RA: El Nobel fue otorgado por los aportes de los premiados al análisis sobre el vínculo entre innovación y crecimiento económico. ¿Podemos empezar a repasar las principales contribuciones que realizaron estos autores en este campo?

LM: Sí y de hecho, me parece importante empezar dando un poco de contexto a la audiencia, para que entendamos mejor la importancia de estos aportes.

La evolución de la economía mundial a lo largo de la historia tiene algunas particularidades. En concreto, me estoy refiriendo con esto a que el crecimiento económico que se registró a nivel mundial en los últimos 200 años, tras la Revolución Industrial, ha sido mayor al observado en cualquier otro período de la historia y además se ha caracterizado por su persistencia en el tiempo, que me parece que es el elemento fundamental aquí.

Esto es algo totalmente inédito cuando tomamos una perspectiva muy larga. De hecho, en los siglos previos a la Revolución Industrial existieron obviamente períodos en los que las economías crecían, sin embargo, también es cierto que cuando tomamos de forma agregada estos siglos no existió una tendencia clara de expansión de la actividad económica en el largo plazo.

RA: ¿Y qué es concretamente lo que ha hecho diferente a estos últimos dos siglos respecto a lo que se observaba previamente?

LM: Bueno, justamente el trabajo de los tres galardonados apunta a desentrañar las causas detrás de este desempeño virtuoso que ha mostrado la economía mundial en los siglos más recientes.

Para ordenar un poco el análisis, voy a empezar con las contribuciones de Mokyr, quien tiene la particularidad de ser precisamente un historiador económico.

Básicamente, lo que plantea Mokyr es que para que exista crecimiento económico sostenido en el tiempo es necesario que haya un flujo continuo de lo que él denomina como “conocimiento útil”. Ese “conocimiento útil” tiene dos partes: por un lado, lo que Mokyr llama “conocimiento prescriptivo” y por otro, lo que denomina como “conocimiento propositivo”.

RA: ¿A qué refieren estos dos tipos de conocimiento?

LM: El conocimiento prescriptivo es aquel que involucra a las instrucciones que describen lo necesario para que algo pueda funcionar. Simplificando un poco el concepto, estamos hablando del conocimiento puramente práctico.

El conocimiento propositivo, en cambio, tiene más que ver con el entendimiento de por qué funcionan las cosas. Si simplificamos, estamos hablando de un conocimiento más bien teórico.

Una de las conclusiones a las que arriba este autor es que en los siglos previos a la Revolución Industrial, la innovación tecnológica estaba impulsada principalmente por el conocimiento prescriptivo (el puramente práctico); entonces, se tenía un conocimiento de qué funcionaba, pero no de las razones detrás del funcionamiento de esas cosas, lo que hacía que la acumulación sucesiva de conocimiento se volviera extremadamente compleja.

El cambio que sucedió en los siglos más recientes es que los científicos empezaron a investigar metódicamente, midiendo, experimentando y reproduciendo resultados, lo que permitió desarrollar el conocimiento propositivo, aumentando en definitiva la cantidad, si se quiere, de “conocimiento útil” para las sociedades.

RA: Entonces, con esto que estás planteando podríamos concluir que el desarrollo del conocimiento teórico, el entendimiento de por qué funcionan las cosas, fue la gran clave para el progreso económico de estos últimos 200 años.

LM: Bueno, en realidad, más allá de la importancia de este crecimiento a nivel del conocimiento propositivo, Mokyr mostró que no fue el único elemento detrás de este progreso.

En concreto, este autor hace un énfasis especial en la importancia de la interacción existente no solo entre el conocimiento teórico y práctico, sino también con el conocimiento comercial, de forma de desarrollar aplicaciones que estimularan el crecimiento económico, a través de la mejora, por ejemplo, de los procesos productivos.

El otro factor que es fundamental en su análisis es la idea de que para que haya crecimiento sostenido, las sociedades tienen que estar abiertas al cambio.

RA: ¿En qué sentido se plantea eso?

LM: Básicamente, a que el crecimiento supeditado al cambio tecnológico crea ganadores y perdedores; y a que además, las nuevas invenciones reemplazan a las tecnologías antiguas y pueden modificar totalmente las estructuras organizativas.

Dado eso, no es extraño que quienes tienen posiciones dominantes puedan oponerse a las nuevas tecnologías, si sienten que sus privilegios se encuentran en riesgo, esto es algo que puede observarse en el mundo de hoy y sobre lo que se ha discutido mucho con desarrollos recientes, como la propia inteligencia artificial.

A partir de eso, es la importancia que mencionaba antes de que las sociedades estén abiertas al cambio.

RA: Queda claro entonces el aporte de este primer autor a esta rama de la economía, ¿qué podemos destacar de los otros dos economistas premiados?

LM: Así como Mokyr se basó en las observaciones históricas para elaborar su teoría, Aghion y Howitt construyeron un modelo económico-matemático que muestra cómo el avance tecnológico conduce a un crecimiento sostenido de las economías.

En particular, el modelo parte de la constatación empírica de que permanentemente hay empresas y trabajos que desaparecen de las economías y al mismo tiempo hay otras empresas y trabajos que se están creando.

Entonces, estos dos autores plantearon que ese proceso de “destrucción creativa”, que es un concepto que fue popularizado por el famoso economista Joseph Schumpeter en la primera mitad del siglo XX, es lo que permite el proceso de crecimiento sostenido.

RA: ¿Cómo se explica en su modelo ese efecto positivo de la destrucción creativa sobre el crecimiento económico?

LM: El modelo se basa en que una empresa puede tener una idea para generar un mejor producto o un método de producción más eficiente que otras y convertirse en líder del mercado. Sin embargo, en cuanto esto sucede, crea un incentivo para que otras empresas mejoren aún más su producto o método de producción y, así, la reemplacen en el liderazgo del mercado, iniciando otra vez el proceso.

A su vez, el modelo también arroja luz sobre los incentivos a invertir en I+D (investigación y desarrollo), que al final tiene una incidencia decisiva en la velocidad de esa destrucción creativa y por ende, en el ritmo de crecimiento económico. En la medida de que se invierte más, aumentan las posibilidades de estar en la cima y obtener beneficios extraordinarios, pero al mismo tiempo, probablemente también reduce la vigencia temporal de cada innovación.

A su vez, en este proceso también juega el hecho de que las inversiones en I+D son financiadas por los ahorros de los agentes, que a su vez deciden cuánto ahorrar en base a la tasa de interés que se paga por esos ahorros, lo que está asociado al ritmo de crecimiento económico y otra vez, a la inversión en I+D que realizan las empresas y que impulsa ese crecimiento. Entonces, como se dice en la jerga económica este modelo es un modelo de equilibrio general, que permite analizar simultáneamente todas estas variables y comprender hasta qué punto las sociedades necesitan apoyar la inversión en I+D.

RA: Para ir cerrando Luciano, ¿qué conclusiones nos podemos llevar de las contribuciones de estos autores? ¿Qué implicancias tienen sus hallazgos en la economía actual?

LM: Dentro de los artículos que publica la Real Academia sobre los aportes de los ganadores del Nobel, hay una idea que es enfatizada bastante del trabajo de estos autores y que me resulta muy interesante, que es el hecho de que en la historia económica, la anomalía es el crecimiento sostenido que hemos visto en estos últimos siglos; entonces, claramente es un fenómeno que no deberíamos dar por sentado.

Eso lógicamente tiene muchas implicancias a nivel de la política económica, siendo algunas de ellas inclusive analizadas en esos materiales de divulgación. Por ejemplo, las limitaciones al intercambio de conocimientos entre países en un mundo caracterizado por las mayores tensiones, puede significar un obstáculo a ese proceso virtuoso de innovación continua.

También, el riesgo de bloqueo que pueden generar los grupos de interés que se vean perjudicados por los adelantos tecnológicos o el riesgo de que haya empresas demasiado dominantes en algún mercado, que afecten la lógica de competencia continua que mencionábamos previamente.

Para cerrar y yéndome un poco del análisis de estos autores, me gustaría traer a colación una reflexión que realizó en su cuenta de X, Olivier Blanchard, conocido por su trayectoria académica y por haber sido economista jefe del Fondo Monetario Internacional. En su posteo, él destacaba la importancia de que los países promuevan el crecimiento y mencionaba que eso aplica tanto cuando el país se encuentra sobre la frontera del conocimiento, liderando las innovaciones, que es en lo que se centran los conceptos que analizamos hoy de estos autores, pero también en los casos en los cuales los países no están en esa frontera.

En ese sentido, esos países deben estar preparados para aplicar las nuevas tecnologías que surjan en el mundo en sus propias economías. Él lo mencionaba para el caso de la Unión Europea, pero me parece que también es igualmente importante para países como Uruguay.

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