Una pediatra que notó un desfasaje de lenguaje importante en sus pacientes y junto con sus colegas decidió intervenir.
Si usted creció leyendo, no tienen por qué explicarle la importancia de los libros. Son entretenimiento, fomentan la imaginación y la creatividad, expanden el vocabulario, ayudan a comprender la vida. Son una de las formas más fundamentales de educación.
Ahora, imagínese que crece sin un solo libro alrededor, con padres también analfabetos. ¿Cómo puede alguien tener oportunidades en el futuro si ni siquiera tuvo la oportunidad de leer un libro?
Con realidades como esa se chocaban la pediatra Diana Sastre y un grupo de médicos que como ella atienden en el Centro de Salud del Cerro. Diseñaron entonces un plan para fomentar la lectura de los niños en la sala de espera, con un sistema de prestado y devolución, sostenido por donaciones.
Pronto notaron que madres y abuelos también leían los libros que los niños se llevaban. Y ahora, a dos años y pocos meses del arranque, realizaron una evaluación del plan piloto que es a todas luces positiva. Para hablar del proyecto, En Perspectiva se comunicó por teléfono con la Dra. Sastre.
