Eliminatorias Mundialistas Uruguay-Colombia
Por Homero Fernández
Miércoles 13.11.2024
Uruguay debía superar una diferencia de tres goles para llegar a la final de la Copa América. Colombia llegaba a Montevideo a defender esa ventaja. Fernando Morena tendría una noche para no olvidar.
El almanaque indicaba el año1975, el Año de la Orientalidad, el segundo de la dictadura.
La Copa América se volvía a jugar, pero sin una sede única.
Eran tres series de tres y a los ganadores se le sumaba el campeón vigente Uruguay, para conformar las semifinales. A los celestes les tocó Colombia que había despachado a Ecuador y Paraguay.
El primer partido se jugó en Bogotá. Tenía tono de revancha para los dos. Para los uruguayos que habían perdido con los colombianos su invicto histórico en el Centenario, y para los locales la venganza por perderse el Mundial de Alemania por diferencia de goles con Uruguay.
Todo resultó una fiesta para los colombianos que le metieron a Uruguay más goles que nunca: 3 a 0. Marcaban así una ventaja muy difícil de revertir en la revancha de Montevideo.
Era el primero de octubre. El Centenario estaba repleto con la ilusión de la remontada. La afición quería volver a creer después de lo ocurrido en Colombia y en el decepcionante Mundial de Alemania. Todavía apelaban a la garra charrúa que ganaba retos imposibles.
Y empezaron a creer más cuando Fernando Morena inauguró el marcador a los 17 minutos. Quedaban dos goles de diferencia y mucho partido.
Los colombianos que jugaban rápido y con buen toque se empezaron a quejar de la desinhibida rudeza uruguaya. La estrella Willington Ortiz, quien había roto el invicto uruguayo en 1973, salió lesionado a la media del primer tiempo.
Consideraban que el árbitro chileno Hormazábal los perjudicaba constantemente.
La alegría explotó el estadio cuando el árbitro pitó un penal a favor de Uruguay. Morena tomó la pelota, la colocó en el punto blanco y tiró fuerte al ángulo.
¡Afuera! Nadie lo podía creer. Ni él mismo. “Lo tiré tan mal como nunca lo había hecho”, recordaría en una oportunidad el goleador.
Tampoco lo creería cuando el defensa Carlos Peruena es derribado en el área y el árbitro vuelve a señalar penal. Faltaban menos de 10 minutos para terminar el partido. Morena quiso tener la revancha y volvió a poner la pelota en el punto blanco. “Quería tirarlo porque estaba convencido que sería gol”, dijo el 9 en una entrevista posterior.
Esta vez la pelota no se fue afuera pero el golero colombiano Pedro Zape se estiró y rechazó el balón. Dio rebote. Morena fue con todo, pero Zape llegó primero. Morena salta, aunque lo golpea en el hombro.
Resultado: penal errado, golero herido y Morena expulsado por fuerza desmedida. Zape cuenta su versión. “Doy un rebote y choco con el jugador. De inmediato siento que el hombro no me encaja y se lo digo a mi compañero Calero, quien me lo coloca de nuevo y pese al dolor continué tapando con la mano izquierda".
El ímpetu uruguayo no fue suficiente y el partido terminó 1 a 0.
Una amarga victoria para los uruguayos, una heroica derrota para los colombianos.
Para Fernando Morena resultó una cicatriz, como lo confesaba a la revista 17 Deportes recopilada en el libro “El Nando”, de Pablo Muró.
“¿Sabés lo que fue salir de la cancha silbado por todo el estadio? Después de eso me di cuenta de con quién podía contar. Yo había errado un penal, no había matado a nadie”.
Para felicidad de Morena, 24 años después, en la Copa América de 1999 el argentino Martín Palermo erró tres penales, también ante Colombia, y lo liberó del maldito privilegio.
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