
Eliminatorias Mundialistas Uruguay-Argentina
Por Homero Fernández
Lunes 17.03.2025
Después de tantos años y de tantos partidos, Uruguay y Argentina se enfrentaron recién por primera por una eliminatoria mundialista en Montevideo cuando ya agonizaba el siglo 20.
En 1997, la capital uruguaya fue la privilegiada sede de un clásico para registrar en las estadísticas históricas, como lo había sido el primero en 1902 y el de la primera final de un mundial, en 1930.
Era el 12 de enero de 1997. Aunque ya había pasado el Día de Reyes, más de uno de los aficionados celestes debió desear su regalo: un triunfo de la selección uruguaya sobre su tradicional rival.
El equipo dirigido por Juan Autchaín llegaba a esa etapa de la clasificación del Mundial de Francia 1998 con cierta urgencia de conseguir buenos resultados.
Todavía, pese al eterno pesimismo de la hinchada oriental, no se avizoraba la tragedia de quedar eliminados. Cómo la iban presentir si en el plantel celeste había gente como Enzo Francescoli, Pablo Bengoechea, Daniel Fonseca, Fabián O’Neil, Álvaro Recoba, Darío Silva, Gustavo Poyet, Carlos Aguilera y Paolo Montero.
Sin embargo, como muchas veces, la realidad le gana a la ficción y ese día el regalo no llegó al estadio Centenario y el clásico quedó igualado cero a cero.
Uruguay buscó el gol insistentemente, pero la buena actuación del golero argentino y la falta de puntería celeste decretaron el resultado. Había sido un partido plagado de infracciones de uno y otro lado sobre una cancha en estado bastante lamentable.
Cuando un periodista de la televisión argentina hizo una relación histórica de la rivalidad de ambas selecciones, su compañero de transmisión no dudó en agregar que también el trámite del partido le había parecido acorde con esa tradición. “Un partido que por su juego me pareció viejo”, sentenció decepcionado.
Al terminar el partido con ese cero a cero (que luego se repetiría en la revancha de Buenos Aires el siguiente octubre) Uruguay y Argentina también mantenían el empate en la tabla de posiciones con 10 puntos cada uno, siete unidades por detrás de Colombia y cuatro debajo de Paraguay.
Argentina, que contaba con Gabriel Batistuta, Diego Simeone, Ariel Ortega y Hernán Crespo, era dirigido por Daniel Pasarella.
Desde el comienzo de la fase eliminatoria las críticas a la manera de jugar de albiceleste no cesaban.
En la edición siguiente a ese clásico aburrido, la revista El Gráfico puso en su tapa una foto del entrenador argentino con un título que imploraba: “¡Qué Dios nos ayude!” Y lo acompañaba con preguntas como: “¿Un punto en el Centenario nos debe conformar?” “¿Quién tiene la culpa de que se juegue tan mal?”
El desarrollo de las eliminatorias para el Mundial galo hizo caso a las imploraciones porque Argentina clasificó en primer lugar seguido de Paraguay, Colombia y Chile. Brasil, que había sido el último campeón mundial no participaba de esa fase preliminar.
Uruguay terminó sufriendo una nueva frustración mundialista quedando séptimo en la tabla con 6 partidos ganados, 7 perdidos y 3 empatados.
Un final trágico para una aventura que había empezado augurante con una victoria como visitante ante Venezuela por 2 a cero, con goles de Marcelo Otero y Gustavo Poyet.
Sin embargo, la situación fue tan inestable que la selección cambió de entrenador tres veces: primero fue Héctor Núñez, siguió Autchaín y terminó apelando a la supuesta buena fortuna de Roque Gastón Máspoli. Nada de eso sirvió y encadenó su segunda ausencia mundialista consecutiva.
Uruguay y Argentina estarán ahora frente a frente nuevamente para un nuevo clásico por eliminatorias.
En Montevideo, los celestes han ganado dos partidos y empatado tres.
Solo perdieron una vez, en 2009 por las eliminatorias del Mundial de Sudáfrica, aquella recordada jornada con Diego Maradona como entrenador albiceleste y su discurso incendiario.
Pero, bueno… esa será otra historia para contar.
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