
Eliminatorias Mundialistas Uruguay-Argentina
Por Homero Fernández
Jueves 20.03.2025
Argentina llegó al Estadio Centenario con Messi y Maradona en octubre de 2009, con el miedo de quedar fuera del Mundial de Sudáfrica. Era el sexto clásico rioplatense por eliminatorias que se jugaba en Montevideo.
El último partido de la fase eliminatoria para el Mundial de 2010 entre Uruguay y Argentina se jugaba el 14 de octubre de 2009. Argentina llegaba con 25 puntos y Uruguay tenía 24.
Si la celeste ganaba se clasificaba en el cuarto puesto. Pero si triunfaba Ecuador, que jugaba en Chile, dejaba afuera a Argentina y a Uruguay, si la celeste no conseguía los tres puntos.
Los argentinos habían tenido muchos resultados adversos. Inclusive Bolivia les había derrotado 6 a 1. Tuvieron que cambiar de técnico a medio camino.
Diego Armando Maradona por Alfio Basile, el mismo que le había rescatado para el Mundial 1994.
A la sombra, como manager, vigilaba el doctor Carlos Salvador Bilardo.
Además, había que agregar las tensiones acumuladas en la interna del equipo por los constantes choques entre Maradona y Bilardo, y de ambos con la prensa.
Tal vez el miedo a perder esa noche hizo que Maradona dispusiera ante Uruguay un esquema defensivo apostando todo al contragolpe.
Por su parte, Washington Tabárez armó un equipo ofensivo que se notó desde los primeros minutos del partido, aunque sin resultados.
Sabiendo que un empate los clasificaba, poco a poco, los argentinos se dedicaron a tener la pelota y a enfriar el ánimo de la tribuna uruguaya y de su equipo.
Una bocanada de oxígeno llegó para Uruguay cuando se supo que Chile, dirigido entonces por Marcelo Bielsa, se había puesto en ventaja 1 a 0.
Cuando faltaban 6 minutos para terminar el partido en el Centenario y con los celestes con 10 jugadores, por la expulsión de Martín Cáceres, Lionel Messi, que no había tenido mayor trascendencia en el partido, tomó la pelota para ejecutar un tiro libre y su decisión cambió el resultado.
En lugar de levantar un centro dio un pase a Juan Sebastián Verón que buscó el arco de Fernando Muslera. La pelota rebotó en la defensa y le cayó a Mario Bolatti, que había entrado por Higuaín 4 minutos antes.
“La jugada fue casual”, recordaba Bolatti. “La idea era ir a buscar el centro. Di unos pasos hacia atrás y la pelota de Verón rebotó dos veces en la defensa y me salió de parte interna contra el palo. Cuando la vi entrar no lo podía creer. Fue un desahogo porque fue bravo lo que sufrimos en esa parte de la eliminatoria”.
A un lado de la cancha, Maradona escenificaba el alivio y la alegría cayendo abrazado con un utilero. Al terminar, alquien tomó del brazo a Bilardo y lo empujó hacia Maradona. “Ustedes dos no pueden estar peleados”, les dijo.
Entonces el entrenador campeón del mundo en 1986 abrazó a su capitán de la gesta mexicana y lloró con él, mientras no perdía tiempo de lanzar al aire insultos dirigidos a sus críticos.
Después, en conferencia de prensa, Maradona tampoco desperdició el momento para desahogarse. Recurrió a su discurso beligerante, pero esta vez le agregó un toque de vulgaridad.
Primero agradeció y después disparó: “Para los que no creyeron en esta Selección, para los que me trataron como una basura, estamos en el Mundial. Yo soy blanco o negro. Gris, no voy a ser en mi vida. Para los que no creyeron, con perdón de las damas… Que la chupen. Que la sigan chupando”.
Con tanto alboroto, pasaba desapercibido que además de clasificar al Mundial, con el gol “casual” de Bolatti, Argentina había conseguido romper el invicto del Estadio Centenario en un clásico rioplatense por eliminatorias.
Por su lado, con la derrota, Uruguay tenía que irse otra vez al repechaje, ahora ante Costa Rica, para poder llegar al Mundial de Sudáfrica donde, como sabemos, se escribió una historia diferente para ambos rivales: Argentina eliminado en cuartos de final y Uruguay disputando las semifinales con gusto a gloria.
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