Juegos Olímpicos de París 1924
Por Homero Fernández
Miércoles 03.07.2024
Pelé y Maradona lo consideraron mejor que ellos. Fue figura histórica en el Real Madrid donde reina eternamente, pero Alfredo Di Stéfano solamente pudo defender a la albiceleste solo en un campeonato.
Alfredo Di Stefano, la “Saeta Rubia”, jugó solamente una edición de la Copa América, metió 6 goles y salió campeón. La de Ecuador en 1947 fue la única ocasión en la que pudo vestir la albiceleste. Pasaba apenas de los 20 años.
Quien sería uno de los cuatro elegidos por la FIFA como de los mejores del mundo en el siglo 20 había llegado al sudamericano después de estar en la lista de futbolistas elegidos en una encuesta popular dispuesta por la dirigencia argentina.
Ecuador organizó por primera vez la copa sudamericana y la sede principal fue el estadio de Emelec en la ciudad de Guayaquil. Los argentinos ganarían claramente el torneo por tercera vez consecutiva goleando a más de uno y empatando un solo partido, ante Chile.
“Frente a Paraguay se lesionó Pontoni, así que me tocó dar la cara el resto del torneo. Cuando debuté ante Bolivia no estaba nervioso, aunque me veía un poco raro vistiendo esa camiseta. Ganamos por goleada, y yo marqué un gol. “Por aquel entonces, yo tenía sólo 21 años, pero jugué seis partidos, marqué seis goles y ahí terminó mi historia en Argentina”, recordaría Di Stéfano años después.
La “Saeta Rubia” fue uno de los tantos futbolistas que tuvo que abandonar Argentina y recalar en Colombia, en 1948, después de que estallara un conflicto entre el sindicato de futbolistas y el gobierno de Juan Domingo Perón que ponía un tope al sueldo profesional de los jugadores.
Jugando por el Millonarios de Bogotá lo descubrió Santiago Bernabéu, presidente del Real Madrid. A ese lo quiero en mi equipo, dijo el español. Empezaría la historia de un fichaje muy polémico. Era 1952.
La migración de futbolistas argentinos al futbol colombiano obligó a un acuerdo especial con sus contratos. Según la reglamentación hasta 1954 pertenecerían a los clubes en los que jugaban, pero después volverían a ser de los equipos originales y no podían ser traspasados.
Cuando Di Stéfano resolvió volver al River Plate, en 1952, el Barcelona llegó a un acuerdo con el equipo bonaerense y abonó una cantidad como adelanto. El jugador viajó a Barcelona y no pudo jugar porque el Millonarios reclamaba una parte del dinero que el presidente culé no quiso abonar. Gran error.
Entonces, el Real Madrid ofreció pagar el dinero que éstos pedían.
La Federación Española recurrió al arbitraje de la FIFA que salomónicamente dijo que Di Stéfano debería jugar dos temporadas con los merengues y dos con los culés. Era imposible.
El Barsa argumentó presiones políticas del gobierno franquista y como protesta decidió cancelar la operación. Le vendió su parte al Madrid y le pagó el resto al River Plate.
Todavía hay en las hemerotecas fotos de Di Stéfano vestido de culé cuando se la colocó para posar con el ídolo culé Ladislao Kubala.
El primer clásico de la temporada 1953-54 lo ganaron los merengues 2 a 0 con un doblete del argentino.
La “Saeta Rubia” estuvo 11 años en el Real Madrid. Conquistó 8 ligas y 5 Champions consecutivas, entre otros torneos. Metió 454 goles. Es su mayor figura histórica.
“Él podía defender. Él podía atacar. Podía correr, podía conducir la pelota y
usar la pierna derecha y la izquierda. Podía jugar en todo el campo. Fue el
jugador más completo que he visto en ningún otro lugar, y he visto muchos jugadores”, dijo de Di Stéfano su excompañero en el Real Madrid, el uruguayo José Santamaría.
Pero pese a su extraordinaria calidad nunca pudo jugar un mundial.
Cuando podía hacerlo con Argentina en 1950, los albicelestes decidieron no concurrir. En el siguiente con Di Stéfano jugando en el Real Madrid, Argentina tampoco fue a Suiza 1954.
Ya nacionalizado español el equipo extraordinario que tenía España no fue suficiente para clasificar a Suecia 1958. La última chance para “la saeta” era el mundial de Chile 1962.
En el penúltimo partido amistoso antes de viajar, Di Stéfano siente un tirón que le afectaría el nervio ciático. Resultado: perdía el último tren mundialista, el único campeonato que se le escapó a su gloria.
***