"Me gustaría ver marchas por las mujeres que se suicidan", dice el doctor Pedro Bustelo, líder de la fundación Cazabajones. Según él, muchas de esas muertes tienen su raíz en la depresión, provocada por la violencia de género… y multiplican por diez veces a los femicidios.
Una enfermera de Sarandí del Yi, Laura Duarte, fue la novena víctima de femicidio en lo que va del 2018. Su marido la apuñaló y luego de asesinarla se ahorcó. Dejó tras de sí a un hijo adolescente y dos niñas. El hombre no tenía antecedentes penales.
De estos nueve femicidios del año, el de Laura Duarte no es el único que involucró el posterior suicidio del asesino. Los casos de Edelma Suanes en Tranqueras, Vanesa Monzón Martínez en Vergara y Nelly Goyeneche en Quebracho, donde también murió el policía Juan Carlos Oviedo, siguieron esta tendencia.
En Perspectiva ya trató antes el femicidio como consecuencia del machismo. ¿Pero puede haber otros factores en juego, como una relación entre depresión y femicidio? Hay especialistas que señalan que sí. Incluso señalan que así como es inquietante la cantidad de mujeres asesinadas por su condición de mujer, más todavía lo es la cantidad de mujeres que se terminan suicidando al no soportar ser víctimas de violencia de género.
Uno de los que sostiene esto es el psiquiatra y epidemiólogo Pedro Bustelo, presidente de la Fundación Cazabajones, que visitó el estudio del programa para exponer su visión.
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