Juegos Olímpicos de París 1924
Por Homero Fernández
Lunes 01.07.2024
En 1942 en Montevideo el árbitro del Argentina-Chile decidió dejar de dirigir el partido porque se sintió demasiado presionado y Chile abandonó la cancha en protesta por sentirse perjudicado.
El árbitro peruano Enrique Cuenca se puso la pelota debajo del brazo y caminó pausadamente hacia el punto de penal.
El remolino de jugadores argentinos quería tragárselo. El hombre, tan delgado como su bigote negro, tuvo la sensación de que lo que había decidido antes empezaba a tambalearse en su cabeza.
Pocos minutos atrás había tenido otra decisión similar. Una duda tan grande como la del Estadio Centenario, donde se jugaba el partido entre Argentina y Chile aquel último día de enero de 1942. En aquella ocasión un defensa argentino se había llevado por delante a un atacante chileno con el partido cero a cero.
Todo el estadio vio la falta dentro del área, pero Cuenca decidió otra cosa. Lo marcó afuera ante la decepción del equipo rojo y de los parciales uruguayos que alentaban a los chilenos. El partido tuvo que suspenderse unos minutos debido a las protestas en la cancha.
Finalmente, no pasó de eso y se volvió a jugar.
Pero ahora, dos minutos después, aunque no lo supiera Cuenca las cosas iban a ser dramáticamente diferentes.
Una crónica publicada en un diario chileno describe el momento con particular detalle. “En una jugada completamente casual, Alberti rechaza la pelota y sobre la línea del área ésta da en un brazo de Ramos, pena que fue inmediatamente sancionada por el juez Cuenca, quien, tomando la pelota, se dirigió con ella a colocarla en el punto penal. Los jugadores argentinos rodearon entonces nuevamente al “referee” tratando de hacerle comprender el error y se originó así un tumulto que era seguido con intranquila la atención de parte de los espectadores”.
En el texto con el título “La noche de Chile fue malograda por el árbitro”, el periodista A. Scopelli admite que la jugada pudo haber sido un contacto accidental y que no ameritaba cobrarse penal, pero también cuestiona que una vez cobrada la pena el árbitro no debió cambiar la decisión debido a la presión argentina.
“Pronto se observó que el señor Cuenca no tenía la suficiente entereza para mantener su resolución y nuevamente se dispuso a conceder un tiro fuera del área”.
Y el juicio del periodista sobre la personalidad del juez no estaba exagerado porque dado el lío que se había montado y sin poder resolverlo, Cuenca resolvió no arbitrar más el partido y pasar la responsabilidad al primer línea, el uruguayo Aníbal Tejada quien, a su vez, decidió mantener el fallo y reanudar con tiro libre.
Debido a eso, el delegado y jefe de la delegación chilena Alfredo Vargas resolvió entrar al campo acompañado del entrenador húngaro Ferenc Plattkó para ordenar a los jugadores a que se retirasen de la cancha en señal de protesta. El entrenador chileno tuvo tiempo para discutir y empujar al árbitro sustituto, obligando a intervenir a la policía.
Viendo el panorama los argentinos permanecieron a la espera.
Volvamos a la crónica de Scopelli quien lo vivió en directo en el vestidor chileno. “En los vestuarios reinaba una confusión espantosa y los dirigentes no habían resuelto nada definitivo aún. El señor Vargas pedía que para que continuara el match el nombramiento de otro “referee”. Pero como todo esto había llevado mucho tiempo en discusiones y demás, resultó que cuando el equipo chileno se aprestaba a regresar para continuar el cotejo, los argentinos habiendo expirado el tiempo reglamentario se retiraban del “field”.
“Los argentinos se despojaron de su ropa de fútbol en vista de que creían que el encuentro estaba terminado. Mientras tanto, los chilenos reaparecieron en el “field”, y ya puede darse cuenta el lector el mareo que existía”.
Al final, Argentina se rehusó a reanudar el partido. Decidieron seguir el curso reglamentario y al otro día la organización del torneo le otorgó el triunfo 2 a 0 por ausencia del rival.
Chile no fue sancionado, pero el peruano Enrique Cuenca no volvió a arbitrar ningún partido más del campeonato que terminó con la coronación de Uruguay.
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