Juegos Olímpicos de París 1924
Por Homero Fernández
Jueves 08.08.2024
La semifinal con Holanda estuvo a punto de ser el fracaso de la gran aplanadora celeste. Los europeos al ver la gran producción goleadora de los uruguayos decidieron ponerle cerrojo a su defensa.
Era un viernes 6 de junio. El día anterior Suiza ya se había anotado para la final al vencer 2-1 a Suecia. Otra vez el marco espectacular de Colombes presagiaba el gran show.
Holanda contra Uruguay. Empezó con la delantera uruguaya machacando al arco de los tulipanes. Y así siguió, con Holanda defendiendo la primera media hora hasta que en un rápido avance un delantero burla a Mazali, pasa y gol holandés.
El estadio en silencio. Los uruguayos se marchan al vestuario rumiando rabia y miedo. Allí Casto Martínez Laguarda les recuerda que, además de su ilusión, estaba la de todo un pueblo que a los lejos, ahora sí unido, esperaba otra la victoria.
Cuando los holandeses regresaron a la cancha ya los esperaban los once uruguayos: Mazali había hablado con el juez francés.
Holanda no cambiaba. ¿Para qué? El tiempo pasa hasta que el centro de siempre de Santos Undinaráin se clava en la cabeza de Pedro Cea.
Goool uruguayo.
Los holandeses reclaman offside, pero el árbitro no concede. Tal vez alguien ve algo de parcialidad. La desmiente minutos después al anular un gol de Romano que se la lleva con la mano.
En el arco holandés hay otra lucha particular. El golero europeo tenía junto a uno de los palos una figura de un conejo el que usaba como amuleto o como mascota. Vaya uno a saber.
Harto de su sequía goleadora, Petrone le da una patada y lo tira al costado. El holandés se enoja, le reclama y lo vuelve a colocar.
Entre tanto va conejo, viene conejo, faltan 10 minutos para terminar y los uruguayos solo no ganan.
Sucede una jugada confusa y el juez cobra penal a favor de Uruguay. Los holandeses se enloquecen.
Mientras, el defensor Pedro Arispe le empieza a gritar a su portero Andrés Mazali: “Mazali, la fotó, la fotó”. Tiempo después se sabría el por qué.
Resulta que el árbitro era el mismo que del partido contra Yugoslavia. Durante la goleada le había dicho a Mazali al pasar: “Ustedes son campeones”. Al final le había pedido una foto autografiada del equipo. Mazali se olvidó totalmente. Hasta que justo cuando sale para el partido con Holanda reconoce al mismo
juez. Al terminar el primer tiempo recoge la firma de todos sus compañeros y se la entrega antes de reanudar el partido.
Por eso, ante el penal dudoso, Arispe le recordaba a su compañero lo importante que, a su entender, había sido el regalo.
Petrone había colocado la pelota en el punto penal. Quería su gol. Pedro Cea se la quita y se la da a Scarone. “¿Lo metés?”. “Lo meto”, contesta el líder.
Fue gol y Uruguay estaba en la final, aunque hubo que esperar un día para saberlo oficialmente porque los holandeses protestaron el partido acusando al árbitro.
En un castillo en las afueras de París, resonaba entre risas, “Mazali, la fotó, la fotó”.
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